Sonidos que realzan por contraste el adorable silencio. Pensaba que sólo moriría si hubiera de vivir sin mis hijos, pero creo que también si algún día me quedo sin música, sin este vicio inconcebible. El Bosque sigue gestando susurros, susurros que yo recolecto con la paciencia de un enamorado para hacer plenas todas y cada una de las treguas, para señalar los senderos, para invocar los besos esmeraldas, esos besos que, estallando, iluminarán con su luz misteriosa los extravíos de esta pobre alma.
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