Luego llega el 20 Avril de Ohana, y sólo sé decir que da contraste a Regondi y a Pujol que espera. Mi rezagada sensibilidad aún no alcanza a percibir el espíritu de estas notas, pero a continuación Pujol se remueve en mi interior, en mi pasado, en la tierra que se asentó sobre mis pasiones, y así caminamos de la Tonadilla al Tango, para acabar con una Guajira que cambia el ritmo de los latidos de mi corazón.
Un descanso, y entonces Schubert, el hombre que –hoy lo supe– viene con los años, que cuenta historias que llegan poco a poco, y que cuando te alcanza conmueve tus afectos hasta el dolor. Y Falú, ah, qué hermosura, qué desconsuelo de tan lejos, qué otoño de brisas cansadas y de sueños… Y para acabar Rodrigo, su invocación ancha y oscura, hospitalaria y cercana, y su danza rotunda.
Los dedos de Gaëlle, aun cansados, han volado por el aire con alas morenas… Sevilla vacía resonando, Sevilla con seis cuerdas…