El otro día, el amigo Jorgewic, felizmente regresado a este mundo de las bitácoras, recomendaba un librito de Cioran: Sobre Francia. Escrito en 1941, originalmente en rumano, se publica por primera vez en castellano con un prólogo de Alain Paruit. Aunque los señores de Siruela no tienen la delicadeza de decirlo, todo indica que Alain Paruit fue no sólo el autor de este prólogo, sino el traductor del libro del rumano al francés. La traducción del francés al español la ejecuta, nunca mejor usado este verbo, el ínclito Carlos Manzano.
Ya le indiqué a Jorgewic que la primera frase del texto de Cioran demostraba que el señor Manzano era poco cuidadoso con las comas…
No creo que me interesaran los franceses, si no se hubieran aburrido tanto a lo largo de la historia, pero su aburrimiento está desprovisto de infinito.
Pero no salgo de mi asombro luego de haber leído (más o menos) el prólogo de Paruit. Una de dos: o el prólogo es una verdadera porquería y Manzano ha sido fiel a su basura, o su traducción del prólogo es execrable. Aquí pueden (intentar) leerlo:
No sé si el autor de esta barbaridad ilegible es Paruit o Manzano, aunque el segundo ha dado ya muchas muestras de que esa falta de cuidado traductor es más un hábito que un descuido, por muchos premios que reciba. Pero lo que sí está claro es que Siruela publica a la buena de dios. Eso sí, en el precio son constantes y minuciosos.
5 comentarios:
Sí que es espantoso, sí. Y no solo por la prosa y por la puntuación. ¿O solo me ha parecido a mí que no dice nada del libro? Nada que no venga en el libro, vamos. Eso sí, entre comillas.
Qué tropa...
Saludines.
Siempre que entro en tu blog, aprendo.- Gracias.
Bueno, Leo, no sabemos muy bien qué es cita y qué es texto original del prologuista. De todos modos, me da que este hombre prologó el libro hace muchos años, por lo que a saber si el texto era adecuado para la presentación del libro o no. De cualquier manera, todo lo que digamos de él serán conjeturas, porque me da que no lo entiende ni el mismo Manzano.
Eso sí, el traductor nunca me ha gustado, y por ahí encontré ciertas pistas de que traduce a una velocidad excesiva, e imagino que rentable. De hecho, suya es una de las traducciones de En busca del tiempo perdido; será por eso que nunca me hice con una traducción de esa obra, porque todas las que hojeo me parecen complicadas de leer, incluso la de Salinas. En fin, a aprender idiomas... Jo... Besos.
Angelines, pues así hacemos justicia, porque tú nos enseñas mucho de lo que es la vida a pie de árbol y bajo esas montañas que tanto echo de menos. Veremos si las carambolas no acaban dirigiéndonos este verano al Valle de Tena... Besos.
Como siempre, usted tan atinado...
Aprovecho para dejarle un beso sin traducir.
Beso franco e indómito el suyo, que siempre se recibe con profunda satisfacción, señora mía.
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