Acto 7º y último. NEPTUNO, EL MISTICO
Neptuno sale brillante a un escenario oscuro, donde danzando con suavidad, yendo de un lado a otro de la escena, coloca, colgándolas, estrellas en el fondo nocturno del cielo; Neptuno gira con elegancia bajo las estrellas.Cansado, se sienta en el centro de la escena en posición de loto. Al poco van apareciendo personajes y objetos abstractos a su alrededor, figuras imposibles con objetos imposibles. Y a éstos, que pronto se desvanecen, los sustituyen otros personajes oscuros, que llevan con ellos insectos transparentes y encendidos que inundan la escena.Neptuno sigue inmóvil con los ojos cerrados, pero en cierto momento lo despierta un canto de mujeres, que espantando a los insectos brillantes entran en la escena. Neptuno, aún dormido, es conducido por las mujeres y llevado de un lado a otro de la escena, caminando sin rumbo, dejando que por detrás de su paso un velo oscuro, salpicado de estrellas fugaces, oculte el cambio de escenario. Al fin, Neptuno es depositado sobre el suelo, las mujeres desaparecen y el fondo se va encendiendo: unas montañas aterciopeladas, un castillo de cuento, un lago dulce como un susurro…Todo se oscurece en el último instante, y queda el místico iluminado, abriendo de par en par los ojos y sacando un libro de entre sus ropas. Así queda, leyendo.
(Nicolas Poussin, El triunfo de Neptuno)