domingo, 14 de junio de 2009

Qué hermosa es la vida

Gracias a Dios las noticias llegan a cansar, porque de otro modo nos sería imposible seguir siendo felices…

6 comentarios:

lula Fortune dijo...

Dios no existe.

Sir John More dijo...

O sí existe y una de dos: no es para nada todopoderoso, o, si lo es, encima es una gran hijo de la grandísima. Eso sí, creo contigo que no existe, pero sí existe el diablo, un diablo sin humor, un maldito cabrón que se distribuye entre esa gentuza que, no pocas veces en nombre de Dios, son capaces de cualquier cosa.

Un beso desconsolado.

Belén dijo...

yo es que no puedo con los niños, no puedo...

no puedo...

besos

Sean dijo...

La conciencia adormecida no es peor que la inacción, el sarcasmo doliente no es peor que las bombas, la ONU no es peor que esos políticos de Israel. Entre peores anda la vida imposible de estas gentes, de otras muchas. La Historia se sigue escribiendo igual o peor que en el paleolítico, con sangre, miseria e infelicidad de inocentes.

Sean dijo...

Perdone, Sir, mi insistencia. Al hilo, este texto de Vicente Verdú. La ambición "humana", la codicia, los bancos, la economía, el poder... detrás de todo esto, o mas bien, delante de todo...

El oro y Dios

En cinco años, el oro ha doblado su valor. Todos los extraños inversores que invirtieron en él en 2004 son ahora el doble de ricos en lo que se refiere a ese patrimonio.
En la especulación con los tulipanes en la Holanda del siglo XVII el delirio llevó a pagar millones por algunos bulbos de los ejemplares más hermosos más raros ¿Una rareza? Efectivamente. Una rareza de la misma clase que la que todavía se mantiene en torno al oro.

Más de dos siglos tratando de hacer de la razón el centro de la cultura humana para observar en este y otros periodos de la historia el imperio sobresaliente de la magia. Que el oro, emancipado en su función referencial del dinero continúe, sin embargo, cotizándose tanto debe atribuirse a una autoridad nacida de las entrañas mismas de la civilización. El oro que recubre a las estatuas de los emperadores, el oro que se balancea desde los cuellos de las mujeres de mayor alcurnia, el oro del becerro de oro, el oro de los Reyes Magos que visitan al Niño-Dios, el oro que recubre los altares mayores de las catedrales en relación directa con el poder del Creador.

El asunto toma así un carácter religioso y alquímico, material y supersticioso, que conforma naturalmente un trazo circular, cerrado y perfecto como un anillo. Un anillo de oro que redondea la explicación cerrándose sobre sí y concluyendo en esa operación onanista el porqué del porqué. Un porqué circular y no habrá pues que darle más vueltas. De la convención, en fin, nace la pasión por el oro, del conciliábulo con el oro nace el dinero, del antiguo templo de Moneta nace a la vez el dinero-moneda y la fe en su omnipotencia, de la conciliación de millones de puntos de vista coincidentes surge el reflejo divino, la carne de Dios. El Dios creado por los hombres. ¿O es que todavía alguien cree que fue al revés?

Sir John More dijo...

Sí, Belén, eso es lo peor, porque aunque la violencia siempre es violencia, la que se ejerce sobre gente adulta no causa la sensación de desastre que causa la que se ejerce sobre los enanos. Si esta gentuza necesitaba demostrar que no tenían corazón ni escrúpulo alguno, lo consiguieron haciéndoles a los niños palestinos lo que les han hecho. Un beso triste.

Querido Sean, es precisamente una combinación diabólica entre dinero y poder lo que mueve todo este tinglado, lo que lo justifica y lo que lo promueve. Ninguno de estos líderes sangrientos defiende a un pueblo ni a un país, ni a ninguna identidad cultural. Todos, sin excepción, defienden o tratan de conseguir la riqueza y, sobre todo, el poder. Ojalá algún día paguen por todas estas salvajadas... Un abrazo.