Pero en Siena abundan los detalles. En cuanto uno deja las calles anexas a la Piazza Il Campo y al Duomo, una red de pasajes y callejuelas eternas te procura visiones preciosas del corazón de esta ciudad.
Siena nos brindó una acogedora bienvenida, y apuntó con delicadeza todas las sorpresas que nos esperaban a partir del día siguiente. La Toscana había mostrado su joya, pero su tesoro contenía muchas otras piedras preciosas…
2 comentarios:
Pedoni a sinistra, jajaja!! Peatones a la izquierda, imagino, pero lo dicen tan gracioso!!
Me han entrado muchas ganas de volver a Italia, gracias a tus fotos.
Un beso
Entre otras muchas razones, uno se vuelve encantado de Italia por el lenguaje. Es un idioma apasionante... Besos.
Publicar un comentario