viernes, 15 de mayo de 2009

Por cierto…

Hablando de Elvira Lindo, esta asombrosa escritora publicaba anteayer en El País un pequeño artículo titulado Un cursillo. El texto iba en la línea de esos pequeños chascarrillos insulsos a los que nos tiene acostumbrados El País para dar unos duros a nuestros escritores más insignes. Con bromitas llanas y pedestres, nos ilustran sobre los pequeños valoresimages de la democracia, sobre su necesidad y sobre su maltrato; por supuesto, cuando se trata de los amigos socialistas, sin señalar, claro. Aunque, a decir verdad, el tema suele ser lo de menos. Con frecuencia son asuntos obvios, oscurecidos por las rústicas agudezas y por un anecdotario de babuchas y bata de guatiné.

En este caso, el tema del artículo de la señora Lindo me dejó por completo indiferente. Bueno, debo aclarar, en bien de mi reputación, que no suelo leer a esta mujer; más aún, me niego a leerla a ella y al resto de sus amigotes. Pero ayer tuve un día tonto, y me pregunté si seguiría escribiendo tan bien como al principio. Soy consciente de que, al lado de los ríos de buen periodismo y de las montañas de libros dignos de ser leídos, analizar un texto tan memo parece una lamentable pérdida de tiempo. No obstante, desde pequeñito, tuve afán científico, y a veces debo justificarme los rechazos tanto como me justifico los gustos. Así que tomé el artículo y lo leí. Si eran dos párrafos de nada…

El suelto de la madre de Manolito Gafotas comienza así:

“¿Quién es más chorizo?: ¿el que mete la mano en la caja y sabe (…)?”.

Da igual lo que sabe el que mete la mano en la caja. Lo que me chirrió fueron esos dos puntos entre pregunta y pregunta. Nuestro idioma es suficientemente rico como para no arriesgarme a que salga por ahí algún nieto de Lamíquiz y me refute el desagrado, por lo que sólo diré que la cosa me chirría, aunque gente mucho más sabia sabrá decirme si acierta mi intuición. En una frase más abajo la Lindo vuelve a usar otros dos puntos entre interrogaciones, pero la frase estrella es la siguiente:

Su gesto [del político corrupto] al entrar en los juzgados no es el de quien actúa al margen de la ley, sino de quien cree que ostentar un cargo público es una manera peculiar de regentar una posesión privada.

Me decía un amigo al que le comentaba la frase que, sin querer, la señora no se equivocaba al suponer ostentación en los cargos públicos, pero está claro que Doña Elvira no pretendía insinuar nada, y que sólo usa el término ostentar en su acepción más estentórea (palabreja inconmensurable del difunto Gil y Gil). Lo de “regentar una posesión privada” también tiene mandanga; a no ser que si, por ejemplo, tu posesión es un quiosco de prensa, puedas regentarlo siempre que lo hagas creyéndote quiosquero mayor del Reino.

En fin, que esa niebla de ambigüedad y desatino que rodea a los textos de Doña Elvira se produce no por defecto del lector, sino por imprecisión manifiesta de la escritora. Pero –me dije-, joder, Sir, parece mentira que seas tan cabrón… Uy, perdón, si es que esto de leer a esta generación de escritores gamberros… Me dije: Vaya, Sir, parece mentira que seas tan susceptible y exigente. Lo importante es que la mujer critica la corrupción política, y al fin y al cabo se hace entender, incluso sin faltas de ortografía… Pero entonces, ¡catapún!, me encuentro con esto:

La corrupción brota aún en los países donde los políticos andan más aleccionados en materia de honradez, pero en España da la impresión de que los partidos han sido incapaces de adiestrar al batallón (…).

Ese acento, Elvira, ese acento…

Pero si uno deja de enfangarse en el verbo torpe de esta mujer, si tomando un poco de distancia hojea sus libros, esa idiotez suma y de mal gusto que es Manolito Gafotas, y lee luego a los críticos literarios, advirtiendo el éxito no sólo editorial sino también periodístico de esta señora, entonces sólo te quita el cabreo hundirte en una tragedia de Shakespeare, solazarte en unas cartas de Cortázar o Lorca, navegar por algún cuento de Poe, derretirte con algún poema de Neruda… ¿De qué estaba yo hablando?

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que decía Miguel Hernández: el sapo que no cesa...

Sir John More dijo...

Sí, Ana, sapos y culebras. Pero es que dan una paliza con los sapos...

Besos anfibios.

leo dijo...

Qué duro eres, Sir... Si es que estamos aquí porque tiene que haber de tó.
Besos

Carmen dijo...

Cuando Elvira se lió con Antonio Muñoz Molina yo era amiga de un amigo de él. Y lo que más lamentaba él (un poeta maravilloso) es que él se hubiese corrompido de esa manera. Decía que se había vendido al marketingn, porque ella eso es lo que era. Entonces el poeta amigo me pareció un antiguo que no entendía nada. Y eso que como autor lo respeto a muerte. Ahora veo que tenía razón... Pero ese marketing vende que te mueres.
Coincidí con Elvira en un acto benéfico, al que yo fui a trabajar y ella a leer como estrella. Fue también Rajoy. Y cuando todo terminó Elvira estaba sola, hasta que se acercó Rajoy para charlar. Dios!, pensé... puede más el marketing que el poder.
Y no sé si me he explicado bien... muackkksss sir

RosaMaría dijo...

Más o menos pasa lo que aquí... Lo que nos queda después de leer, ver y oir toda la pavada que hay es refugiarnos en buenos libros, alguna obra de teatro o película buenas o música de nuestro gusto.
No es esconder la cabeza bajo tierra es una conducta defensiva que evita que nuestro criterio salga mal parado en tanta porquería.

Sir John More dijo...

Leo, lo sé, tiene que haber de to, pero algunos podrían haber elegido un oficio menos artístico para intrigar y vender sus baratijas... Un beso. Fdo. Sir Gafotas.

Te explicas estupendamente, querida Carmen. De hecho, es la viva imagen de mis intuiciones respecto a este grupo de escritores de éxito, apegados al poder y que forman pandilla. Sus escritos suelen ser, en el mejor de los casos, obras de técnica más o menos decente y de tema efectista y aburrido. En el peor de los casos, el más frecuente, no saben escribir. Hay un señor por ahí, un tal García Viñó, que tiene una personalidad bastante curiosa, y que escribe tan mal como todos estos, pero que está dedicando su vida a leer todas las obras de estos famosos, y a encontrar los cientos de errores que cada libro contiene. Escribe libros y en una página web: http://www.lafieraliteraria.com/. Un beso sin marketing.

La pena, Rosa María es que hay, con seguridad, muy buenos escritores, incluso publicando, que se disuelven en el mar de esas tonterías que llenan los escaparates y los boletines literarios. Más paciencia... :-) Un beso.

Serendipia dijo...

cuánto tiempo sin visitarte, cuánto tiempo madremía

¿por qué la mejor soledad?

Sir John More dijo...

En el nocturno 126 te contesto. Felicidades algo atrasadas... Un beso.

carmen dijo...

Ay, sir. Que Dios nos coja confesados si nos pilla Garcia Viño. He leído sus criticas literarias y lo he pasado de miedo. Dice que solo critica a los que ganan premios millonarios. Si es así, bueno.
Un beso

Sir John More dijo...

Sí, es un tipo curioso. Desde luego, los artículos que le he leído están escritos realmente mal, pero creo que es una figura necesaria: una persona capaz de leerse todos esos superventas de tres al cuarto, y dejar al aire todas sus bobadas... Nos evita a los demás la molestia de leerlos, por lo que yo ponía dinero para darle un sueldo mensual. Y si encima no se va a meter nunca con los que no ganamos millones... Jo, ya me gustaría que se metiese conmigo... :-)

Un beso.