viernes, 18 de septiembre de 2009

Fracaso

Bach, Pasión según Mateo, Blute nur, Ton Koopman (dir.), Barbara Schlick (Sopr.)

Algo instintivo me atrae en la palabra fracaso. Suena sincera, sólida, verosímil. Yace ahí, bajo cada superficie, incluso en la misma raíz de nuestras victorias. Dicen que la música y las lágrimas están hechas del mismo material, y acaso sea éste: la imposibilidad manifiesta de llegar a ningún sitio, la ausencia de esperanza, la oscuridad que, por mucho que nos debatamos, aguarda silenciosa y agazapada en nuestro futuro.

Incapaz de detenerme, sé que sólo la inmovilidad podría conjurar esta agridulce sensación de haber perdido. Sí, nada ha acabado, pero mis manos se agitan demasiado torpes para alcanzar las estrellas, porque las estrellas son sólo un sueño. A dieta de quimeras, únicamente las pesadillas perduran, y con ellas todos estos pequeños y molestos dolores, las caídas y las decepciones, tantos enigmas que nunca acabaré de comprender. Cada mecanismo, cada engranaje descubre una pieza más del rompecabezas de mi desamparo.

El fracaso, como el aire, siempre está ahí, invisible y pertinaz, y lo respiramos acostumbrados a ese aroma suyo de noche cansada…

14 comentarios:

Belén dijo...

Quizá lo que necesitamos son crisis para crecer (crisis personales, ojo...)

Besicos

Sean dijo...

Mucho de acuerdo, Sir. El fracaso está en la raiz del éxito. No hay Arte más genuino que el que se apoya en el fracaso, en la desesperanza, en las lágrimas. En la vida la cruz, la otra cara del espejo, la explicación y justificación de lo contrario, sin balance posible, sin ganancias netas. Tal vez inevitable tu percepción negativa, pero no nos queda mucho cuando la lucidez nos levanta la niebla que cubre la realidad. Un abrazo.

Elvira dijo...

El fracaso, el desamparo, esa parte tan cotidiana de la vida. A veces pienso que unos exaltan y exageran demasiado sus éxitos, como si el fracaso no existiera por esconderlo, mientras que otros no valoramos suficientemente los nuestros, parece que ni los vemos. Los buenos amigos nos los hacen ver. Es que muchas veces el éxito no es lo que parece, son cosas pequeñas con las que construimos lo que vale la pena. Aunque quede escondido. Un beso

Lula Fortune dijo...

Define" Éxito"

Sir John More dijo...

Tal vez, Belén, no crezcamos de otro modo... Un beso fuerte.

Fíjate, Sean, que sería capaz de decirte que ese panorama que muestra la niebla que se levanta me provoca, de algún modo, optimismo. Si a veces creo que en el futuro, si en determinados momentos siento alegría de pensar en el día de mañana, es precisamente al ver que la solidez de nuestro extravío es como el estiércol, tremendamente feraz, y que en él, reconociéndolo y no ocultándolo, pueden crecer fantasías tan dulces... Un abrazo, amigo.

Yo definiría el éxito, queridas Elvira y Lula como una borrachera de nuestro ánimo, que luego pasa y deja resaca y esa sensación de habernos estado engañando durante un buen rato. Y se pasa bien, claro, como en la borrachera, pero uno no puede vivir siempre borracho, y cuando no se distingue si uno está borracho o no, entonces uno es alcohólico... Creer con seriedad en algo, emborracharse en serio, de alcohol o de aciertos, sólo consigue alejarnos de lo que somos. Creo... Besos a pares.

FABIA dijo...

Buenas noches Sir,creo que todos nos sentimos en algun momento(o en muchos)desamparados ante la imponente realidad de la palabra fracaso, a nuestro alrededor se produce la constante conspiracion para hacernos creer que las estrellas no son un sueño, no podemos alcanzarlas y en el cielo se dibuja la palabra FRACASO tapándolas, escondiendolas, es al final de cada jornada cuando mas me esfuerzo en mirar hacia el suelo y entonces veo lo que tengo, olvidando lo que no podre tener, olvidando que jamas tocare una estrella con mis manos,y extendiendo el brazo hacia el otro extremo de mi cama, se que despues de todo la vida no me ha engañado por completo, al menos él sigue a mi lado un dia mas, y les ofrezco un corte de manga a quienes pretenden cambiarme estrellas por realidades imprescindiblemente terrenales y cotidianas.
Buufff, lo que hace el otoño con las neuronas eh!.
Siento haberme enrollado tanto.
Un beso Sir.
Fabia.

Luna dijo...

Es el otoño, el otoño.
Qué sí, qué si, estoy segura.

¿ El guiski de aquellos lares?

Un beso y un abrazo

amart dijo...

Acuérdate de la máxima, querido Sir: "Un hombre inteligente se recupera de cada fracaso; un imbécil jamás se recupera de un éxito". La duda es si ya era imbécil cuando alcanzó el éxito, o si el éxito lo volvió imbécil.
Ánimo, Sir, y si es el otoño, considera que también es un triunfo sobre el verano. Un abrazo.

Sir John More dijo...

Os agradezco a todos las reflexiones y los ánimos, pero os aseguro que esta sensación de que el fracaso está en la materia que me constituye no proviene de un mal momento (que no estoy pasando), ni del otoño (que me encanta, mucho más tras tan ardiente verano), ni de desilusiones ni de hecho concreto alguno. El ser humano es un animalito extraviado que sobre el indudable caos oscuro y doloroso inventa flores y aromas. Besos y abrazos.

Sandro dijo...

Ni el arte ni la ciencia, que podrian considerarse lo mas elevado de la cultura humana son ajenos al fracaso... mas bien son hijos del fracaso.
Al parecer, la imbecilidad que traemos en nuestros genes ha debido viajar en el tiempo con nosotros por alguna razon retorcida que Darwin no aclaro. Sera un exito o un fracaso...
El macho de la mantis perde la cabeza cuando tiene exito, literalmente. No tuvo cabeza para reflexionar sobre sus exitos, pero transmitio sus estupidos genes... ¿exito?
El fracaso incita a la reflexion, es casi un reflejo. Y nos ha traido hasta aqui a tropezones, pero invariablemente. Preguntarse si es una razon para el optimismo o el pesimismo es una cuestion de perspectiva.
Abrazos

Anónimo dijo...

Qué te voy a decir yo... Ya sabes que lo mío es "Hablemos de Victorias", o lo que es lo mismo: el arte de sobreponerse. En el paisaje del fracaso late subterráneamente algo parecido a la esperanza. Supongo que por eso custodiamos con celo esta carne nuestra que, al final, tampoco vale tanto... Un beso, Sir.

leo dijo...

Ays, pa habennos matao. ¿Qué sería de nosotros sin nuestros fracasos cotidianos? Quizá nos convertiríamos en monstruos (aún más). ¿Tú crees que el pesimismo es genético, Sir?
Un beso grande.

carmen dijo...

El fracaso es nuestro límite, nuestra medida, nuestro contorno. Sin fracaso no sabríamos nunca quienes somos realmente.
El fracaso es humano, real, lo que nos acerca. El fracaso es lo que nos hace comunicarnos ahora y siempre. Qué bien saben las caricias en el fracaso. No hay que tenerle miedo. Sin él seríamos pavos reales
Un beso

Sir John More dijo...

Perdonen ustedes por el silencio, pero estuve lejos de los ordenadores durante unos días. Al bueno de Sandro le diría que sí, que el fracaso y la visión de nuestro extravío esencial (tal vez me repita un poco) me dan aliento. No sé si optimismo, pero sí aliento. A ver si pronto echamos unas cervecitas, por cierto...

Querida Ana: o lo que es lo mismo, una pequeña flor nos emociona mucho más (es una mayor victoria) cuando surge sobre un estercolero. Beso correspondido.

No sé, Leo, si el pesimismo es genético, tal vez haya algunos formatos nerviosos que impulsen a ver el vacío en la botella de marras, pero lo que sí sé es que la consciencia puede pasar muchas veces por pesimismo, y la religión por optimismo, y ahí no tengo dudas. Besos, amiga.

Ni una coma podría añadir a lo que dices, Carmen, porque los fracasos, como tú insinúas, son el espejo donde nos miramos. Un beso fuerte.