domingo, 13 de enero de 2008

Tres deseos

Para Aires, que transita otros mundos

Si ahora encontrara una de esas lámparas mágicas, y al frotarla apareciese un genio con la oferta acostumbrada de los tres deseos, creo que no albergaría duda alguna: primero le pediría que mis hijos tengan la vida más feliz que puedan tener. Segundo, solicitaría al buen genio que ningún niño en este mundo padezca sufrimientos más allá de esas pequeñas contrariedades que a los niños les sirven para crecer responsables y sanos. Tercero, pediría sin la más ligera vacilación poder abrazar dos veces a mi madre. Al resto de la vida la dejaría seguir con su curso mezquino y gris.

12 comentarios:

La de la ventana dijo...

Ojalá encontraras a ese genio...

Deseos tan hermosos merecerían poder cumplirse fácilmente.

une étoile... dijo...

Sir John,
Salgo de un concierto Schubert en la Maestranza (precioso y muy emotivo, a pesar de un público -gran parte, al menos- de vergüenza: toces, aplausos intempestivos, pfffff) y tus palabras me llegan al alma. Son tres deseos tan nobles...Sólo nos queda la esperanza
Abrazos

Anónimo dijo...

Si fuese propietaria de una varita mágica...te los concedería.

Saludos

Cyllan dijo...

Todos deberíamos tener una lámpara para que se cumplieran esos dos primeros deseos. Yo también diría algo así. Respecto al tercero... Mmm prefiero dejar el pasado donde y como se quedó, jugar con el tiempo me daría demasiado miedo.
Un abrazo.

leo dijo...

Ojalá se te cumplieran esos deseos, Sir.
Qué ternura tus chavales.
Besos.

Sir John More dijo...

Querida Teresa, te agradezco tu deseo, y bienvenida (si alguna vez visitaste antes mi blog, perdonarás a este desmemoriado, ¿verdad?).

Fíjate, Gaëlle que es esa palabra, esperanza, una de las que menos me han gustado desde hace muchos años. Imagino que la juventud debería estar reñida con la esperanza, y por contra estar más apegada al amor propio y a la determinación, a la fuerza. También imagino que con el tiempo uno, a fuerza de rendiciones, va echando mano de ese espejismo. No obstante, sigo optando por la belleza más que por la esperanza, tal vez una señal inequívoca de que aún tengo rastros de juventud en mi interior. Además, juraría que con la palabra esperanza estás refiriéndote a los sueños, que son otra cosa muy distinta. Por ejemplo, el sueño de asistir algún día a un concierto donde todo la audiencia sienta la música, y por tanto respete los silencios y los tiempos. Besos alegres de escucharte.

Venga, Luna, me vas a decir que un hada como tú no tiene una varita mágica... Vamos... :-)

Saludos, Cyllan, me alegra leerte. En cuanto a lo que dices, fíjate que he puesto que sólo querría darle dos abrazos a mi madre: uno para descargar todo este dolor que me llena, y otro para que, una vez calmado, pueda mirarla a los ojos para decirle con una sola mirada todo lo que siento por ella y todo lo que le debo. Luego el tiempo podría seguir su curso... Un beso.

Ay, Leo, te echaba de menos. Bueno, tus palabras, porque estoy seguro de que ambos andamos haciéndonos visitas silenciosas. Sí, están hermosos estos dos papafritas... Ni siquiera las varias veces al día que me asaltan instintos filicidas impide que los quiera como no podré querer nunca a nadie. Ahí andábamos en Irlanda. Un beso muy fuerte.

Francisco Sianes dijo...

Permítame, amigo, que se lo dedique "a posteriori":

http://latorredemontaigne.blogspot.com/2007/12/insomnio.html

Un abrazo.

Sir John More dijo...

Querido Francisco, me siento honrado y no menos conmovido con esta dedicatoria. Pocas veces se me dará el caso de que alguien me brinde un texto como el suyo, tan hermoso, pero sobre todo tan cercano y emocionante. Ni la verdad ni la mentira, ni la lucidez ni el dolor seguirán nunca caminos rectos y abiertos, usted lo sabe muy bien, y da gusto encontrarse a gente que, perdida como yo en los laberintos inútiles de los días, muestra en el brillo de sus ojos o en el susurro de su pluma que la desdicha tiene resquicios. Un abrazo fuerte.

Pd.- No soy tan valiente como usted. Puedo publicar mis exabruptos contra la esperanza, contra la norma, contra el hombre y contra el mismo Dios, pero no me atreví a publicar ninguno contra la mujer. Algo hay que aprender de su juego de burla y disparos…

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Qué especialmente frágil se nos antoja la vida de nuestros hijos. Uno tiene la esperanza de que no lo sea tanto. De que sean sólo esos temores aprensiones del cariño. De que tengan mucha más fuerza de la que les suponemos. Ojalá. Pero mientras tanto...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Vaya par de lloricas....
Pues crecerán fuertes y sanos, serán felices y tendrán penas y así debe ser para conocer la diferencia.
Sir, buscando en el arcón no encuentro la varita, aunque he encontrado el manual de dar patadas en la espinilla.

Saludos y buen día.

Luis López dijo...

Muy apegado a la familia ¿hay algo mejor?
Saludos y aunque no existan las lámparas siempre será posible la felicidad al lado de los nuestros.

Sir John More dijo...

Claro, Luna, estoy seguro de que tanto Diarios como un servidor tenemos mucha, muchísima confianza en estos enanos, pero hay algo interior e inevitable que te obliga a preocuparte tanto por ellos, y a rogar a los dioses que los proteja del azar. Por supuesto, sabemos que su felicidad va a depender poco de los dioses y mucho de ellos mismos... y del azar. Como dice Diarios, mientras tanto... Besos para ambos.

Querido Luis, las circunstancias de los últimos años me hicieron distinguir mucho entre las distintas familias que componemos, la que te creó, y la que tú ayudas a crear. Provocan sentimientos bastante diferentes, pero igualmente enormes. Sí, la familia es lo mejor que se puede tener, pero siempre que no te impida mirar al mundo, transitar sus rincones... Un abrazo.