Cae la nieve fragante de los naranjos, y Clochard se pregunta cuánto tiempo podrá soportar su propio peso. Reconoce que a veces ha observado el paisaje convencido de que no le restan muchos días. Ser protagonista de tus propias reflexiones tiene estas cosas: te fagocitas a ti mismo, y sobre tu conciencia se desploma la carga de tu propia vida, de todos tus fracasos. Sí, Clochard es un gran fracasado, aunque sólo él parezca saberlo. Vagabundea por los caminos alfombrados de azahar, cuando la primavera embauca con sus embrujos las almas felices de los cobardes, pero ni el aroma a vida nueva impide que arrastre los pies sobre el suelo nevado. Sus fracasos son muchos, demasiados…
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