miércoles, 24 de junio de 2009

En la misma noche…

ajuar funerario En la penumbra de una habitación extiendo una serie de abalorios funerarios sobre una tela color crema. A mi lado se encuentra mi hijo mayor, ayudándome. Súbitamente advierto que la muerte no está aún decidida, que se sorteará entre otra persona y yo, y que si soy el agraciado al cabo de unas horas todos esos abalorios arderán conmigo para siempre. Y cayendo en ello me entristezco profundamente y lloro haciendo cuentas de lo que perderé, de que todo lo que tengo se perderá entre la ceniza, que dentro de unas horas tal vez no vea más a mi hijo mayor, ni al pequeño, ni a mi mujer, ni a nadie...

Toro suelto Pero ahora hay un toro suelto por la Carretera de Carmona, en la luz desvaída del amanecer. Un toro rojizo y poderoso que comienza a perseguir a un hombre de edad. El hombre trata de sortear al animal sin éxito, mientras nosotros miramos la escena sobrecogidos, y desde un lugar alto que no existe. De pronto el toro se revuelve, y aunque está lejos pienso que sería interesante salir de allí, y al pensarlo se lo estoy diciendo a mi mujer y a un amigo. Nos volvemos para escapar y estamos en la Avenida de la Constitución, junto a la Catedral, donde una muchedumbre se agita por algo que descubro por pura intuición. Otro toro, éste más joven, delgado y nervioso, aparece cuando la gente se aparta aterrorizada, y yo, al tratar de retroceder tropiezo con mi mujer y mi amigo y caigo al suelo.

Alfonso del Real Todo está ahora en calma. Paseo por calles estrechas de Sevilla, en la luz pálida de un crepúsculo casi noche, y en una de esas calles me encuentro con Alfonso del Real, que camina delante de mí remiso y tambaleante. Me acerco a él. Un inmenso cariño y una profunda pena me embargan al verlo. No sé si es el alcohol o la vejez lo que lo abruma, tal vez ambas aflicciones, pero parece no saber lo que se hace. Camina apesadumbrado, parándose de cuando en cuando, como buscando inocente alguna ruptura de lo esperable. Le hablo y él adapta su paso al mío sin esfuerzo, con naturalidad, sin caer en la pesadez de los bucólicos o los borrachos, y así caminamos juntos. Un poco más arriba de la calle entramos en un local lleno de gente, una especie de antiguo teatro o cine convertido en sala de actos, donde alguien va a intervenir para dar una conferencia o interpretar escher relativityalguna obra. Alfonso se levanta de su asiento y se dirige en voz alta a esa persona, arrastrando las palabras, viejo y perdido, y yo me siento incómodo, pero en el aire flota la sensación de que es un hombre que merece un homenaje porque la vida sólo le deparó vejez y soledad…

Con el escenario más borroso, observo desde una ventana cercana al techo un largo recinto lleno de estantes. Sigue siendo de noche y las luces están apagadas. La estancia está cerrada y levemente dibujada por el alumbrado tímido del exterior. En la puerta de cristal, por fuera, diviso a una mujer joven. Me coloco allí precisamente por ella. La miro, la acecho con deseo, dejando volar mi imaginación entre intimidades y confidencias. Tal vez sea la tienda en un hotel, parte de un intrincado laberinto donde persigo una mirada, sólo una mirada...

domingo, 21 de junio de 2009

Romanticista…

Una amiga me envía una invitación en Facebook para un juego, que consiste en saber con qué movimiento del arte te identificas, o para decirlo como realmente te lo presentan, qué movimiento del arte eres. No soy partidario de estas cosas, pero ya se sabe, de pronto te da por ahí y… Total, que respondo a unas cuantas preguntas salpicadas de faltas de ortografía, aunque curiosas en las respuestas que dan a elegir. Intento ser sincero, y en casi todas las preguntas la respuesta es la más cercana a la que daría libremente. La conclusión ha sido la siguiente:

Eres el Romanticismo. Tu uso de los colores oscuros sobre tonos cálidos y brillantes, denotan tu sensibilidad y dramatismo. Lo exótico y lo diferente son tu fascinación, buscas la expresión personal mas allá de la belleza y la exaltación de las emociones, las pasiones y los sentimientos. Tienes un carácter melancólico y pesimista, pero aun así, crees en los finales felices, aunque para ti la felicidad sea algo que solo llega después de la muerte. La búsqueda de la verdad, la libertad y el amor es el principal motor de tu vida.

Joder, debo leer más horóscopos, porque salvo en lo de la felicidad post mortem me parece que lo han clavado…

Minuencia genérica

Tenerife 2 — Mi hija está en Londres —dijo X-una—, de viaje de fin de curso.

— Qué buen viaje —contestó Y—, y qué envidia, porque mi hijo fue hace poco de viaje de fin de curso a Tenerife. Y no es que aquello sea feo, pero desperdiciar esa oportunidad de viajar al extranjero, de conocer algo realmente distinto…

— Claro. ¿Y de veras que eligieron Tenerife?

— Bueno, en su clase eligieron París, pero en el resto de clases votaron por Tenerife. No importa demasiado, al fin y al cabo todos iban a ligar…

— ¿Todos? —intervino X-dos—. Y todas, ¿no?

— Querida X-dos, usé el genérico…

— Pero no está mal dejar claro que hablas de…

Tenerife 1 — Vamos a ver, X-dos, pensemos un poco. Coincidirás conmigo en que el genérico existe, y que podría ser usado con buenas intenciones. No obstante, me pides el uso de los dos géneros, y para ello te puede animar sólo una de dos razones: la primera sólo sería posible si antes de usarlo yo me hubiera estado refiriendo exclusivamente a los compañeros masculinos de mi hijo, pero éste no es el caso, ¿verdad? Hablé de la clase de mi hijo. Te creo suficientemente inteligente como para haberte percatado de esto. La segunda posible razón es que tú, por un motivo que no alcanzo a distinguir, sospeches que yo, al decir que “todos iban a ligar”, me estaba refiriendo sólo a los compañeros masculinos de mi hijo, y no a todos sus compañeros, masculinos y femeninos. Ya digo que no dudo de tu inteligencia y que descarto la primera razón, por lo que me quedo con la segunda. Así pues, tu pregunta no es más que un insulto, porque consideras que soy capaz de pensar en las amigas y amigos de mi hijo, y luego considerar que ellos van al viaje a ligar con ellas, mientras que ellas adoptan el papel pasivo que todos los machistas, incluido yo, pretendemos asignarles…

OLYMPUS DIGITAL CAMERA         — Bueno, no exageres —interrumpió X-dos—, yo no quería…

— Pues si no era ésa tu intención deberías dejarte de tanto feminismo barato y tratar a las personas como tales personas, y no como a mujeres sojuzgadas y hombres maltratadores en potencia. Tu pregunta me insulta, pero no te preocupes, creo sinceramente que es un paso más que debéis dar algunas personas para conseguir que algún día las mujeres y los hombres seamos eso, personas.

— Creo que exageras… Además, aún no me aclaraste si hablabas de compañeros y compañeras, o sólo de compañeros.

— Por supuesto que hablaba sólo de los compañeros. Por dios, ¿cuándo se ha visto que las niñas tomen la iniciativa a la hora de ligar? Perdonadme, tengo cosas que hacer…

Me suena…

Papel arrugado

jueves, 18 de junio de 2009

Tan cerca del balcón…

Escribir. Podría escribir sobre ese joven elegante que, en la Florencia de 1981, bajaba por una rampa quizás desde el Giardino di Boboli, o tal vez de San Miniato al Monte, quién sabe, con su traje blanco, las manos en los bolsillos y llorando como un enamorado recién despedido; aunque más bien contaría la reunión de suavidades y asombros en que mi memoria convirtió aquel encuentro. De todas formas, para situar el asunto tal vez habría de comenzar con Nieves, con su cabello largo y rubio y esa serenidad suya que era como el agua de algunos El Duomo y el Batisterio de Florencia desde el Piazzale Michelangeloarroyos, limpia y oscura, grácil y pasajera. De lo que estoy seguro es de que se me rompió una chancla, alguien me la pisó por detrás y no alcanzo a recordar cómo solucioné el problema. Porque paseando por Roma remojaba luego (o quizás antes) los pies en cada fuente, y posiblemente entrara en la Plaza de San Pedro con los pies mojados, con cuidado de no pisar el círculo de tiza que los carabinieri habían dibujado en la plaza, indicando el preciso lugar donde había ido a parar uno de los cartuchos que mes y medio antes habían disparado contra Juan Pablo II. Íbamos de peregrinación salesiana, aunque lo cierto es que a mí me empujaban razones más mundanas: la economía del viaje y dos niñas que me encantaban, y que sin atender a aquel chiquillo pasmado consiguieron desdibujar a toda Italia, con la excepción de cuatro detalles que resistieron al amor.


Porque el bajorrelieve sobre el mármol, aunque pequeño, era asombroso. Imaginé sin dificultad al preso pasando sus días ante aquel ventanuco enrejado, con aquella ciudad tendida a sus pies encadenados (¿Florencia?), y tallando pacientemente el perfil del hombre gordo, tal vez un cardenal, y las torres y cúpulas de una ciudad inalcanzable. Y qué decir de los pies titánicos de los apóstoles en San Juan de Letrán, o de la barata pizza margherita de Verona, muy cerca del balcón, con un sabor que se quedó a vivir en mi gusto para siempre. Por cierto, en la Basílica de San Pedro, tras aturdirme con la Piedad y extasiarme como una hormiga en aquellos espacios, busqué una columna y me senté en el fresco suelo, masticando ideas que aún hoy sigo rumiando. Juraría que elegir la cara posterior de la columna, la que daba la espalda al altar, quiso significar algo. Como también debió significar algo aquel rato que pasé sentado en un rincón del patio de alguna casa señorial salesiana, rajeando autista una guitarra sin acorde, dejando que las cuerdas sonaran libres y tristes, como yo mismo creía sentirme.


San_Giovanni_in_LateranoAhora podría escribir sobre Pisa, sobre Asís y sus delicados viñedos, o sobre la propia túnica, cilicio de esparto de aquel amigo de los animales que entonces me emocionaba con la obviedad de sus canciones ingenuas sobre animalitos de Dios. O podría tratar de recomponer la imagen desvaída de una iglesia de Turín, que permanece en mi cabeza con una disparatada iluminación azul y fucsia. Y también podría buscar las razones de que Venecia se mostrara tan exacta, tan falta de misterio, tan ensombrecida por el sol cegador de julio. Sobre Murano y sus cristales blandos, sobre una Capilla Sixtina lejana, diminuta, inescrutable para los ojos impacientes de aquel jovencito enamorado, y las tiritas que busqué en una farmacia escondida en los soportales de la Piazza del Duomo de Milán, y qué trabajo hasta que los cuatro o cinco expresivos italianos consiguieron entenderme. Ah, cerotto!


El famoso balcón de Julieta Y por qué no escribir sobre aquella acampada que hicimos en una zona de descanso de la autopista, justo a la entrada de Milán. Un autobús entero de ruidosa chavalería que plantó allí sus tiendas de campaña y un coche de los carabinieri que llega con las luces encendidas, uno de los dos policías con el pelo larguísimo, autoridad de una Italia desordenada. Hablan con el jefe de campamento y se van. Al poco otra patrulla llega, pero no, son los mismos guardias y con dos cajas llenas de helados… Nunca sabré qué les dijo nuestro cura; aún más, nunca sabré quién era aquel cura, perdido en esta memoria mía que dicta a su antojo mi recuerdo, que elige lo que queda y lo que se evapora, que me compone mucho más que el propio presente.


Escribir. Escribir por ejemplo sobre Italia, sobre un país construido a base de veinte, treinta recuerdos restaurados, del pelo leve y dorado de Nieves y de aquel sabor inolvidable de la pizza margherita en Verona, tan cerca del balcón…

domingo, 14 de junio de 2009

Qué hermosa es la vida

Gracias a Dios las noticias llegan a cansar, porque de otro modo nos sería imposible seguir siendo felices…

miércoles, 10 de junio de 2009

Epitafios (II)

Cuando mi abuela murió fuimos a un marmolista de San Juan de Aznalfarache a encargar la lápida. Llevé en mi coche a mi madre, a mi tía Carmen y a mi tío Juan. Tras elegir el modelo de tumba y el aderezo de una Virgen del Carmen a la que mi abuela era muy devota (resonancias del mar, Santa Cruz de Tenerife donde nació, Cádiz, San Fernando...), yo propuse con timidez cincelar una frase en algún lugar de la tumba. No la llevaba preparada, y por eso, cuando mi gente se mostró abierta a la propuesta, tuve que improvisar algo ante la mirada del comercial. Reconozco que no se me ocurrió un epitafio brillante, pero igual reflejaba lo que todos sentíamos por mi abuela.

Para recordarte basta mirarnos el corazón, porque nunca morirás mientras vivamos.

Andando el tiempo la frase, que he leído tantas, tantas veces, se Juan retratoha mostrado adecuada para los que, tras mi abuela, dirigieron sus pasos a las lejanas Islas de los Bienaventurados. Al año siguiente murió repentinamente una de las mejores personas que he conocido, mi tío Juan, con sólo cuarenta y dos años. Su muerte nos afectó profundamente a todos porque nadie la esperaba. Ese fin de semana habíamos hecho algo insólito, un encuentro en homenaje a mi abuela: habíamos alquilado unas cabañas en un camping de la costa de Huelva, y se había reunido toda la familia incluido el primer nieto, mi hijo Adrián, para pasar el fin de semana en la playa. Mi tío había comenzado a disfrutar de las primeras vacaciones pagadas de su vida, porque era albañil (un albañil todo terreno), y sabiendo apenas leer y escribir había conseguido un puesto de profesor en una Escuela Taller. Lo pasamos muy bien, incluso yo, Abuela retratoque abjuro de la playa en verano. El domingo 18 de julio volvimos a casa; mi tío y su familia viajaron de vuelta en el coche de uno de mis hermanos. Era el año 1994, y se jugaba esa noche la final de la copa del mundo de fútbol entre Brasil e Italia. Mi tío la vio y, más bien tarde porque hubo prórroga, se fue a la cama. Sobre las dos de la mañana se levantó y le dijo a su mujer que no podía dormir, que tenía calor y quería tomar un poco el aire. Al parecer estuvo un rato asomado a la ventana del salón, y poco después cayó fulminado por un infarto. Mi primo, que entonces tenía apenas dieciocho años, intentó reanimarlo sin saber muy bien cómo, y en sus brazos terminó de morir.

Mi tío Manolo, pero especialmente mi abuela, mi tío Juan y mi madre, todos se mudaron a nuestros corazones, para morar desde  entonces en un mar de recuerdos emocionantes, entre las innumerables muestras de cariño incondicional con las que alegraron Mamá 008nuestras vidas. El amor familiar surge tanto de la ficción social como de la fisiología, y en ambos campos supusieron un regalo para nosotros. Nos dieron un inusual ejemplo de fortaleza y ternura: nunca he conocido a otra gente más fuerte y decidida que ellos, a nadie que teniendo que enfrentarse a una vida tan difícil lo hiciera con tanto coraje y tanta bondad. Ahora, en nuestros corazones, queda el rojo líquido impregnado de ese valor, de ese cariño, de la suerte impagable que tuvimos teniéndolos tan cerca.

Epitafios (I)



Hay epitafios de los vivos a los muertos, y hay epitafios de los muertos a los vivos. Algunos los encomiendan aún en vida los propios difuntos; otros, sin embargo, son mensajes imposibles de los que quedamos, notas siempre insuficientes, vanamente invocadoras que acaban convirtiéndose en una reflexión (nunca mejor dicho) sobre la muerte y la vida. Pero es cierto que, leyéndolos, la primera conclusión que uno saca de los epitafios es la de que existe el tiempo, esa cuarta dimensión donde flotan tantas oportunidades desperdiciadas de vivir...




viernes, 5 de junio de 2009

Miradas (2) Escocia

Desafinado

Para Isabel, que no desafina…

Se você disser que eu desafino, amor
Saiba que isso em mim provoca imensa dor
Só privilegiados têm ouvido igual ao seu
Eu possuo apenas o que Deus me deu
Se você insiste em classificar
Meu comportamento de antimusical
Eu mesmo mentindo devo argumentar
Que isto é bossa nova
Isto é muito natural
O que você não sabe nem sequer pressente
É que os desafinados também têm um coração
Fotografei você na minha Rolleyflex
Revelou se a sua enorme ingratidão
Só não poderá falar assim do meu amor
Ele é o maior que você pode encontrar viu
Você com a sua música esqueceu o principal
É que no peito dos desafinados
No fundo do peito bate calado
Que no peito dos desafinados
Também bate um coração

lunes, 1 de junio de 2009

El mal menor

el-rotoA mí lo del mal menor me gusta poco, la verdad, y mucho menos cuando el menor de los males es de por sí nefasto. Cada uno puede votar lo que le dejen, claro… quiero decir, cada uno puede votar lo que quiera, pero a mí en esto del voto no me vale lo del mal menor, lo que otros llaman el voto útil.

La gente me dice: si no votas te arriesgas a que vuelvan esos demonios casposos de siempre. Por supuesto, votar a mi amigo José Antonio Pino (Partido Socialista de Andalucía) o al Partido Por un Mundo Más Justo también sería un acto irresponsable, porque uno no debe votar positivamente, sino negativamente. No se vota para que salga periquito, sino para mantener lejos del poder a menganito. Es conveniente no leer los programas, no vaya a ser que te convenza cualquier pelagatos sin esperanzas de obtener un sólo parlamentario y tu voto termine en la urnalcantarilla.

Para ser verdaderamente realista debo pasar por alto la realidad, debo ser optimista, reunir las contadas e interesadas bondades del poder (algunas libertades muy determinadas, algunos beneficios insustanciales de alto poder propagandístico, carreteras, centros comerciales, la televisión digital terrestre, carreras populares, ferias variadas, sombras del viento y manolitos gafotas, vacaciones en el mar…) y alegrarme con ellas sin fastidiar con las contradicciones, las mentiras y las maldades de los políticos más conspicuos, y de todos aquellos que en el futuro alcanzarán ese elixir de la delincuencia que es el poder.

En primer lugar, debería no atender a la organización de los partidos que pretenden representarnos, auténticas familias mafiosas en las que nada se obtiene con ideas y buenas intenciones, y todo si aciertas en tus amistades; redes oscuras y tramposas donde la picardía y el poder van de la mano.

forges_20080127Tendría que pasar por alto el hecho, palmario para cualquiera que no sea acólito de uno de esos partidos, de que ninguno de los que han probado de alguna forma el poder anteponga el servicio público y el bienestar de los ciudadanos a sus tinglados y jueguecitos más o menos rentables y derrochadores.

No debería tomar en cuenta el estado de nuestra cultura, dominada por desalmados entretenedores y empresarios del corazón, por cierto, amigos de cacerías y farras de los candidatos; ni habría de considerar la triste situación de nuestros centros educativos, la desaparición progresiva y general del cariño por la sabiduría, y la pasividad cínica y absoluta de estos catetos poderosos y guapos… y estas catetas poderosas y guapas, eso sí, éstas con ese toque femenino que tanto prometía…

Debería ignorar la situación de tantos y tantas jóvenes, cuyo destino sigue dependiendo fundamentalmente del entorno, porque para los candidatos ese entorno se mide en términos de mercado y no de convivencia. Por no hablar de los eternos asentamientos de chabolas, ni de las condiciones de explotación y necesidad en que viven los inmigrantes (pobres, claro), ni de las diferencias aún bestiales entre ricos y pobres, por supuesto separados por una gran clase media con un poder adquisitivo esencial para la maquinaria político-económica.

Porque tampoco debería uno liarse con esa preeminencia ostensible e insultante de los valores del mercado y el dinero sobre la propia democracia. Votar es elegir a los nuevos ricos de este país, a los nuevos amigos de banqueros y grandes empresarios, gente lista y despiadada capaz de cualquier cosa por obtener beneficios para sus empresas, y primas para ellos y sus amigotes.

No debería ocurrírsenos analizar a fondo los ingresos de todos estos tunantes, ni la forma en que se ganan la vida mientras están en el candelero ni luego, cuando lo abandonan para vivir la vida padre. Nos hablan de unos sueldos altos pero adaptados a su responsabilidad, pero no nos cuentan lo que cobran en dietas, por dar conferencias de risa, por ser consejeros de tantas empresas, todo ello sin contar con los artículos infumables que perpetran en los diarios afectos, las recomendaciones e intermediaciones clandestinas, los réditos de fondos oscuros en paraísos fiscales…

Pero todo esto y más lo soportaría yo sin rechistar si al menos no nos insultaran con ese discurso botarate que mantienen, si no pensaran que todos somos imbéciles y al menos trataran de engañarnos de un modo más inteligente. MafaldaSon monstruos que aprobaron parvulitos por los pelos, gente de cerebro contrahecho, machotes insolentes, hembras que confunden la liberación femenina con estrenar un modelito cada día mientras gritan con faltas de ortografía, caricatos incultos que aprenden pronto a arrastrarse por la mierda y a treparse al primer sillón que les regalan por su fidelidad y obediencia al capo.

Debería mirar hacia otro lado y el día 7 ir a votar por el mal menor, pero cuando el mal menor es tan nefasto... Mi voto es algo demasiado serio para andar desperdiciándolo de manera tan tonta… Y encima el Betis en segunda: ¡que no voto, joé, que no voto!