lunes, 5 de noviembre de 2007

Altares de pega

No me da vergüenza alguna reconocer mi ignorancia poética, y es que me cuesta un mundo entender la mayor parte de los poemas que leo. Por supuesto, mi ignorancia, como todo lo que soy, no es perfecta, y digamos que me salva un poco cierta sensibilidad ante la belleza, y tal vez esa intuición que, ante una obra de arte, me informa al menos de si la misma está más allá de mis posibilidades o simplemente es una bobería inflada por la nostalgia o el mercado.

Esta mañana leía con retraso Babelia, el suplemento de El País de hace hace dos semanas, y llegué a un artículo de Luis Antonio de Villena sobre Akiko Yosano, poetisa japonesa de comienzos del siglo pasado. De ella, en la introducción del artículo, se dice que “revolucionó (...) la lírica de su país. Al abandono de las formas métricas tradicionales, la autora sumó la instauración de una nueva moral basada en la reivindicación de los derechos de la mujer”.

A la izquierda del artículo se publica un poema que reproduzco a continuación:

El día en que se muevan las montañas

El día en que se muevan las montañas,
el día en que se muevan las montañas, está aquí.
Por mucho que lo diga, la gente no me cree.
Durante mucho tiempo, las montañas estuvieron dormidas.
Hace tiempo, bullían, ardiendo en llamaradas.
Aunque hayáis olvidado,
debéis creerme todos:
y las mujeres que seguían dormidas,
se van a despertar y se van a mover.

Más adelante, en el propio artículo, se citan otros versos de Yosano, entre ellos varios de un poema titulado Primeros dolores de parto:

Debo traer un niño al mundo, dar a luz.
Deben abrirse mis entrañas
y no tengo derecho a decir sí o no.

No dudo de ni uno sólo de los datos que Villena da sobre la historia de esta buena mujer, ni voy a poner en tela de juicio el valor (la valentía y la trascendencia) que demostró defendiendo un punto de vista que hasta entonces no se había tenido en cuenta ni en Japón ni en muchos lugares del mundo: el de que la mujer es, ante todo, una persona, y que su mundo y sus peculiaridades son tan importantes como las de cualquier otro ser humano. Pero ahí me detengo, la verdad, porque incluso arriesgándome a pasar por encima de la difícilmente apreciable calidad de las traducciones, en mi opinión estos versos antes citados son horrorosos. Ni el valor social y testimonial que puedan tener, ni la presentación del delicado Villena les concede marchamo artístico ninguno. Pero ahí estamos de nuevo, elevando a los altares de la estética a gente que debería estar en otros altares, y esta vez no en nombre de la sacrosanta originalidad, sino en el de la tradición y en el del feminismo. Aunque lo más probable sea que no tengo ni pajolera idea de poesía...

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien viene que de vez en cuando que alguien diga en voz alta lo que muchos pensamos en silencio.
Un abrazo, valiente.

Maritornes dijo...

Pues para no tener ni pajolera idea te despachas a gusto, jeje. La verdad, a mí esos versos me dejan más fría que una col de Bruselas. No me atrevo a decir que son malos, porque yo tampoco entiendo mucho de poesía, pero desde luego creo que el valor social que tuvieron en su época no tiene nada que ver con el escaso valor artístico que actualmente tienen. Hay que tener en cuenta también que traducir del japonés (y poesía nada menos) debe de ser telita marinera. Quizá en lengua original tengan más fuerza (yo es que siempre doy el beneficio de la duda).

luna llena dijo...

Pues que quieres que te diga...yo tampoco entiendo mucho de poesía, pero creo que eso no está reñido con el sentido del gusto (no me refiero a comer), que creo que todos tenemos uno propio. y el mio en este caso, coincide plenamente con el tuyo...me parece una de las cosas más feas que he leido...La poesía se puede entender mejor o peor, pero desde luego eso no evita que se pueda apreciar la belleza y reconocer lo que carece de ella. besos de luna

amart dijo...

Creo que la cosa va por ahí. Lo que acabo de leer no me dice nada. Comparto tu opinión y también el comentario de DR. Pero ya se sabe lo que son estas cosas por estos pagos: antes la petulancia absurda, aunque cueste un clamoroso ridículo, que el reconocimiento de la ignorancia, que casi siempre es un signo de honradez. Enhorabuena.

Lula Fortune dijo...

Yo no entiendo mucho de poesía, solo sé que la leo habitualmente y soy capaz de distinguir lo que me gusta o no. Creo que en el caso de las traducciones ( traductor viene de traditore, o sea, taidor)a la poesía no se le hace ningún favor. Hace poco hice unos post sobre poesía nórdica y al leerlos después, tuve esa sensación de prosaísmo de falta de algo que no supe explicar. No sé si la señora japonesa será buena o no. A mí, al leerlo no me dice nada y con eso me basta. Allá los "sesudos" intelectuales y sus pajas mentales.
Muchos besitos poéticos.

Anónimo dijo...

Villena a veces se las trae.
Tampoco es cuestión de decir NO si te ofrecen escribir sobre algo, el euro es el euro y hay que pagar la hipoteca.

A ver como me identifico...
Seguro que así sabes quien soy.

Sir John More dijo...

Estoy de acuerdo con todos en que hay que decir en voz alta cuándo el emperador sale desnudo, y que hay mucho pavoneo vacío en el mundo del arte. También estoy de acuerdo en que hay una cierta sensibilidad que uno va criando, y que puede compensar (tal vez sólo hasta cierto punto) nuestra ignorancia, no sé si para entenderlo todo, pero sí para rechazar lo patentemente malo. Y que traducir poesía resulta una actividad demasiado arriesgada, pero estos poemas, por muy bien dichos que estén en japonés, me da a mí que van a resultar igual de patosos. Como muy bien dice Lula, el poemita no dice nada, y las pajas mentales que rodean al vacío no dejan de ser eso, pajas mentales. En fin...

Bienvenida especial a Luna, la torpe. Teníamos a nuestra Luna, a nuestra sensible Luna llena, y ahora llega la luna con una torpeza... irreconocible. Aunque ella me supone una perspicacia que, lamentablemente, no tengo. Besos intrigadísimos...

Anónimo dijo...

Perdón, perdón..soy luna, la de siempre.
Es que ha llegado una hermosa luna llena y no sé identificarme.
Al final me voy a abrir un blog, para salir en color azulito.

Sir John More dijo...

Menudo lío de lunas... Debo entender, pues, con esta habitual sagacidad mía, que la luna torpe fue la luna de siempre en un momento difícil, ¿no?

Bueno, puestos a tener estas confusiones, ¿qué mejor que tenerlas con lunas? :-)

Anónimo dijo...

Por una vez -y sin que sirva de precedente- lamento disentir. No pienso sostener que sean los más elevados versos que nunca se hayan escrito, pero creo que "Debo traer un niño al mundo, dar a luz./ Deben abrirse mis entrañas/ y no tengo derecho a decir sí o no." supone una composición delicada y contundente -difícil oxímoron que aquí cuaja con éxito- en su sencillez. Yosano no escribe en el XIX, escribe en el medievo, y eso no debe perderse de vista. Lo que aquí se plantea es no sólo la identidad de la mujer, sino el hecho de que una nujer no pueda tener capacidad de decisión sobre su propio dolor, sobre su voluntad o no de crear una nueva vida. Me parece un tema importante, tratado además con elegante claridad.
Por otra parte, la poesía oriental, igual que el cine o el arte o la literatura en general, no siguen el patrón estético de occidente. ¿Y qué decir de su ópera? ¿Debemos desechar el valor del Kabuki o el No porque no encajen en nuestras convenciones artísticas? Murasaki Shikibu ha sido comparada con Cervantes por Borges o Yourcenar. Alguien me comentó hace no mucho que era aburrida. Quizá Cervantes se lo parecía también, aunque no osé preguntar.
Sólo quiero romper una lanza por una lectura con ojos nuevos.
(Caray, Sir, se me quitan las ganas de enviarte mis libros... :-D).

Anónimo dijo...

Dificil no....con un sorbito de cava (risas)
maritones, la traducción de Villena debe estar mal...
Ese tipo de cosas no se las plantea ni una japonesa de hoy.

Saludos

Sir John More dijo...

Aaaamiga Luna, con cava y risas... A ver si invitas... Je, je... Besos.

Querida Ana, recurriendo al tópico tengo que reconocer que me alegra mucho que me hagas esa preg... quiero decir, esa corrección. Verás, venía esta mañana leyendo otros artículos del mismo número de Babelia (20 de octubre de 2007), y en uno de ellos encontré otra pista (que tú acertadamente apuntas) para entender a esta buena mujer de la que hablamos. Bueno, antes quiero aclarar que para entenderla sería una condición sine qua non leerla algo más extensamente, aunque si Villena cita versos elegidos, bueno, se puede colegir que el resto de su producción tendrá una calidad parecida o incluso menor. Pero te decía que había encontrado esa pista, que no es otra que la que apuntas con acierto y que explicita Chantal Maillard en su artículo Pintar el poema, en el que trata la relación entre la pintura y el poema a la luz de los muy diferentes cánones artísticos vigentes en China y Japón, y que nos obligan, como tú dices, a leer “con ojos nuevos”. Maillard cita por dos veces la traducción literal de un fragmento de un poema de Bo Ju-yi, poeta chino que vivió entre los años 772 y 846, y el fragmento (ya digo, traducido literalmente) dice así:

Noche pasada ciudad encima
un pie nieve

Alba conducir carbón carreta
rodar helado carril


Justamente al leer este poema y el artículo que lo sigue quise creer que había sido injusto con la buena de Yosano, que escribió en un medievo pertinaz, de acuerdo, aunque algo así como 1100 años después de Ju-yi. Así que releí mi artículo y el poema de la japonesa, y concluí que, incluso despojando al poema de Yosano de las palabras accesorias, las que según Maillard impiden que veamos el poema y que nos limita a leerlo, incluso así, me da que el poema sigue siendo bastante pobre. Por supuesto, para mí la sencillez no es sinónimo de pobreza, pero ni lo antedicho ni el hecho de que el poema apunte a un tema tan trascendente como es la libertad de la mujer para crear vida hacen que la forma de plantearlo me resulte bella. Como decía antes, con seguridad se nos escapan aspectos del problema que sólo podríamos valorar sabiendo japonés e incluso habiendo vivido unos añitos en aquella sociedad, aunque fuese en su disparatada actualidad. Todo lo más podemos acercarnos a su belleza. Pero reconociendo la necesidad de esos nuevos ojos, y haciendo un humilde y siempre insuficiente esfuerzo por hacerme con ellos, reconozco que ese poema, por muchas vueltas que se le dé, y por mucho que cambie en la traducción, tiene poca chicha.

Verás, siempre pongo el mismo ejemplo, pero es que no se me quita de la cabeza. Aún puedo ver con nitidez a aquel muchacho, en una tertulia poética de puros aficionados a la que asistía hace muchísimos años, que recitaba un poema, titulado Soledad, y que venía a ser algo así: “Soledad, sole, dad, so, ledad, sol, edad, soledad soledad, soledad soledad sol...”, por supuesto, con entonaciones variadas que le daban a la cosa una pátina de seriedad de la que el pobre poema andaba más que necesitado. Los dioses me libren de ridiculizar a aquel muchacho o de desmerecer la importancia innegable de sus sentimientos poéticos y de su ilusión cantora, pero su poema sí me parecía ridículo ya entonces, en que sabía de poesía casi nada, poco menos de lo que sé ahora. Pues igual me pasa con el poema de Yosano: podremos considerar mil circunstancias que de alguna forma puedan incidir en la valoración del poema, e incluso podremos considerar que los japoneses de principios del siglo XX podrían temblar de emoción ante el mismo, pero por lo que me toca el poemita no posee encanto ninguno. Y saben esos mismos dioses que siempre estoy dispuesto a reconsiderar mis afirmaciones, y mucho más cuando dicha reconsideración viene avalada por usted, Señora mía, y por su refinada y sugestiva sensibilidad. Y sepa que quiero esos libros, y si no me los manda asalto la editorial pertinente... ¿Acaso podrá cargar toda su vida con la culpa de no haber contribuido a paliar considerablemente mi ignorancia poética, dejándome así sin argumentos para respaldar este atrevimiento mío? :-P

Anónimo dijo...

Acabas de quitarme un peso (de insensible) de encima. Me gusta la poesía, como la narración, o como la música o la pintura: sólo cuando me dice algo de que creo que debe decirme.

En todas las ramas del arte hay mucho cuento. Que me perdonen los eruditos. O que no. Total...

Beso.

Sir John More dijo...

Es cierto, Respirando, aunque también es cierto que a veces nuestra ignorancia nos impide valorar la sencillez de determinadas expresiones artísticas. Yo, cada vez que algo más o menos reconocido me parece ridículo, lo primero que me digo es: mucho cuidadito, no te vayas a pasar de listo. De hecho me ha ocurrido muchas veces. Todavía recuerdo mi conversación con un amigo que me había recomendado El Señor de los Anillos, cuando yo le decía que Tolkien era más pesado que el mundo. Y claro, no sólo no tuve en cuenta que la traducción oficial del libro es poco más que regular, sino que yo no andaba muy acostumbrado a ese tipo de literatura medio fantástica y medio histórica. Una vez me enganchó el libro descubrí tantos, tantos valores en él que podría decir que es uno de los libros con los que más he disfrutado. En fin, pero que sí, que hay mucho mentiroso y mucho embaucador, y a veces simplemente son gente de buena fe, que se divierte con lo que hace, y que por sus buenos contactos con la distribución llegan a los altares sin merecerlo, cuando hay otros y otras que se curran todos los días su arte, y posiblemente tengan que permanecer siempre en el anonimato. En fin, the show business...

Besos.

Tawaki dijo...

Será que soy demasiado insensible, pero a mí la poesía me cuesta. Quizás el mérito estribe en que una japonesa abandone una tradición y siga viva.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

De acuerdo con de la robla en su apreciacion, apuntaria ademas, que el arte en general no es una cuestion tanto de merito, como de comunicacion creo yo... pero tambien he de decir para ser honesto, que no me llega demasiado la Yosano esta... quiza no estoy familiarizado con este sentir o vete tu a saber si era una plasta hasta en el medievo...
un beso johnny (no te lo tomes por lo sexual, que siempre estas igual...)

Sir John More dijo...

Sí, Tawaki, si ese mérito no se lo quita nadie a esta buena mujer. Pero digo lo que tú, hago este comentario sobre una profunda incapacidad para leer gran parte de la poesía que se hace, aunque confío que con la ayuda de mis amigos y sobre todo de alguna poetisa que se hace de rogar, pueda educar mi sensibilidad. Abrazos cuadrados.

Ay, San, ¿qué nos queda en la vida salvo el sexo? Perdón, perdón, no me expresé correctamente... ¿Qué nos queda en la vida salvo la quimera del sexo? Besos apasionados.