martes, 26 de junio de 2007

Honor al plebeyo

Hará un año más o menos que adquirí el libro de Ruiz Zafón, La sombra del viento. Como conté en una de las primeras entradas de este blog, me dio muchísimo coraje haberme gastado ese dinero en un libro que, en sus primeras páginas, parecía decirme que ya era suficiente con haberlo comprado, y que ya sería demasiada generosidad perder además unas horas de tu vida en leer semejante cosa. Por supuesto, aquello que escribí era mi opinión, que con frecuencia es la que suelo expresar, porque si acostumbrase a dar la opinión de otros cuando hablo, pasaría ciertamente por un loco peligroso.

Al poco tiempo de comprarme el libro, y de haberme arrepentido, hace poco más o menos un año, y buscando otras opiniones en Internet sobre este buen hombre (por cierto que encontré muchísimas parecidas a la mía), me topé con un blog dedicado a las críticas literarias, donde, a decir verdad, todo el mundo se atrevía a criticar sus lecturas, con más o menos sentido, pero por supuesto casi siempre de forma respetable. Una chiquilla que decía tener 14 años hablaba del libro, y declaraba habérselo pasado muy bien con él. Entonces yo, bocazas entre bocazas, escribí esto:

"Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido".

Bueno, no he leído La Sombra del Viento, ni la leeré. Luego de tratar de leer (sin asfixiarme) y de entender este primer párrafo del libro, no quiero perder el tiempo leyendo más de cuatrocientas páginas de esta supuesta literatura. Es una pena, porque me ha costado su dinero, y todo por hacerle caso a montones de amigos que me lo recomendaban. Tengo muchas obras maravillosas que leer... Hay, sin embargo, algo bueno en este libro: lo que ha dado que escribir aquí, en este bonito lugar.

Saludos mil.


A continuación, añadí otro mensaje pensando en la linda Marta:

Ah, perdón, y a Marta animarla a que siga leyendo tanto. Es increíble que con su edad esté leyendo libros como éste. Increíble para lo bueno y para lo malo, aunque mucho más para lo primero que para lo segundo. Tal vez algún día no muy lejano recuerde este libro con una sonrisa, como solemos recordar nuestros maravillosos y fecundos errores del pasado...

Un beso.


Hoy, rebuscando en la red, di de nuevo con esta página, y por curiosidad visité (un año después) el lugar donde dejé mis mensajes, y advertí que, dos días después, cierto individuo había respondido a mis mensajes, y tras leer su correo tuve el lógico deseo de responderle, pero luego me acordé de aquella enseñanza que, siendo yo auxiliar de biblioteca, un extraño pero bastante sabio profesor de contabilidad de la Universidad de Extremadura me regaló cierto día: si vas por la calle y un mulo te suelta una coz, ¿te pararás a pedirle explicaciones al mulo? Y no es que yo quiera tachar de mulo a este señor, nada de eso. Es una persona, porque si fuera un mulo tendría excusa para su mensaje, pero siendo persona queda muy cerca del apodo con el que firmó el mensaje, plebeyo arrastrao. Pero yo quiero aprovechar estos espacios para homenajear a este buen hombre, y tratar de inmortalizar, humildemente, su fantástica respuesta (los problemas ortográficos son originales):

Reseñado por Plebeyo arrastrao, miércoles, 07 de junio de 2006 10:18

Mira Sir "nosequé", con tu nick ya lo dices todo, pero si quedan dudas nada más hace falta leer tus ridículos comentarios cargados de una pretendida superioridad intelectual pero que traslucen ignorancia, envidía y complejo de inferioridad. ¿Has escrito algún libro?, o eres como la administradora del blog?, que va de intelectual experta y sus noveluchas no las publica ni una ONG. La sola decisión de calificar una obra por un primer párrafo, que a parte de no entender, consideras de poca calidad ya te delata... piérdete!

Un verdadero monumento a la educación en todos los sentidos.

8 comentarios:

Daniel Pelegrín dijo...

Desde luego, el que la escribió era un zafio, o un Zafión. Salud

Raquel dijo...

Nunca hay explicaciones para esas historias. Cuesta creerlas pero sí, son reales.
Un abrazo

Neves de ontem dijo...

Internet no está a salvo de este tipo de cosas. Pienso que lo mejor es no volver a esas páginas y olvidarlas. Saludos y gracias por su visita.

Anónimo dijo...

Así es la red: un lugar democrático donde los haya.
Encantada de haber dado con este espacio tuyo.
Un saludo.

Sir John More dijo...

Ante todo, mi bienvenida a Leo. Me ha gustado mucho tu comentario, porque has dado con un punto crucial del mío. Y es que no me quejo de ese mensaje insultante. Reconozco que mi primera reacción fue de rechazo, pero inmediatamente comprendí que resulta la mar de interesante, y que, más aún, tenía que publicarlo aquí, para inmortalizar el modo de razonar (o de no razonar) de este pobre diablo. La democracia, nuestro modo imperfecto de escapar de la tiranía, tiene estas cosas, detalles que, al fin y al cabo, adornan la vida de todos nosotros, ¿no creéis?

Se me ocurre ahora que podría inaugurar otra sección en el cuaderno con cartas que escribí respondiendo a individuos semejantes... Tal vez...

Un abrazo a todos.

amart dijo...

Y yo que creía que era un bicho raro por no poder tragar "La sombra del viento". Tuve más paciencia que tú, sir John, hasta la página 80 o así. A partir de ahí, ni una línea más.
En cuanto a ese tipo de comentarios edificantes con que te honran algunos especimenes, no deberías emplear un minuto de tu tiempo en darles pábulo. Eso les gusta porque estos sitios seguramente serán los únicos en los que puedan descargar sus miserias.
Un abrazo.

Alexandrós dijo...

Pues a mí me gustó mucho porque no lo leí ni pienso leerlo.
Un saludo

Sir John More dijo...

No creas, Amart, hay tanto que descubrir en el intercambio de miserias... Hacer recuento de ellas es un sano ejercicio. Y con Zafón ¡llegaste hasta la página 80! Bravo, premio a la paciencia. No, en serio, yo he escrito muchas pavadas peores que las de Zafón, pero nunca se me ocurriría pedir dinero por ellas. Un abrazo.

Bienvenido, Alexandrós, aunque veo que eres uno de los pioneros en esto... Y por eso me siento muy halagado por tu visita. Está claro que tu forma de quedar bien con Ruiz Zafón es una de las mejores y más baratas. Si se me llega a ocurrir antes... Un abrazo.