Lo prometido es deuda, y aquí tienen unas palabritas sobre los diez discos del año (excluyendo la música clásica) elegidos por los críticos musicales de El País. Para facilitarles la tarea, les he incluido antes de mis pareceres el texto de cada crítico.
No olvido que he prometido a algunas amigas mi lista de discos del año, pero la verdad es que no sabría qué decirles. No estoy demasiado a la última, y tengo la costumbre de llegar a los discos casi siempre tarde, además de que sigo viviendo de las inagotables rentas de los sesenta, setenta y ochenta, donde se hizo música más avanzada y vanguardista que la mayoría de la que se hace ahora (o al menos de la que trasciende). Pero para no defraudar a mis amigas, y de paso hacerles un regalo, les incluyo al final de esta entrada un enlace donde podrán descargarse un disco. Hace unos años sentí la necesidad de recopilar temas que me gustaban, fueran del estilo que fueran, y sin mucho miramiento colocarlos unos detrás de otros y componer un álbum, al que llamé Los sonidos de la Luna (que ya va por su quinto volumen, éste último doble). Por supuesto, el mérito del disco es el de los compositores e intérpretes que aparecen en él, y mi mérito es simplemente disfrutarlo, y pasarlo a mis amigos para que ellos también lo disfruten, descubriendo tal vez a algún prenda cuya discografía les alegre aún más la vida. Aun así, cualquier melómano aficionado posiblemente conozca todos los temas que el disco contiene, pero resulta curiosa la mezcla, y escuchar las transiciones entre uno y otro. Así que ahí al final llevan el primer número de Los sonidos de la Luna, con todo mi cariño. Y ahora les dejo con este carnaval de despropósitos. No les incluyo enlace alguno a los discos criticados porque saben ustedes dónde los pueden conseguir. Suyo de ustedes…
Wilco – Sky Blue Sky
Quizá haya que agradecer a la migraña crónica del líder de Wilco, Jeff Tweedy, la actual regresión del grupo de Chicago a terrenos menos ruidosos. Tras los experimentos y distorsiones de su anterior disco, A ghost is born, Wilco ha vuelto este año a sus raíces, más cercanas a Gram Parsons que a Sonic Youth. Si un álbum resulta igual de confortable en invierno que en verano, suele ser un clásico. Y Sky blue sky lo es. L. Portela
Cancioncitas melosas que me recuerdan a mi adorado McCartney, sólo que estos muchachos las hacen con treinta años de retraso. Como Wilco no son (como Wings) la Virgen de los Reyes, acaban recordándome también a Los Pecos con ese chimpún bobalicón sobre el que se desarrollan todas sus cancioncitas, mientras que con esa voz de su cantante, que imita a tantos y tantos que cantaron así, sencillamente, por supuesto sin riesgo de herniarse, consiguen el efecto sentimentaloide sin el cual ninguna canción que se precie tiene hoy día éxito ninguno. Temitas ridículos, voz ridícula, aspavientos ridículos, ridiculez al cubo.
Deluxe - Fin de un viaje infinito
En 2005, Xoel López, es decir Deluxe, se sacudió los complejos y ataduras del indie rock. Los jóvenes mueren antes de tiempo fue un buen comienzo que ha continuado con este Fin de un viaje infinito, donde elabora un pop rock, personal y moderno. Es su disco más profundo e intenso pero a la vez liberador. Y con un mérito por encima de todo: la recuperación de atmósferas de clásicos españoles como Aute o Nino Bravo vistos desde el prisma de un chaval de 30 años que escucha a Interpol o Arcade Fire. El presente del rock español. L. P.
Idéntica crítica que a Wilco, pero con varios agravantes como la pachanga de guitarritas de campamento, y que, además, a este pájaro se le entiende mejor que a los otros: “Hay colillas en el suelo / y nadie quiere limpiarlo / he colgado en las paredes / cuadros de calles desiertas / si me sacas de este túnel / y abres todas las ventanas / saldré para siempre”. ¡Madre del amor hermoso!
Orchestra Baobab – Made in Dakar
La Orchestra Baobab nació en Dakar (Senegal) a comienzos de los años setenta. De formación panafricana, compitió con la Star Band en la mezcla de tradiciones mandingas y wolof con vibraciones cubanas. En Made in Dakar, su apuesta más reciente, la Orchestra revisa viejas y espléndidas piezas como Cabral, Sibam y Ndéleng Ndéleng, pero sobre todo logra una brillante conexión de africanías varias y meneos caribeños transculturados. Youssou N'Dour repite. Javier Losilla
Seguimos con la pachanga, esta vez transculturada, y ahora con una imitación africana y turulata de los ritmos de Compay Segundo, ya de por sí capaces de poner frenético hasta al Santo Job. Por supuesto, señores, es música africana, y quien diga algo contra ella además de racista es un purista y un intransigentista… Cualquier disco de Barrio Sésamo tendría música más inteligente. ¡Qué digo, escuchen la banda sonora de Los Teleñecos en la Isla del Tesoro!
Ornette Coleman – Sound Grammar
El viejo león de las vanguardias ha vuelto a sus viejos-buenos tiempos con su mejor disco en décadas. Un compendio de su nueva filosofía, esa "gramática de los sonidos" que, en las manos del saxofonista, se traduce en una música aventurada, poética y decididamente hermosa. Sound Grammar tiene el brillo de otros tiempos; la obra de quien, a sus casi 80 años, lo ha dejado todo para abandonarse a la urgencia creadora. Una obra maestra sin paliativos. J. M. G. M.
Jugando sobre seguro, nos proponen este disco de un Coleman que, lo siento, nunca fue santo de mi devoción. Reconozco, sin embargo, que siempre hizo una música que se me escapaba por arriba. Y también reconozco que este disco suena realmente bien. Eso sí, no he parado de reírme durante varios minutos pensando en la carita que pondrán los fans de Wilco y Deluxe al escuchar esta recomendación… Je, je… Bueno, al menos un acierto.
Robert Plant & Alison Krauss – Raising Sand
¿Un disco de versiones con el vocalista de Led Zeppelin y la reina del bluegrass mano a mano? La conjunción parecía improbable, pero Robert Plant y Alison Krauss, ayudados por el productor T-Bone Burnett, pueden presumir de pequeño milagro: él no grita, ella no empalaga y ni siquiera sacralizan el dueto por el dueto, pues a menudo uno de los dos se limita a las armonías vocales. Entre ambos van meciendo al oyente por el amplio espectro de la americana (folk, R&B, soul, country...), lo acarician y lo desasosiegan a un tiempo. Tejen un halo dulcemente lúgubre, como de gótico sureño, sostenido por los selectos músicos de Burnett (Marc Ribot, Jay Bellerose, Norman Blake...) y un repertorio oscuro, lejos de lo obvio. R. Fernández Escobar
Claro, él no grita y ella no empalaga, y se vienen ambos a un centro aburrido que consiste en lo siguiente: se busca un ritmito simpaticón, con sonidos curiosos y tratados con los filtros adecuados, y ya está hecha la canción. Se repite todo hasta la saciedad dejando en manos de la ingeniería y de las dos voces el encanto del temita. Más chimpón pirulero pero con pretensiones ambientales. Disco empalagoso hasta el vómito, aunque lo mismo como banda sonora daba el pego. Pero disco del año… Muy malo ha tenido que ser el año…
Rufus Wainwright – Release The Stars
Enfático, grandilocuente, espectacular, manierista. Todo en el universo de Rufus es polisílabo por puro barroquismo. El hijo de Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle pretendía que este quinto álbum fuera el más comercial y accesible de su carrera. No lo consiguió del todo. Nuestro mesías gay atesora demasiado talento como para limitarse a las estructuras de estrofa-estribillo-estrofa. Por eso aquí hay armonías impredecibles, fraseos casi operísticos, emoción a raudales. Y una voz sin apenas parangón en la música popular. Haga la prueba con Nobody's off the hook y sus violines plañideros. O con la quietud desolada de Leaving for Paris. Rufus es de otra galaxia. F. Neira
¡Uy, Dios santo, un músico que no se limita a las “estructuras de estrofa-estribillo-estrofa”! Esto no pasaba desde Monteverdi por lo menos... La verdad es que, visto lo visto, casi habría que darle el Nobel de música… ¿Que no existe? Pues se crea para este buen hombre. A mí cuando en un tema el pianista pone los deditos alternos así a modo de garra, y se lleva toda la cancioncita aporreando el piano sin cambiar de ritmo, me pone de los nervios. Este Rufus no tiene una gran voz, su música es tremendamente previsible, a la ópera se le parecerá, seguramente, cuando forma mucho jaleo (usualmente al final de sus temitas), y comercial su álbum es que no se pueden ustedes imaginar. Otro disquito para escuchar muy bajito mientras cenas con velas en un McDonald.
Thunder Canyon – Smokey Rolls Down
Se suponía que este disco iba a ser el Blood on the tracks de Devendra, la crónica doliente de su separación de Bianca Casidy, la mitad de Coco Rosie. Por contra, nos deslumbra con un manifiesto práctico de libertad creativa, saltando de música en música, polinizándolas con su risueña locura, generando un torrente de mutaciones folkies, psicodélicas o tropicalistas. La única reserva posible es su desaliño general, muy chirriante en sus letras en español: si existe tal cosa como un productor especializado en disciplinar y potenciar la genialidad freak, debería llamar a Banhart. D. A. M.
Sobre este disco me niego a escribir. Tienen que escucharlo para creerlo. Váyanse por ejemplo al tema 4º, Seahorse, que empieza con uno de esos arpegios que yo hacía de jovencito, cuando no sabía tocar la guitarra (y por eso la dejé, claro), y que continúa con una copia burda del ritmo del Take Five de Brubeck. Vamos, de juzgado de guardia el disquito del año. ¡Aaaaahhh, pero si la crítica es también del Manrique! Je, je, este tío me mata...
White Stripes – Icky Thump
Led Zeppelin resucitó en 2007, justo el año en que no había necesidad de su blues-rock, gracias al arrollador Icky thump. Aunque resulte mezquino reducirlo a su querencia zeppeliniana: el traslado de Jack y Meg White a Nashville parece haber reanimado su curiosidad, evidenciada en la presencia de gaitas o el rock-mariachi de Conquest. Pero la canción matadora de este álbum de Las rayas blancas es You don't know what love is (You just do as you're told), que huele a cosecha de los sesenta. Tantas referencias retro no deberían despistarnos: su arma secreta es el sentido lúdico. D. A. Manrique
Miren, yo pasé del Manrique hace años, y hace años que trato de no leerle nada para no cabrearme, pero por ustedes me he leído este párrafo demencial. Porque miren, que este individuo (que sabe mucho más de conservar su estatus periodístico que de música) diga que este disco es la rehostia al vino, pase, al fin y al cabo también se dice eso de los discos de Iglesias o Raphael; pero que me compare a esta parejita ñoña con los Led Zeppelín es para mandarle los padrinos. Disquillo con algo de ruido, que suele ser confundido con la fuerza y el arte rockero por niñatos como éstos y por pasteleros como el Manrique.
Andy Palacio & The Garifuna - Wátina
Este sorprendente proyecto colectivo recuerda a Buena Vista Social Club. Los protagonistas no son los viejitos cubanos sino músicos garífunas, de diferentes generaciones y países. Los garífunas son descendientes de esclavos africanos rebeldes e indios caribes. Wátina se grabó en una comunidad costera garífuna de Belice, con artistas como el septuagenario Paul Nabor, el hondureño Aurelio Martínez o el propio Andy Palacio. Una música sencilla, auténtica y emotiva, de voces, guitarras y percusiones para un disco histórico. C. Galilea
Otro exponente de música étnica, adjetivo que sirve al parecer para calificar de música sencilla lo que es una música simple e hiperpesada. La Charanga del Tío Honorio pero sin gracia. Eso sí, ritmos africanos, así que todo el mundo cuidando ese racismo…
Robert Wyatt - Comicopera
Ser es así a veces, cantaba Nina Simone. Del mismo encoger de hombros que define la existencia nace esta gran obra en la que rabia, desconsuelo y perplejidad viajan con el placer de vivir incluso si uno, como es el caso, está en una silla de ruedas. Quizá el mejor disco del ex batería de Soft Machine y mártir de la psicodelia desde Rock Bottom (1974), su gran obra maestra. Traumas nuevos como el alcoholismo asisten esta vez al británico, que nos regala con esa voz que no se parece a ninguna sobre un fondo de cool jazz y la ayuda de los viejos amigos (Phil Manzanera o Brian Eno). Iker Seisdedos
Bueno, a ver, para terminar un disquito algo más complicado. No obstante, nada que ver con un gran disco, eso para empezar. El señor Wyatt es patoso hasta la hartura, y la complicación le viene de algunos destellos de Eno, que agradan más como antiguos retales de los tiempos del Rey Púrpura que mejorando en sí los temas. Y no es de extrañar, porque anda por ahí el señor Manzanera, recuerden, aquel que metió en el festival de Leyendas de la Guitarra de Sevilla nada más y nada menos que a Don Miguel Bosé. En fin, un disco que sin ser pésimo yo no escucharía una segunda vez, la verdad.
Y ahora, para que en desagravio por tanta hiel me pongan ustedes a caer de un burro...
11 comentarios:
Nunca he entendido como funciona este share....
Sería un regalo si me dieras la clave de este invento :))
Merci!!
un abrazo musical sin toz ;)
Bueno, Gaëlle, no es complicado. Rapidshare es un servicio de pago. No obstante, cualquiera puede subir gratis lo que quiera (con ficheros de 100 Mb o menos), y a cambio obtiene la dirección en la que ese fichero se encuentra. Entonces puedes publicar esa dirección para que la gente se baje tu fichero. Ahora bien, como es un servicio de pago, para que puedas bajarte ese fichero tendrías que pagar y bajártelo sin molestias, o superar algunos pequeños obstáculos para bajártelo gratis: cuando entras en el enlace debes pulsar el botón FREE. En ese momento, comienza a funcionar una cuenta atrás que suele durar entre uno y tres minutos, y cuando el reloj llega a 0 te dan una clave que introduces y comienzas a bajarte el fichero sin problemas. Eso sí, si inmediatamente quieres bajarte otro, y dependiendo del tamaño del bajado con anterioridad, deberás esperar entre unos minutos e incluso hora y media. En el caso del disco que he colgado sólo consiste en un fichero, así que lo podrás bajar sin demasiado problema. Espero no haberme enredado demasiado en la explicación. Si tienes cualquier problema, ahí tienes mi dirección de correo. Espero que disfrutes de la selección. Besos.
Creo que he dicho alguna vez que soy torpe y si no he dicho antes lo digo ahora..torpe, torpe... y hoy además, cansada...
De todo me quedo con los sonidos de la luna ¡¡faltaba más !!
Saludos
Nada de nada.....ni luna 1, ni nada....al final voy a tener que escuchar a los mojinos esos.
¿De verdad os gustan?
Saludos
Es demasiado largo lo que escribí, y requiere incluso más trabajo que el que yo me tomé, pero bueno, ahí está, no hay prisas. Y bueno, hija, los Mojinos son simpáticos, aunque tampoco es que los tenga como preferidos y los escuche todos los días... Para un viaje en el que quieres pasar un buen rato acompañado no vienen mal, como si escucharas una chirigota. Oye, ¿no te puedes bajar Los sonidos de la luna? Dímelo si tienes problemas...
Mil gracias por las explicaciones. En cuanto termine la locura de esta semana, me pondré a descargarlo.
un abrazo
Me ha encantado el varapalo.
Me pongo a descargarme los sonidos lunáticos :-) a ver qué pasa...
Gracias por el regalo: es como tenerte en pedacitos...
Un beso.
Qué maravilla Pavarotti y la música maravillosa! Es una voz especial que le brota sin esfuerzo ninguno. Nos ha dejado bellísimas interpretaciones. Hermoso tu post y muy instructivo. Abrazote
Coincido con el disco de Wilco, para mi el mejor del año. Deluxe probablemente es uno de los mejores del panorama español. Coleman un fuera de serie y Rufus una auténtica joya. Sobre el resto no opino.
Gracias por compartirlo. Saludos.
Jaja, veo que Sir y el amigo Luis coinciden al 100% en sus comentarios. Viva la varieté...
Querida Gaëlle, que no se termine nunca la locura... Ah, espera, que tú hablabas de otra locura... Vale, vale, venga, que se termine esa locura y puedas disfrutar de los sonidos lunares cuanto antes. Aunque espero estar a la altura de una genio (¿genia? feministas, please, ¿me lo aclaran?) de la música como tú... Besos.
No sabes, Ana, cuánto me ha gustado que mis exabruptos le encanten. Espero que mis pedacitos obtengan de tu finísimo gusto al menos un aprobado, pero sobre todo espero que los disfrutes. Besos por piezas.
Querida Rosa María, encantado de que hayas disfrutado con este buen hombre, que, a pesar de todos los bombos y platillos, nos ha dejado un poquito huérfanos. Gracias por la visita y un beso.
Amigo Luis, como dice Ana, viva la variedad, aunque con todos mis respetos (los que tú sin duda mereces), diría que el panorama español debe andar la mar de perjudicado si Deluxe es uno de los mejores grupos. Con Rufus te admito que pueda haber alguna remota duda, aunque muy remota, pero con Wilco no la tengo: para mí es un disco lamentable, pero sobre todo ello la variedad, y la libertad de escuchar cada uno lo que le produzca más disfrute. Así que esperos que tomes mis críticas como yo tomo tus gustos: ganas de compartir sentimientos. Gracias por tu visita y por tu blog. Un abrazo.
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