viernes, 18 de abril de 2008

Matar por amor

Se repiten los asesinatos de mujeres en distintos formatos, disputándose el mérito más cruel. Una de las últimas víctimas fue asesinada por su ex pareja junto a la que era su pareja actual, y luego el asesino se descerrajó un tiro ante la mirada, supongo que inimaginable, de su hijo de cuatro años. Esta mujer será probablemente contabilizada como otra víctima más de la violencia de género, o doméstica, o machista. El hombre asesinado tal vez no tenga la suerte de incorporarse a la estadística, ni tampoco el chiquillo que tuvo que asistir a semejante horror. No cabe duda de que el hecho de que estas víctimas parezcan de segunda clase no es culpa de la propia mujer asesinada, creo que es obvio. Posiblemente ella, de haber podido considerar todo este asunto, ahora lamentaría muchísimo más la muerte de su pareja y sobre todo el sufrimiento de su hijo que su propia muerte, e imaginariamente preguntada seguramente pediría que todo esto se acabe, que se acabe el sufrimiento de tantas mujeres y del resto de las víctimas de la violencia familiar.

Esta sociedad es tremendamente hipócrita, y todos lo somos un poco con ella. A resultas de todos los casos de violencia se ha creado un ambiente en el que no seguir el dictado de la masa, que es el dictado de los políticos creadores de opinión, resulta poco menos que un delito. Uno puede criticar que los jóvenes reproduzcan con fidelidad obsesa las mismas actitudes de chulería y poder machista que otras generaciones pretéritas, pero si critica la reproducción de actitudes también pasadas en las jóvenes, mediante las cuales se siguen mostrando más como objetos sexuales que como lo que son, personas, entonces uno es tachado inmediatamente de machista.

Hablo de hipocresía porque esta sociedad, sumida en una histeria feminista que surge fundamentalmente en las clases altas y en la propia clase política (ambas repletas de vagos insulsos e ignorantes), no hace otra cosa que pedir más castigo para los asesinos de mujeres, pero no piensan por un momento que a un tipo que es capaz de matar a dos personas y luego, ante su propio hijo pequeño, meterse una bala en la sien, le importan bien poco todos los castigos que la sociedad pueda y quiera imponerle. Como casi todos los problemas que acucian a nuestras sociedades actuales, el problema es un patente problema de educación. Y en la educación querría llamar la atención sobre dos puntos, que me parecen cruciales a la hora de entender por qué este problema no se ataja ni se atajará nunca mediante el uso exclusivo del aumento de penas y la imposición de alejamientos inútiles.


El primer punto atiende a la educación general que se imparte en nuestras escuelas, complementada por las creaciones culturales con las que los medios de comunicación nos bombardean. Cualquiera en su sano juicio reconocerá que el nivel de apego al saber de las escuelas es actualmente tan ínfimo que difícilmente un niño o una niña saldrán del colegio aficionados al conocimiento y al mundo. Y cualquiera que no esté atrapado por la red de entretenimientos superfluos y apresurados de la televisión constatará que la filosofía subyacente a la gran mayoría de producciones culturales masivas es machista y, lo que es peor, propagadora de valores consumistas e irreflexivos, donde la imagen de uno cuenta cien veces más que su interior, fomentando así un culto ególatra, tarado y vacío en muchos de nuestros jóvenes. Esta situación provoca, así, en general, que la educación de la sociedad y de sus miembros deje mucho que desear, y que los sistemas de autorregulación social y personal brillen por su ausencia. Todo consiste en ir donde va todo el mundo, y a poder ser un poquito más allá, aunque sin salirse del camino. Eso sí, sin pararse demasiado a pensar. Es por lo que esta sociedad, supuestamente, ha dejado de ser machista, porque la moda es precisamente dejar de ser machista, aunque luego las actitudes cotidianas no lo corroboren. Y cuando digo machista podría decir, tal vez con más propiedad, injusta y arbitraria según con quién y cuándo.

El segundo punto acaba de rematar al primero: los crímenes familiares suelen estar provocados por un exceso de pasión. Sé que a muchos les repugna que se pueda decir que fulano mató a su pareja por amor, pero aunque no sea difícil coincidir en que lo que impulsa a fulano a matar nunca se puede llamar amor, lo cierto es que el tipo mata creyendo que lo hace por amor, porque el amor (el deseo de posesión) que le inspira la mujer es tan grande que no puede permitir que sea de otro. Y si admitimos que estos crímenes están frecuente y profundamente relacionados con nuestra concepción del amor y de las relaciones de pareja, es sensato concluir que para evitar muchos de estos asesinatos bastaría con cambiar las ideas trasnochadas que en general se tienen sobre estos temas. Verán, suelo ser criticado porque no le doy demasiada importancia a todo esto del lenguaje sexista, y si no repito continuamente los masculinos y femeninos de determinadas palabras, si no me estrujo la sesera para encontrar palabras neutras, y para admitir que algunas palabras neutras no lo son, por el simple hecho de que siempre se usaron en masculino, entonces se me reconviene. Hay muchas mujeres y muchos hombres tremendamente obsesionados por estos cambios lingüísticos, creyentes en sus milagrosos poderes terapéuticos y educativos. Sin embargo, nadie repara en esas palabras melosas que todos usamos para amarnos: te quiero, no puedo vivir sin ti, quiero que seas mía o mío, nos moriremos uno al lado del otro, la promesa de amarse toda la vida… Ahora más de uno y de una pensarán que con estos términos, y usando los principios que estos términos inspiran, hay muchas parejas que funcionan toda la vida, y a las que no se les ocurre liarse a tiros.
Por supuesto, no todos tenemos la capacidad de llevar nuestros sentimientos, sean positivos o negativos, a unos límites casi extáticos, y no todos somos capaces de empuñar un arma. Incluso en algunos de nosotros existe, además de los sentimientos, una serie de mecanismos que funcionan alejándonos de las barbaridades violentas. Pero en definitiva, en mayor o menor medida, con más o menos peligrosidad para los que nos rodean, casi todos llevamos en nuestro baúl de valores estos útiles y milenarios preceptos, que más que provenir de la religión, provienen del propio carácter gregario y animal del que nunca podremos escapar del todo: hay que reproducirse, y todavía no se ha inventado mejor forma de funcionar que como la evolución nos enseñó, en parejas, en parejas estables cuyos miembros deben soslayar sus verdaderos sentimientos en bien de la prole, como hacen los lobos, los camaleones o las tortugas acuáticas. La simpleza sentimental en estos aspectos es realmente tremenda, y lo común es encontrar ambientes donde el machismo es perseguido, y donde, a la vez, se huye de los cuernos como del diablo, tanto que no sabría decirse qué es peor para mucha gente, si la infidelidad o la violencia. Esto, por supuesto, en vastas capas de la sociedad, produce una generalización de los celos como valor (y como amor), y en casos extremos la violencia familiar. El Señor me libre de proponer aquí la propagación de la infidelidad conyugal como solución a la violencia familiar. No, lo que digo es mucho más sencillo: amar a una persona debe ser un acto libre, y en tanto en cuanto admitamos en general una actitud intransigente aunque de baja intensidad hacia esta idea, tendremos que soportar que existan también actitudes intransigentes de alta intensidad. Si todos seguimos tragándonos las series (sean telenovelas venezolanas, sean esas comedias españolas tan poco graciosas) basadas una y otra vez en el amor posesivo y en el miedo atroz a perder al otro, deberemos entender (aunque los castiguemos) que existan algunos excesos en estas actitudes.

Por último querría llamar la atención sobre un dato que me proporciona alguien que sabe bastante más que yo de leyes: la Ley de Violencia de Género establece, después de muchos años de haber superado esta insensatez, el delito penal de autor. Es decir, en cierto momento de la historia se concluyó que no se podía perseguir a las personas, sino a los delitos, es decir, que no había que acabar con el delincuente sino con el delito. Esto suponía que, si lo que se penaba era el acto delictivo, entonces daba igual quién fuera el delincuente, porque el mismo delito en dos personas debía ser castigado de igual manera. En el delito se contienen ya las posibles agravantes que se puedan producir. Pero la Ley de Violencia de Género establece como un método de discriminación positiva el hecho de que la violencia practicada por una mujer sobre un hombre no obtenga el mismo castigo que la que practica un hombre sobre una mujer. Si a alguien se le ocurriera replicar que la mujer ejercería la violencia en desventaja sobre el hombre, estaría cayendo en dos imprecisiones bastante graves: primero, los casos de violencia se producen precisamente por abuso de poder, y el hecho de que la mayoría de los casos sean de hombres contra mujeres, no quiere decir que el caso particular de un hombre que es violentado por su mujer, o el de un hombre por su pareja masculina, o el de una mujer por su pareja femenina, no sean casos en los que haya que practicar la misma justicia. Porque ahí esta el segundo fallo, y el más grave: de esta forma, se trataría a las personas según el colectivo al que pertenezcan. Como la mayoría de los violentos son hombres, si un hombre es dominado y maltratado por una mujer, debe entender que está en el bando de los dominadores, así que lo que debe hacer es aguantarse. Si algo se ha conseguido con la democracia sobre las dictaduras es el derecho de todos a ser tratados como personas, no como partes de un grupo. Independientemente de que se establezcan medidas de discriminación positiva necesarias y no lesivas de los derechos humanos de los demás, creo que hasta que todos no reivindiquemos el derecho de las personas en vez de reivindicar el derecho de las mujeres, de los homosexuales, o el de los recolectores de percebes, no podremos avanzar hacia una verdadera igualdad de oportunidades. Y eso sí, siempre que, además, revisemos un poco nuestro concepto de amor…

(Última imagen tomada de http://www.servicioshf.com/quoblog/2007/11/16/todavia-eres-monogamo/)

15 comentarios:

Luna dijo...

Buenos días...
Me enfadé, me enfadé muchísimo por eso mismo.
Otra mujer más, igualmente terrible.
¿el hombre asesinado no es igual?
¿Es diferente su muerte?

Hay cosas que no entiendo y nunca entenderé...

Saludos

Anónimo dijo...

Bufff! me lo he leído enterito y despacito para no perderme nada (es un poco tarde y estoy algo espesa) Dices tantas cosas y abres tantos caminos... Estoy esencialmente de acuerdo contigo, sólo quería comentar algo referido a la educación (ya sabes que tengo información de primera mano de Lucas Tanner ).
Nunca como ahora ha habido tantos medios a disposición de un alumno; tantos apoyos de sicólogos, terapeutas; tanto acceso a la información, a películas, a libros; sigue habiendo profesores carcas pero la mayoría son jóvenes (bueno 30-40)y bien preparados.
Lo que falla no es la educación, es lo que encuentran al salir de la escuela. Como tú dices, una TV para ignorantes, unas familias sin recursos. Un mundo estrecho y reducido ante el que el mundo que le enseñan en la escuela, de tolerancia y respeto, les parece de ciencia-ficción.
El señor Tanner me contó que sancionaron a un alumno por insultar a una niña negra. Vino su madre y montó en cólera porque su hijo tenía "derecho" a decir lo que quisiera y ella misma "antes de que se la metiera un negro, se cosía el chocho". Él es un chico inteligente que posiblemente no acabará la ESO. Trabajará por un sueldo infame y los fines de semana irá a "meterle" a los "putos negros".Cuando creza ¿quién sabe lo que hará?
No sé cuál es la solución. Sólo me queda seguir en la trinchera, como mi señor Tanner y no perder la esperanza.
Besos inmensos e insomnes (ya me he despejado)

Sir John More dijo...

Querida Lula, me alegro de oírte, y me enorgullece saber que hay alguien que ha acabado de leer este largo texto. Aunque para eso están los amigos y las amigas, ¿no?

Tengo pendiente un artículo sobre la diferencia entre generalizar y totalizar, pero de momento te diré que no se me ocurriría totalizar, es decir, no concebir excepciones a lo que digo. Por otro lado, diferencio mucho el mundo de los maestros de primaria y de los profesores de secundaria, donde el nivel académico personal es más alto, y la variedad de personalidades permite un más alto número de profesores decentes. Mi experiencia, algo corroborada por la información que me llega de mi alrededor, es que la escuela está llena de personas con más o menos vocación, pero con un nivel formativo y profesional realmente bajo. Por supuesto, hay muchos casos en los que la familia contribuye a destrozar a los niños, pero yo puedo decir sin temor a equivocarme que la mayoría de los maestros de mis hijos han rayado en el analfabetismo funcional, y que como poco han sido gente nada apegada al conocimiento y al uso de técnicas pedagógicas eficientes con sus alumnos. Mis hijos tienen una familia implicada que no ha podido (o tal vez no ha sabido) hacer nada ante la salvajada negligente que se ha infligido a estos dos chiquillos, que ahora, con catorce y doce años, se aburren solemnemente en clase, tengan buenos o malos profesores. La superficialidad, la falta de imaginación, la obsesión por sentar al niño y alejarlo del juego, los métodos aburridos, soporíferos en muchos casos, han obligado a mis hijos a pasar cinco horas diarias de sus vidas con un tipo que dormiría a las estatuas. Tengo un proyecto de taller de juegos creativos, que utilicé en Las Hurdes con niños y que funcionó la mar de bien, y se lo he pasado a varios maestros, sobre todo a aquellos que impartían la alternativa a la religión, y ninguno aplicó nunca una sola letra de esos muchos juegos (relacionados con el cine, la literatura, el teatro, el juego, el dibujo...), y todos llenaron esa horas de ajedrez, ajedrez y ajedrez. No, hubo una vez que el maestro propuso trabajar un tema tan interesante para un niño de diez años como es la artesanía popular sevillana, así, a lo bestia. En fin, creo que la profesión de maestro está muy devaluada, y llena de mafiosos de poca monta metidos a políticos y coordinadores de zona, gente con poder pero sin cerebro, y por otro lado de personas más o menos bienintencionadas que se aburren con su trabajo y que jamás sabrían inventar nuevos modos de enseñar. Aunque también están las excepciones (conocí algunas, no muchas, y alguna era Lucas Tanner redivivo).

Creo que la solución pasa por que Magisterio sea una de las profesiones mejor pagadas, de las más difíciles de cursar, y de las más controladas. Hoy, salvo en el tema económico, es exactamente lo contrario, y así nos va... Si a esta debacle magisterial le unimos una generación de madres y padres permisivos y distraídos, y el fomento social de los valores de la imagen y la competitividad (superficialidad y prisa), entonces tenemos el guiso completo. Pero en ese círculo vicioso creo que hay que romper por la parte de los maestros, pero desgraciadamente no soy demasiado optimista...

Un beso y perdón por este ooootro rollo. Es que el tema me subleva...

Anónimo dijo...

Vuelves a tener razón y está claro que cada uno habla de la feria según le va en ella. Mi experiencia (bueno, la de Lucas Tanner, je, je) es todo lo contrario: un barrio marginal, de familias desestructuradas, inmigrantes que no hablan español, gitanos... Para muchos, el único contacto con libros, ordenadores, cine, etc es el Instituto.
Es un tema del que hablaríamos largo y tendido y es fin de samana, así que a disfrutar de esos hijos tan maravillosos que sin duda tienes.
Besos desde un sábado lluvioso al norte del país.

Sir John More dijo...

Tal vez estés apuntando algo importante: los centros con condiciones más difíciles suelen estar ocupados por gente más comprometida y responsable que los centros de barrios de clase media, donde se aplatanan señoritos que necesitan niños obedientes, callados, atentos, con una gran capacidad de aburrirse y que se traguen todo lo que les contemos, es decir, niños que no sean niños. Pero en lo que tienes razón es en que es un tema largo y de día laboral. Aquí el cielo amenaza cataclismo, pero encantados. En cuanto se abra unos días nos entra el tórrido verano y no se va hasta octubre, así que...

Besos, Luc... digo Lula.

Anónimo dijo...

Estupendo escrito que suscribo, con tu permiso, línea por línea. La educación como matriz, y el sentido común, que ya se sabe es el menos común de los sentidos, para aplicar la igualdad, la ley y hasta la mantequilla en las tostadas.

Y que los prohombres de la patria no se enteren de nada. País...

Beso.

Sir John More dijo...

Me alegra mucho tu visita, amiga mía. Ah, y los prohombres de la patria no pueden enterarse de nada precisamente porque ellos no tienen nada común, ni el sentido, y son bobos en situación especial, grandes con chófer. Una maldición bíblica... Un beso.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

A menudo se procura la brevedad en las bitácoras. No por depuración, sino como señuelo. Me explico: tenemos todos tan poco tiempo para la lectura y para la reflexión, que quienes escriben en un blog tienden a que a sus entradas ocupen lo que la vista alcanza en la pantalla. Se aseguran así un mayor número de lectores. Supongo que ello tiene que ver también con la cada vez más arraigada afición al microrrelato. Este fin de semana, por cierto, se celebraba en Urueña un encuentro de escritores de estas nanonarraciones. Prisas, urgencias. Buscamos una ingesta cultural rápida. Breve. Blogs, microrrelatos, diarios gratuitos. Sería interesante estudiar esta propensión al minimalismo. Y todo eso viene a cuento porque me parece valiente que también se utilicen estos canales de comunicación para reflexiones sosegadas y enjundiosas. Si además bordean lo políticamente incorrecto, miel sobre hojuelas. En líneas generales, estoy bastante de acuerdo con tu posición sobre el asunto. De tal modo influyen en esta lacra las perversiones culturales y educativas que, yéndonos a las estadísticas, resulta muy significativo el alto número de crímenes machistas que se registran entre comunidades de emigrantes que aquí residen y que aquí han llegado trayendo consigo una visión terriblemente arcaica de las relaciones de pareja, la que aún subsiste en sus países de origen, donde es todavía mayor el atraso en tales materias. Respecto a lo que culturalmente nos marca, empujándonos a ver al otro como posesión, extraña que convivan en generaciones jóvenes prácticas contradictorias que no descarto que puedan hallarse en el origen de algunos crímenes. Me refiero a la banalización de las relaciones sentimentales que permite que se sucedan con cierta facilidad parejas y amantes, y la persistencia, sin embargo, de atavismos religioso-culturales en la forma de enfocar la vida en pareja. Por último, y respecto a la Ley de Violencia de Género, bien pudiera ser ésta materia que le compitiese a la nueva ministra de igualdad, que no parece la discriminación (aunque sea, como ahora se dice, positiva —no dejar de ser una contradicción terminológica casi kafkiana—) el mejor de los caminos para nada.
Un abrazo.

Sir John More dijo...

Me da que no hay nada más kafkiano que la política, ni siquiera el mundo que creó el propio Kafka la supera en ese surrealismo idiota y malintencionado que es su esencia. No dudes que nuestra nueva Ministra de Igualdad seguirá en la brecha, y viviendo de ella. De la brecha, digo...

En cuanto al sosiego de escribir y de leer, toda la razón. Créeme que en eso tomo de ti cotidiano ejemplo. Un abrazo.

Carmen dijo...

¡Hola! No creo que sea capaz de sintetizar todo lo que se me ocurre para conversar después de leer esta entrada. Intentaré decir algo al menos! Básicamente estoy de acuerdo con lo que dices y con lo que replica Lula. Un pequeño apunte sobre la muerte de hombres, en la mayoría de los casos suelen ser hombres muertos a manos de sus mujeres agotadas en extremo por haber sido padecedoras de los malos tratos de él. De acuerdo total en que los malos tratos son un tema educativo y que se resolverá (espero) con la educación de nuestros hijos, pero mientras tanto hay que hacer algo, y la Ley no está mal si se dota de recursos. Por ejemplo, hacen falta más casas de acogida, verdaderas medidas económicas que separen a las personas maltratadas de sus maltratadores y apoyo indefinido para salir de ese círculo. No valen las medidas que coordina De la Vega con voluntad pero con escasos recursos, personales y económicos. Así no es posible.
En los colegios la experiencia que tengo es la que me llega a través de mi hijo de 9 años. Un desastre. Aburrimiento es poco para los que se tiran tantas horas escuchando la misma cantinela que nosotros. Y digo la misma porque le escucho repetir argumentos que pensaba olvidados. Mi hijo tiene comentarios machistas que no ha oido en casa... y racistas que jamás habrá escuchado de nuestras bocas. La última perla habla de los gitanos como seres ladrones y a evitar.
Una cosa más sobre el lenguaje. Yo sí creo en su poder para provocar cambios. El lenguaje genera estructuras de pensamiento, y hablar de hombres y mujeres hace que muchas personas se den cuenta de que somos dos sexos los implicados en la vida.
Seguiría pero no puedo... me reclaman los deberes de mi hijo. Un placer pasar por aquí y me encantará seguir debatiendo... besos inaugurales

Sir John More dijo...

Bienvenida, Carmen. Estoy de acuerdo contigo. Los casos que ahora existen hay que tratarlos, y las mujeres amenazadas necesitan más recursos, pero curiosamente no hay demasiada presión para que estas medidas sean efectivas y racionales. Yo oigo siempre la cantinela del endurecimiento de las penas, que es algo que nunca resolverá el asunto. Es cierto que la mayoría de los hombres que mueren a manos de sus mujeres lo hacen después de haberles hecho la vida imposible, e incluso rechazando la pena de muerte y que cada uno se tome la justicia por su mano, puedo reconocer que hay situaciones que te pueden llevar a cometer locuras. También existen algunos casos, igual de injustificados e igual de comprensibles, en los que la mujer juega con los hijos de un modo que lleva al hombre a actitudes violentas (no sé cómo reaccionaría si a mi mujer le diera una levantera e impidiera que yo volviera a ver a mis hijos). Son una minoría, por supuesto, igual que son una minoría los hombres que son violentados por sus mujeres, pero precisamente de eso hablo, de que aquí no se pueden aplicar términos de mayorías ni minorías, porque aquí hablamos de personas, de cada una de las personas que merecen que la justicia les proteja, sean mujeres, hombres, niños (nos olvidamos tan fácilmente de ellos en estos temas) o ancianos. No obstante, creo que coincidimos.

En cuanto al lenguaje, también convengo contigo en que es el modo esencial de cambiar el pensamiento, y que es necesario un cambio que ajuste mínimamente este lenguaje de modo que no sea discriminatorio con las mujeres, los homosexuales, personas de otras razas... De ahí a modificar completamente el lenguaje, con esa tendencia obsesiva a eliminar los genéricos (por supuesto sólo los genéricos masculinos, porque los femeninos no deben al parecer tocarse), va un mundo, y creo que nuestro lenguaje es suficientemente hermoso y flexible como para no destrozarlo. Hace unos años un periodista era siempre un periodista, y ahora nadie piensa en periodistas obligatoriamente masculinos, y no hubo que cambiar la a final. Creo que el cambio más importante debe darse en la educación, sin duda, y todos estos movimientos obsesivos de defensa radical de la mujer sólo contribuyen a que ésta sea vista cada vez más como mujer antes que como persona, y a que aquellos que no tiene muy clara la igualdad de sexos se encastillen aún más en sus posiciones machistas.

Bueno, me alegro mucho de que pases por aquí, y espero que nos hagamos visitas con regularidad. Un beso.

euge* dijo...

buenas...
llegué acá porque alguna vez comentastes en mi blog, y cómo volví a utilizarlo, bueno, decidí vistarte ^^

La verdad que coincido bastante con lo que decís.
Aunque seamos realistas, del dicho al hecho hay largo trecho, como quien diría.

No digo que sea Imposible... Pero creo que va a llevar un largoo tiempo revertir este tipo de situaciones que hoy en día se observan tan comumente en nuestra sociedad. Es como vos decís, es una cuestión de EDUCACIÓN.
Educar, algo que tanto cuesta lograr hoy en día.

Tengo la leve impresión, que hay alguien allá afuera, o algun@s, que están haciendo qe la educación que los jóvenes recibimos, sea mala, en todo el mundo.
Es más fácil tener un ejército de dominados, que de gente pensante.
Si total, las masas son más fáciles de manejar, cómo todos siguen una misma línea....

Es lamentable que hechos como los de la violencia familiar, sigan existiendo, en pleno siglo XXI, después de haber "vencido" esas "cadenas" que por tanto tiempo nos mantuvieron enganchadas a las mujeres.
¿Las habremos vencido realmente?
¿O son tan sólo hechos que se limitan a figurar en un libro de texto, el cuál mucha veces se repite de memoria y sin comprensión alguna?

Yo mucho no sé.
Bah, prácticamente sé nada.
Pero lo que sí puedo afirmar a mis 16 años, es que no es la clase de mundo donde quiero vivir.
No qiero ser esclava de un sistema altamente machista, ni tampoco feminista...
No señor, quiero estar en lugar sin divisiones, de integraciones mutuas..
Si, si...
Me quedó muy "John Lennon" ya lo sè =P

Pero, por lo menos pretendo algo mejor que lo que la mayoría de las personas me proponen hoy en día.

Cómo voy a llegar a lograrlo, a cometerlo
eso SÍ que no lo sé...

Jejehje

creo q me explayé bastante

La flashe de vez en cuando xD


un gusto ver un blog con tanta personalidad che...

Y seguí así
escribiendo cosas tan interesantes.,,

Pena, que no todos tienen la posibilidad de leer, >artículos (xq no) de este tipo


Saludos!!

Sir John More dijo...

Bueno, Euge, créeme que es un honor tenerte aquí, leyendo mis parrafadas y encima comentándolas. Me parece un lujo tener a una persona que con dieciséis años reflexiona de esta forma sobre un tema como éste. No creo que no sepas prácticamente nada, y aunque así fuera, reconocerlo es un magnífico principio para saber muchas cosas. No quiero ceder a esa tendencia típica que sufrimos la gente que hemos cumplido algunos años (no muchos) cuando hablamos con otra gente que no ha cumplido demasiados años (aunque no tan pocos): dar consejitos. Digamos que te supongo, además de una capacidad de pensamiento apreciable, una fuerza que en mi caso se desgastó un poco por el tiempo y sus embates. Y como, a pesar de tantas cosas que uno aprende, difícilmente se avanza con el tiempo en la comprensión de este mundo loco, digamos que más que aconsejarte debería pedirte consejo...

Creo que apuntas un tema fundamental: siempre ha sido peligrosa la gente que piensa. Para mí esta frase es algo más compleja de lo que parece, puesto que el pensamiento lo hace a uno peligroso no sólo para los poderosos, sino también para uno mismo y para los demás. Pero esta idea no es posible explicarla en un simple comentario, y en mis Nocturnos suelo dejar trazos que intentan esbozarla. Por otro lado, tocas otro tema con el que coincido totalmente: creo que con frecuencia solemos tratar de resolver un extremismo con otro, y en este caso, el feminismo resulta en mi opinión improcedente, a no ser que se llame así a la reivindicación de la mujer como persona, e incluso a la inclusión en el concepto de persona de lo femenino. Pero lo que ocurre ahora es que hay una interpretación sesgada e indiscutible de lo femenino, y son unas cuantas personas, bastante intransigentes y exaltadas, las que deciden en cada momento lo que es femenino y lo que no, y en no pocas ocasiones insultan al otro género sin el más mínimo reparo. Tengo pendiente desde hace tiempo escribir un artículo sobre la diferencia entre generalizar y totalizar, y aunque admito que hay muchísimos hombres que mantienen (tal vez mantenemos) aún actitudes machistas, no se puede por ello incluir en este grupo a todos los hombres ni igualar la intensidad de su machismo. Y por otro lado, hay que reconocer que hay tal vez una proporción parecida de mujeres que mantienen así mismo esta actitud machista, y que la transmiten a sus hijos con la misma tranquilidad o más que los propios hombres.

Una visión menos exacerbada del tema nos permite deducir que la solución se encuentra en la educación personal y social de todos, y no sólo en el endurecimiento de penas ni en ese continuo mea culpa que nos piden indiscriminadamente a los hombres determinados grupos feministas (donde también hay hombres, curiosamente). Todo esto, por supuesto, sin dejar de procurar la seguridad de tantísimas mujeres y algunos hombres que sufren violencia en la actualidad. No obstante, aprovecho este comentario que hago al tuyo para recordar que hay un número mucho mayor de niños y niñas en España, e imagino que en tu país y en el mundo, cuyas condiciones de vida están muy por debajo de las adecuadas, y ningún grupo de exaltados reivindica nada con respecto a ellos. Todavía no se inventó el ismo, la religión que los defienda... ¡Qué sociedad más hipócrita la que nos acoge!

Bueno, Euge, lo dicho, gracias por tu visita y por tus palabras, que ojalá se repitan con asiduidad. Prometo devolverte la visita.

Un beso.

Elena dijo...

Ay ... podríamos hablar tanto y tan largo de este tema :),
y yo estoy tan cansada... que me limitaré a dejar mi huella en su texto sir John more.


PELÍCULA: juegos de poder
ACTORES: Víctimas, salvadores y verdugos.
ARGUMENTO: Personas que crean a otras para recrearse a sí mismas siguiendo el guión establecido.
Se retroalimentan para disputarse un poder que ambicionan debido a que lo han perdido durante su adormecimiento y sus entretenimientos.

CATEGORÍA: DRAMA

DESENLACE: Siempre fatal


Película apta para seguir dormido, cansado y obtener mucho pseudo-poder.

Advertencia: Bajo su mirada, cualquier diagnóstico será, invariablemente, erróneo.

Cine alternativo: ¿cine alternativo? Noooo, ¡miedo!

Ups, perdón, sigamos en este canal… es cierto, ”más vale malo conocido…”.

Ya me lo dijeron de pequeña: Soy una princesa dormida que tiene que esperar 100 años al príncipe azul, el cual, tan impotente como yo, se fue a pescar (cualquier cosa que le acercara a la belleza ) para evadirse de las guerras diarias.

Y si me despierto un poco, me recomendaron: valium, ver la tele o cualquier cosa que disimule aquello (tristeza, enfado, rabia, agresividad, libertad, responsabilidad… ect) que una princesita “tan buena” no ha de mostrar en un cuento “tan bonito”.

Y si el príncipe no encuentra la caña, que coja a la princesita y se la lleve al cine a ver una película que dicen que es trágica, pero que al fin y al cabo, es la única dan y conocen.


Un abrazo (y una entrada para el cine de estreno) :)

Sir John More dijo...

Bienvenida, Elena, y mucho más con este despliegue de creatividad cinematográfica... Bueno, no tanta, porque al fin y al cabo hablas de la realidad, y ésta es casi como una película, a veces malísima, por cierto. Para mayor desgracia, el cine hoy día recoge con insistencia ese esquema de chica busca príncipe azul, que se cree que lo es, y que luego se cansa de la chica, que ejerce de chica y no de persona, y entonces busca otra chica, y la chica a otro príncipe, pero todo sin entrar en mucha hondura sobre nuestros aciertos ni sobre las contradicciones insolubles de esta jodida vida, porque lo suyo es entretener. Dios tiene ese nombre en estos tiempos: ENTRETENIMIENTO. En fin, también la realidad permite escribir aquí, y recibir tus comentarios, y visitar de puntillas tu cuaderno... Un beso y no dudes en honrar estos parajes volviendo a ellos.