Como algunos ya sabéis, este fin de semana próximo tenía intención de, además de visitar esas dos exposiciones del Thyssen, darme también una vueltecita por la Biblioteca de Julio Cortázar, la que su primera mujer, Aurora Bernárdez, cedió a la Fundación Juan March. Para ello, escribí hace un mes un correo electrónico a su directora, Mª Carmen Pérez, y dado que su respuesta me llega con un carácter indudablemente administrativo, y me proporciona información que puede hacerse pública sin ningún tipo de problemas, os reproduzco aquí los dos correos, el mío y el suyo, advirtiendo que en el suyo respeto la tipografía utilizada.
Estimada amiga:
Estimada amiga:
Ando acabando el tercer volumen de cartas de Julio Cortázar, con esa sensación extraña que seguramente habrá experimentado cualquier lector interesado al asistir casi en vivo a gran parte de la vida de nuestro querido escritor, y contada en primera persona. Viviendo en Sevilla, pensé que sería un bonito colofón a esta aventura, que Julio nos legó casi sin querer, visitar en septiembre su biblioteca y observar de cerca sus cosas, tal vez con cierta intención fetichista, pero sobre todo con la necesidad de ver con mis propios ojos muchos de los objetos en los que Cortázar ponía tanto amor y pasión.
Por los datos que aparecen en la web de la Fundación, no sé en qué forma ni qué contenidos se pueden observar en la Biblioteca. No sé si hay que ser un estudioso de Cortázar para poder obtener el permiso de hojear sus libros, o si la Biblioteca posee alguna exposición digamos visitable. Le agradecería me informara de ello.
Agradecido de antemano, le saluda atentamente...
* * *
Estimado señor:
Cualquier información y consulta de nuestros fondos la puede hacer a través de nuestra página Web www.march.es, entrando en Bibliotecas.
Todas nuestras publicaciones están catalogadas en dicha página y están a disposición de toda persona que desee consultarlas.
Los fondos no son de acceso directo, hay que rellenar una ficha para solicitar cada documento.
Atentamente,
Biblioteca
Fundación Juan March
Sin entrar en la conveniencia o no de acercar más o menos los fondos al común de los mortales, porque entiendo que son fondos únicos y cuya protección tal vez exija estas medidas, y más allá de la tristeza que me produce esta respuesta, me da por pensar que si Julio levantara la cabeza no diría nada bonito de la cuestión…
10 comentarios:
Eso no es una respuesta administrativa: es un cubo metálico lleno hasta los bordes de agua helada.
Hasta aquí me ha salpicado.
Sirva este comentario de toalla caliente.
Besos
Pues si supieras la temperatura que hace por estos sures... Me ha dado más repelús tu amable toalla caliente que el cubo de agua fría de la Directora... Ahora, eso sí, se agradece igualmente, que conste. Besos.
Ah, los burócratas, todos unos famas. Aunque ya sabemos que los bibliotecarios no siempre aman la lectura ni los libros, y que muchos actúan como meros administrativos, no deja de ser desmoralizador. Menos mal que te (nos) sigue quedando cierta voluntad de juego y una gran pasión. Un abrazo.
Aunque a veces me pregunto, Azófar, si no tendremos necesidad los cronopios de la existencia aburrida de los famas mucho más que ellos de la nuestra... Siempre que podamos considerarnos lo suficientemente cronopios, claro... Un abrazo.
Querido Juanma, los famas se han hecho con el pecio del naufragio.
Un abrazo.
Desolador... y previsible. No hablaré más de bibliotecarias, que va a pensarse que les tengo ojeriza. Besos y ánimo, querido Sir.
Menos paños calientes: directamente, una pedorra (la directora o la institución, tanto da).
Sugerencia:
Estimada Sra. ante la abrumadora amabilidad de su respuesta, sólo me cabe indicarle que he tenido una visión, en la que Julio Cortázar inventaba otra palabra más para referirse a la labor que Vd.,tan encomiablemente, desarrolla en la Fundación. No la recuerdo, pero era sinónimo de inepcia.
Atentamente.
Amigo, ni un segundo más de tu tiempo para este grajo.
¿ Estás seguro de que no era un axolot?
Desolador y previsible, como dice Ana. Justo hace unos días estaba hablando con unos amigos de lo inaccesible que son las bibliotecas en muchos sitios de España, México, Colombia... Al menos aquí, con todos los problemas que tiene este país, las bibliotecas son un lujo. El poder buscar los libros tú mismo, bucear... en fin.
Me da mucha pena esa carta. Es una reafirmación más ignoracias, falta de sensibilidad, poca inteligencia. Ya lo sabíamos pero cuesta aceptarlo.
Jo, poresita mía, se le tienen que estar cayendo las cosas de las manos, pero además cosas puntiagudas que se le clavan en los pies. Y como un día que se quede a trabajar hasta tarde se le levanten todos los personajes de Cortázar, esta mujer acaba en un sanatorio para bibliotecarios. Ahora, lo peor para ella, sin comparación, es que ya no voy a verla, que se perderá mi visita. Pues no soy yo rencoroso ni nada...
Besos y abrazos a puñados.
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