sábado, 26 de abril de 2008

Las flores más delicadas


Hoy temprano nació el sábado hermoso, advirtiendo con su limpieza de un día de calor de verano decidido. Hoy temprano ha sido el tiempo abierto, diáfano, libre, un sol gradual, elegante, casi enamorado. Hoy temprano, sin embargo, él lloraba. Apartado de la multitud, había encendido un cigarro con su aparente indolencia, y miraba el paisaje de solares descuidados ante el tanatorio, con los cipreses del cementerio decorando más allá el horizonte; y de sus ojos de cristal cayeron lágrimas sin prisa, lágrimas de padre definitivamente herido.


La tarde anterior lo vi ante el cristal que mostraba a su hijo muerto; lo vi allí de pie, indefenso, entregado, con la vida entera sometiéndolo. En un excurso involuntario de la memoria, por un instante lo contemplé mucho más joven, con su rostro de contagiosa alegría, con su risa franca y admirablemente cruda, repiqueteando con los dedos sobre un asiento de madera y rodeado de tantos que se fueron.


Hay tantas pruebas de ello… La vida, nuestra vida, posee amaneceres sublimes, poesía en las fachadas, canciones y caricias, pero por su fondo, indiscutible, corre un río de dolor. Negarlo es negar la muerte de mi primo, al que apenas conocí; negarlo, tratar de relegarlo a las cloacas y despreciar ese río con nuestros inventos es relegar y despreciar las lágrimas de mi tío, las de un padre que observa ahí, tras un frío cristal, el cuerpo detenido de su hijo, sus manos congeladas que con treinta años de nada se van para siempre. Negarlo, tratar de esconder ese caudaloso y lancinante río de dolor, es esconder el rostro desconsolado de mi tío, e intentar con ridículo barrer bajo la alfombra de nuestra cobardía el porfiado y desnudo campo estercolado de la vida, donde al amor de ese río crecen las flores más lúcidas y delicadas.

5 comentarios:

Lula Fortune dijo...

Joder, venir a verte es como recibir un bofetón y despertar de la gilipollez en la que la vida nos mete sin darnos cuenta (y perdón por las "parolaccie").
De todos las penas imaginables, perder un hijo debe ser lo menos imaginable, lo más antinatural e injusto a lo que puedas enfrentarte.
Corre y dale un abrazo a tus hijos... y una invisible caricia de mi parte.
Un beso silencioso y nocturno, Sir.

Carmen dijo...

No hay nada peor en la vida.... seguro... nada. Voy a hacer lo que apunta Lula, me voy ahora mismo a llenar de besos a mis niños. Cariño para todos...

Sir John More dijo...

No paré de pensar todo el tiempo en todos esos padres y madres que en tantos lugares pierden con increíble facilidad a sus hijos, gracias a las guerras y a las injusticias sobre las que se asienta el bienestar de los nuestros... Y sí, queda eso, dar en vida a los que quieres lo que no podrás darles tras su muerte, y un consuelo: pensar en lo que ellos hubiesen querido que hicieras tras su marcha. Repartiré vuestros besos y cariños, y llevad vosotras otro saco de ellos para vuestra gente y para vuesas mercedes.

Luna dijo...

Buenos días..
Debería contestar largo y con tristeza, no voy a hacerlo.
Sí, es dificil sobrevivir a la persona que se le da la vida.

Sir John More dijo...

Lo sé, Luna, lo sé. Pero ahí está la realidad, innegable ante nuestra atónita mirada... Aunque hay consuelo, imagino que siempre hay un maldito consuelo... Un beso.