lunes, 2 de abril de 2007

Nunca Jamás aquí y allá

Pistas para cronopios, en fase apenas inicial de análisis del escenario real (que no está fabricado sólo de realidades palpables, aunque tampoco de místicas baratas y obsesivas, espiritualismos prêt-à-porter)... Y sobre todo ese momento en que Barrie descubre que con sus juegos hace daño a la madre y a los niños, y resulta culpable, además, de intriga por excesivo cariño. La vida, que, además de tierras de ensueño, tiene estas cosas...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A los cronopios soñadores les resulta muy difícil encontrar el equilibrio entre la realidad manifiesta y todas las demás, y este en particular nunca se acostumbrará a ver a su cómplice de fantasía solamente en una realidad, aparentemente tan lejano... Sin el sustento de sus alas hasta las nubes le parecen inaccesibles.

Sir John More dijo...

Precisamente por ello, los cronopios deberían leer con sumo cuidado, sin perder detalle de ninguna palabra, sin quedarse en el puro guión de las historias. Y también por ello la recomendación de Descubriendo Nunca Jamás, porque ayuda un tanto a encontrar otros mundos en la realidad, y la realidad en otros mundos. Pero hay una cuestión aún más esencial, y que yo casi aprendí con los años y las desilusiones: nuestros mundos, antes que cualquier otra cosa, deberían ser nuestros, no depender de nada ni nadie para llevarnos y traernos entre los asombros y la melancolía. Nada espero de Nhaar tanto como que no renuncie a sus mundos, que sienta que esas alas son suyas, y nada más que suyas. Las circunstancias, asombrosas o tristes, más o menos cercanas, son sólo eso, circunstancias.

Anónimo dijo...

Ah, los mundos de Nhaar... silenciosos, recónditos, retenidos bajo su piel.