Una de dos: o Savater ha perdido definitivamente el gusto, tal vez por frecuentar las amistades traicioneras que acarrean la fama y el dinero, o se ha vuelto rematadamente loco. Escribió el otro día un artículo invitándonos a leer tres libros sobre el amor, uno de los cuales es el último libro de Javier Marías, Los enamoramientos. En él hace referencia (despreciativa) a algunos que se obstinan en considerar a Javier Marías como un mal escritor. Posiblemente, Savater se refiera al pertinaz y polémico Manuel García Viñó, un tipo realmente extraño, cuya virtud mayor no es de ningún modo su calidad literaria, sino más bien su forma paciente y minuciosa de desenmascarar muchas de las obras maestras de la literatura patria.
En un largo pero jugoso artículo titulado Javier Marías, una estafa editorial, este buen hombre cita todas las barbaridades que encuentra en cinco obras del señor Marías. El listado me recuerda a uno que hice con las extrañas expresiones que Don Rafael Cansinos-Assens tuvo a bien incluir en su traducción de Humillados y ofendidos, de Dostoievski, afamada pero atroz. Aunque si luego de leer a Savater y a García Viñó no saben con quién quedarse, echen un ojo a las primeras páginas del libro de Marías. Luego díganme si no es para quedarse patidifuso cuando uno se entera de que muchas e importantes personalidades artísticas y académicas de este país solicitan para el escritor el premio Nobel. Está claro que los últimos agraciados han facilitado mucho el camino hacia la gloria. De aquí a nada tenemos de aspirante a la mismísima Ana Rosa Quintana... Quién sabe, tal vez su negro escriba bastante mejor que el mediocre y exasperante Marías...
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