jueves, 22 de noviembre de 2007

LOS PLANETAS DE HOLST, Teatro para niños (VI)

ACTO 6º. URANO EL MAGO

Aquelarre en un claro del bosque. Un fuego crepita en el centro y el Mago, con una gran capa blanca sobre un traje negro, con barba y cabellos largos y plateados y un báculo retorcido, danza pesadamente alrededor de las llamas. Los árboles brillan en el fondo, iluminados por el fuego.

La mutilación de Urano por Saturno
Giorgio Vasari y Gherardi Christofano
El mago comienza a usar el báculo y hace aparecer animales. Primero entra un gran oso que torpe e indeciso avanza, alzándose de vez en cuando sobre sus patas traseras, y volviendo al suelo con una suerte de decepción. Al par de la cuerda, la escena se puebla de inquietas mariposas que vuelan alrededor del fuego. Luego surgen peces nadando por el aire con elegancia, mientras unos copos de nieve caen cada vez con más insistencia. El escenario es un carnaval de movimiento, pero el Mago ordena a los animales que se reúnan cubriéndolos a todos con su capa, y la música cesa mientras el Mago se queda solo de nuevo.
Luego de permanecer pensativo unos instantes, Urano inicia una danza de movimientos extraños, y animales fantásticos surgen de sus movimientos: cabras de tres cabezas, sirenas con cuerpo de bruja, camellos azules y compungidos, elefantes con patas de bailarina, el inevitable unicornio… Pero en cierto momento parece caer en la cuenta de lo que parecía haber estado buscando todo el tiempo, y mientras los animales se retiran asustados, se convierte a sí mismo en un niño, que con la sombra del mago detrás sale de escena observándolo todo como si el mundo fuera nuevo.

4 comentarios:

aldara san lorenzo dijo...

¿Y no lo es?

elita dijo...

Si escucháramos más la mirada de los niños...

T dijo...

Bonito blog, me gusta.

Sir John More dijo...

Sí, It, el Mago era ya un niño, tal vez un poco perdido en el ardor de la creación...

"Escuchar la mirada de los niños"... Precioso, Elita, y tan difícil...

T, encantado por tu gusto, y deseoso de que disfrutes en estos parajes sin puertas.

Tres besos.