jueves, 17 de abril de 2008

Recuerdo


No traigo recuerdo más ansiado
que aquel que perdí de tu pecho,
yo, sucinto, indefenso, leve,
en la mullida suerte de tu seno,
yo, imagen mansa de tus ojos puros,
en las olas de tus caricias vengo
cabalgando, y en mi frente las olas
de besos tuyos vienen rompiendo.

No sé de recuerdo más hondo
que el noble tacto de tus manos,
la tormenta añil de tus risas
y el verde extenso de tu llanto,
y al concebir tus incendios, tus goces,
tu silencio y tu desamparo,
con mi voz tumbaría los abismos
que a tu voz condenan al pasado.

No entiendo recuerdo más difícil,
no soñaría contento más suave
que el roce de tu piel con la mía
bajo el hechizo de tus paisajes.
Y así, madre mía, ser de nuevo
el hijo de una hermosa madre,
un trozo fecundo de tu vientre
un milagro donde la vida se hace.

2 comentarios:

Luis López dijo...

Guauuuuuuu estremecedor, demoledor. Enhorabuena. Saludos.

Sir John More dijo...

Gracias, Luis, el incierto mérito del poema me viene mandado por otro ritmo y otro cuidado que, simulando haberse ido, se quedó bien dentro de un servidor. No obstante, ¿por qué casi siempre llegamos tarde a la devolución de caricias?

Un abrazo y muy honrado por tu visita.