Reconozco que este blog se pone a veces demasiado serio, así que apuntemos un chascarrillo. El último sábado, el a veces desternillante suplemento cultural de El País, Babelia, pedía a veintiún escritores bien actuales que aconsejaran a aquellos que desean unirse a la élite literaria nacional. No he leído todas las recomendaciones, dios me libre, pero entre algunas muy aburridas y tópicas he encontrado ciertas joyas. Reproduzco el párrafo aportado por mi admirada y nunca suficientemente enaltecida Elvira Lindo, y lo reproduzco completo porque no tiene desperdicio, de veras:
Por desgracia, no se puede enseñar a escribir literatura a quien no tiene talento. El talento no se enseña. Sin embargo, a quien sí lo tiene, un buen maestro le puede servir de gran ayuda. Los mejores maestros se encuentran, sin ninguna duda, en la estantería. No se puede adquirir un estilo propio si no se lee y no se imita a los grandes escritores. La admiración y la emulación a los clásicos son el principio obligado de una carrera literaria. Después, están las escuelas de escritura. Son interesantes porque ponen al alumno en contacto con personas que comparten las mismas inquietudes. Lo deseable es que el alumno encuentre a un buen maestro. El buen maestro ha de enseñar a amar la literatura sin papanatería, pero sin malograr la inocencia del alumno. Lo ideal es encontrar un buen maestro que no esté lacrado por el resentimiento. Hay maestros que quieren imponer sus manías y sus prejuicios literarios a sus alumnos. Que les inoculan el desprecio, que es el pecado más estéril de los literatos. De ellos hay que huir como de la peste. Nada mejor que el maestro que enseña a admirar, en primer término, y a analizar las dificultades de la creación. De un taller literario es posible que sólo uno o dos alumnos tengan futuro, pero por esos dos diamantes en bruto merecen la pena todas las escuelas de letras.
A continuación, el férvido Pérez-Reverte, de un modo más escueto, contradice en parte a la talentosa Lindo:
Escribir no es tanto cuestión de talento como de constancia. El trabajo, la dedicación y las lecturas son el camino más directo para tener éxito en la creación literaria. Con el tiempo, los escritores vamos cambiando y no es la misma novela la que escribes con 20 que la que escribes con 40, o con 60, porque tu corazón cambia con el tiempo, pero creo que todo escritor coherente debe pisar siempre el mismo territorio e ir desarrollándolo con los años. El lector siempre debe reconocer tu territorio. Desconfío del autor que cambia de territorio o que no lo deja claro en sus libros.
Así que ya saben ustedes: talento (que o se trae de fábrica, como ocurre con doña Elvira, o no hay tutía) y un buen maestro nada tiquismiquis, con buen humor y sin lacra. Y si son poco talentosos pueden optar por el otro camino: remangarse, hacerse un estilo a base de sudor, y pegar el pelotazo con, por ejemplo, las aventuras del Teniente Vergatiesa. Sea como fuere, de aquí a nada viajarán en primera clase, se quedarán en hoteles de lujo, y hordas aburridas se beberán sus libros en la playa. Y los de Babelia les llamarán para que hagan cultura.
9 comentarios:
Me parece oportuno traer aquí la opinión al respecto del incisivo J.A. Montano (aplíquese a discrección):
Uno. Tiene todo lo que se necesita para ser un/a gran escritor/a, y en cantidades inmensas. Todo, menos una cosa: el talento.
Dos. Sabe tan poco de literatura, que carece del conocimiento indispensable para darse cuenta de lo mal/a escritor/a que es.
Abrazos
Me gusta mucho esta entrada Sir.
Genial..
Esta noche, en mi vuelo de regreso, he conocido a un pariente no lejano de tu personaje.. El Coronel PollaBoba, me ha puesto la cabeza como el bombo de Manolo.. Menos mal que me he escapado y ya estoy en casa disfrutando de esta entrada
Un abrazo
David
Estoy con Elvira, todavía me inclino ante la originalidad de los que aún no han adquirido el oficio, y vomito ante los que solo tienen eso; OFICIO. Menuda palabreja para definir algo que sale de los más hondo.
En fin, muchas felicidades para los que logran ambas cosas, cuando lo logran.
Querido Sean, hasta el más tonto de los tontos se daría cuenta de que esto de escribir es una combinación de talento y esfuerzo, y como bien dice Carmen, algo muy alejado del oficio, porque escribir, cuando uno quiere escribir algo interesante, no es un trabajo mecánico, sino una forma de expresar estéticamente algo interesante, sensible e inteligente.
Amigo David, cuidado con esos aventureros que encandilan a los vecinos en Matalascañas, que labia no les falta, y te sorben la capacidad lectora en un pispás... Un abrazo.
Gracias VidasCruzadas, y espero que pasar de la autosuficiencia al cruce de vidas haya sido un cambio fructífero... Un beso.
Juasssssssssssssssss, cuánto me he reído, querido Sir John!!
A ratos echo mucho de menos estas parrafadas tuyas tan divertidas (aunque no hable, vengo y leo muchas veces, amigo)
Beso gordo.
Respirando (retirada) ;P
Vaya, qué sorpresa Respirando. Pues por aquí también se echan de menos las tuyas, tus parrafadas, inteligentes y siempre llenas de vida. ¿Y si te diera por volver? Venga, anda, si esto al fin y al cabo es una conversación con uno mismo, un gusto por tejer frases con más o menos elegancia, y una forma de mirarse con los transeúntes... Y, debidamente llevado el asunto, sin efectos secundarios. Un beso, y me alegro de que andes por aquí.
Estoy totalmente de acuerdo con Elvira Lindo. Para mí no falta ni sobra nada en lo que aconseja.
Un beso, Sir!
Siento, Elvira, disentir de ti. Doña Elvira no sólo demuestra una vanidad en mi opinión absolutamente injustificada (no todos podemos tener el talento que ella tiene), sino que a sus argumentos no les encuentro ni pies, ni cabeza, ni siquiera una mínima lógica interna. Creo que si no tuviera los amigos que tiene, a esta mujer no le publicarían ni en la revista del Colegio Oficial de Talentosos... Un beso.
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