Viajaba con ellos encajado en el esquelético Seat Panda de él, que atravesaba veloz y temerario las escurridas carreteras, flanqueado por encinas, alcornoques y prados de ensueño. En aquel asiento trasero todo era primavera, velocidad, música e insolencia juvenil.
Ella y él eran una pareja chocante: ella toda aldea y barro virginal, él consentido, urbano y egoísta. El disco sonaba una y otra vez, como si no fuese más que el rumor desprendido por el roce de mis sentimientos con aquel paisaje conmovedor. Ella, allí delante, sonreía como si el amor brotara de sus ojitos pequeños.
Al llegar todo ocurría junto a la estación, en un pequeño prado, al abrigo de un gran alcornoque y cruzado por un inocente riachuelo. Con la puerta del coche abierta, el disco embellecía el silencio. La candela crepitaba y el vino barato deshacía nudos y espoleaba los deseos más insensatos. Y ella jugaba, ya lo creo que jugaba.
El amor sin manos me duró años, y la emocionante mentira aún flotaba en el aire cuando ella y él habían desaparecido de todos mis escenarios. Un día, muy lejos de aquella estación, la vi y comprobé que hasta el último gramo de barro se le había escurrido por los husillos de la ciudad, y entonces sólo quedaba la música, aquel disco y aquellas palabras…
Sometime ago I had a dream And now in life O can't you see
O the music it was playing
Sometime ago I had a dream And now in life O can't you see
O the morning sun it was soft and cool
Sometime ago | Hace mucho tuve un sueño, Y ahora en la vida, oh, ¿no veis
Oh, la música sonaba,
Hace mucho tuve un sueño, Y ahora en la vida, oh, ¿no veis
Oh, el sol de la mañana era suave y frío.
Hace mucho. |
2 comentarios:
Precioso, Juanma. Me alegra muchísimo que hayas retomado el blog. Cuánta sensibilidad hay en lo que escribes. Gracias
Gracias, Manolo, me alegro mucho que te gusten estas cosillas. Un abrazo.
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