Jazmín
Pasé junto al jazmín. Hoy sólo estaba lleno de promisorios brotes. Cierta mañana, hace unos meses, tras una noche de diluvio lucía rebosante de pinceladas blancas y aromosas. Igual no le gusta el frío, y esta noche pasada lo hizo. Sonaron en mi móvil Dance with the Moonlit Knight y Firth of Fifth, de Genesis.
Collins
Entre otras maravillas, la batería de Phil Collins suena prodigiosa, y pienso en la penosa involución que sufrió su carrera. El tercer tema del disco, More Fool Me, aparecido originalmente en el disco Selling England by the Pound, comenzó a sonar. Era, con mucho, y a pesar de la guitarra de Hackett, la peor canción del disco, y la muestra temprana de que Phil Collins, aparte de un grandísimo batería, era un tipo de un gusto musical bastante pobre.
El grupo, hasta 1975, fue liderado por Peter Gabriel (voz, flauta, percusión), aunque todos (Rutherford al bajo, Banks a los teclados y Hackett a las guitarras) colaboraron con su genio a crear música de verdad. En 1975, después de varios de los mejores discos de rock de la historia, y tras producir The Lamb Lies Down on Broadway, un disco difícil pero impresionante, Gabriel se había alejado demasiado del resto de la banda, y decidió seguir su carrera en solitario. Aunque Collins había sido la segunda voz del grupo, e incluso se había lanzado con la voz principal en algunos temas, ahora se convirtió en la única voz de Genesis. El grupo compuso dos discos hermosos (Trick of a Tail y Wind and Wuthering), aunque en ellos se echaba de menos la voz poderosa de Gabriel y se observaba ya un ligero escoramiento al pop, a la comercialidad de los sonidos. Aun así, los dos trabajos conservaban una alta calidad.
Después de Wind And Wuthering, Steve Hackett anunció también su marcha por diferencias creativas con el resto, y entonces el grupo se escoró definitivamente al pop, a una música mucho menos elaborada, más repetitiva y bastante más vulgar. Collins, como luego demostró con su carrera individual, debió sentirse muy bien al verse libre de los corsés artísticos que primero Gabriel y luego Hackett quisieron imponer al grupo, y al fin, con sus dos silenciosos compañeros, se lanzó progresivamente a la música ligera y machacona, bailable y sencillita que Collins no ha dejado de hacer hasta ahora.
A principios de este mes de marzo Phil Collins anunció que abandonaba la música para dedicarse “a ser padre a tiempo completo”. Además, aclara en su propia página web que su despedida no se debe a que haya sido maltratado por la prensa, ni a que no se sienta amado por sus fans, ni tampoco a que ya no encaje en el medio, pamplinas más propias de un personaje del tomate que de un supuesto gran artista. Y tengo que reconocerlo: deseándole toda la salud y la felicidad posibles, me alegro muchísimo de que por fin deje la música. Desde que abandonó la batería de Genesis, este buen hombre ha estado regularmente llenando los medios de comunicación con sus gritos insoportables y sus iterativas banalidades musicales. Pasó de ser uno de los mejores baterías del mundo a ser uno de los cantantillos más pesados y chirriantes de la historia. Pasó de la grandeza, la dulzura, el contraste y la personalidad del rock más inteligente y sensible, a lo pegadizo y venal, al bailoteo, al tarareo de una música directa, simple, una música volátil, llena de poses y vulgaridad.
Observen sobre el terreno el asunto. La primera pieza es la que escuchaba por la mañana, contenida en la caja de 4 discos titulada Genesis: Archive 1967-1975, con música en directo del grupo. La cancioncita posterior es Don’t Lose My Number, del disco que Collins sacó en solitario No Jacket Required, con la que ustedes podrán echarse un bailecito la mar de molón. Comprobarán la diferencia entre el Collins batería (concéntrense en el sonido portentoso del instrumento)
y el Collins chundachundero de los últimos tiempos
Entonces, cuando acabó la canción que Collins perpetraba ya en 1975, seguí caminando preguntándome qué diferencias había entre la voz entera de Gabriel y ese lamentable sonsonete que es la voz de Collins, o entre la batería intensa y valiente del Collins músico y la otra, electrónica y tediosa, del Collins empresario; y fui dándole vueltas al jazmín, al arte y sus voces, a las insinuaciones del arte y a la pereza de nuestros sentidos…
[continúa en la 2ª parte]
4 comentarios:
El arte es una cosa y la soberbia humana otra. Gana siempre la segunda. Pobre Collins, cómo lo comprendo, porque nada humano me es ajeno.
Muchas gracias por la música y las palabras.
Bueno, Carmen, creo que Collins tuvo un problema: se moría de envidia por Gabriel, por ser el líder del grupo, y al final lo consiguió. Vendió su alma artística al diablo de las ventas, como hacen muchos. De todos modos, nunca le agradeceré demasiado los buenos momentos que nos dio con su batería. Feliz de verte. Un beso.
De nada, Angelines, ha sido un placer no sólo traer la música aquí, sino que tú andes por estos rincones. Besos.
Normalmente paso en silencio, pero paso. A Lanuza subiremos a mediados del mes que viene y pensamos estar hasta noviembre, como siempre ... Con los brazos abiertos os esperamos aunque sea el ratito de tomar un café.
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