sábado, 21 de julio de 2007

Entre el cariño y la pasión

El cariño camina lentamente, siguiendo una ruta prevista, con serenidad, sin aspavientos. Nos proporciona esa calidez constante que todos necesitamos, esa paz de azúcar que contrapesa nuestra insuperable soledad. El cariño nos acaricia con sus dedos habituales, con su amor de costumbre, con esa fidelidad decantada en años de caminar hacia un fin, hacia el fin. El cariño luce una brújula en la solapa, y sus sorpresas son coherentes, proporcionales. El cariño nos conserva, nos cuida, y en un cajón dobla nuestros dolores con delicadeza y esmero, y los desactiva con su sueño sin sueños. El cariño es el descanso en nuestra vigilia. Al cariño no le importa tanto nuestro crecimiento, sólo desea nuestro bienestar, abrazarnos sabiéndonos a salvo de todos los peligros.

La pasión, sin embargo, revolotea inconstante, fugaz, efímera, insólita y extraordinaria. La pasión nos extravía durante un instante; más aún, la pasión tiene vocación de instante, y huye de la permanencia o la eternidad. No hay gravedad en la pasión, nada pesa, todo en ella flota sin puntos cardinales, sin posiciones absolutas. La pasión no tiene sentido, llega inesperada y sin rumbo se cumple, y una vez apagada nos deja ese poso de crujiente crecimiento. La pasión nos sumerge en la (a)ventura, nos concede el riesgo, nos recuerda nuestra condición vacía, y ahuyentando sin maldad los valores nos suelta la mano para que dibujemos mundos. La pasión cría en nosotros esa osadía de los vivos.

Cariño y pasión, pan y vino, seso y locura, y nosotros ahí en medio, enternecidos por el cariño, soliviantados por la pasión…

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste la vida cuando falta alguna de las dos. Imposible, diría yo, salvo para los fantasmas.
Preciosa entrada.
Saludines.

Sir John More dijo...

Gracias, Leo. Tienes razón en cuanto a que no se puede vivir sin ellas, pero la vida se encarga de hacerlas frecuentemente incompatibles. Entonces, ¿qué hacer?

e-catarsis dijo...

La verdad es que me quedo pensando y llego a la conclusión que en la mayoría de los casos ( bueno igual no es tanta la mayoría ) la pasión da paso al cariño como consecuencia lógica y natural del paso del tiempo ( con episodios pasionales, supongo, que nada es excluyente) sin embargo me quedo pensando un poco más y no soy capaz de concluir si el cariño puede dar paso a la pasión o sencillamente encontrarse con ella( si esta previamente no se ha dado)...¿lo sabe usted?
Saludos
PD No es mi intención ponerle a pensar en domingo ;-)

amart dijo...

Caramba, sir john, has venido con las pilas a tope, tu entrada es magnífica. Has diseccionado en un espacio mínimo, con serenidad como de siglos, en un bellísimo lenguaje literario (sin pretenderlo) ambos conceptos y su relación. Hay ensayos sesudos que lo han pretendido, deviniendo ladrillos infumables.Un abrazo.

Sir John More dijo...

Bueno, Amart, miras a mi entrada con buenos ojos. Hay tanto que decir sobre este tema; además, es un tema en el que todos (¿casi todos?) andamos inmersos y tal vez perdidos, zarandeados de una luz a otra, hoy convencidos de la paz y el silencio, y mañana ansiosos de guerra y ruido. Así que todos podríamos decir mucho sobre nuestra experiencia, y ahí está resumida mi visión particular del asunto, aunque tengo tantas dudas que podría seguir escribiendo bastante rato.

Creo, e-catarsis, que podemos ir tanto del cariño a la pasión, como de la pasión al cariño. Además, también creo que esta dualidad no sólo se puede aplicar a las relaciones amorosas. Hay momentos que necesitamos leer una novela suave, sin nudos, elegante... Y otras que necesitamos zambullirnos en una historia concienzuda, asombrosa, retorcida, o en un ensayo preclaro y sobrenatural.

Lo que sí creo es que la sociedad tiende, por un lado, a atraparnos de alguna manera en el cariño estable, y por otro que los únicos sobresaltos pasionales que sintamos se encuentren dentro de la normalidad, comercializados de algún modo, para que no exista riesgo alguno de que abandonemos ese cariño acogedor, cálido, reparador, que nos espera siempre al final de cada viaje. Así, poca gente posee una educación pasional, mientras que muchos otros improvisamos como principiantes. Así, una ley no escrita dicta que hay que ser fiel a (limitarse a, no salirse nunca de) la pareja, a la familia, a los best-sellers, a los sonsonetes ligeros de los éxitos músicales, a Tàpies y a los veranos de playa y sombrilla. Y así, mucha gente se pierde con facilidad y de forma duradera al primer contacto con esa pasión ilegal, y rompe sus cariños creyendo que la pasión es menos pasajera que la felicidad, o se extravía definitivamente en la pura novedad literaria, o en el absurdo artístico donde lo distinto adquiere rango de valor supremo. Creo en el valor inmenso del cariño, del descanso, de la seguridad y del orden, pero temo que hay fuerzas tremendas que pretenden que nos limitemos a este mundo conservador, e incluso que andan todo el día inventando para todos nosotros pasiones de plástico perfectamente integradas en ese mundo inmutable. Hoy la pasión real, la que surge del afán de crecimiento, de la curiosidad, del amor por el detalle lejano, esta pasión se encuentra perseguida por los defensores de lo estable, de la tradición. Y el tiempo sigue y sigue su curso implacable…

Conclusión: uf… Es domingo.

Besos.

Alexandrós dijo...

La pasión está en la raíz de la enfermedad.
Hay pasiones violentas y pasiones calmosas; un mundo en el que se actúa y padece al tiempo.
Un abrazo

e-catarsis dijo...

Caramba Sir...
:)
...aún quedan islas de esa pasión que menciona y me temo que ellos lo saben, tal vez por eso nos intenten "encandilar" con tantos espejismos pero...no es posible ponerle puertas al campo...
Saludos y...gracias

Lula Fortune dijo...

Un saludo. Pasaba por aquí en una tarde gris, gris de este otoñal verano que estamos teniendo los vándalos del norte. Me ha encantado tu post. Cariño y pasión ¿cómo sobrevivir sin ellos?. Volveré. Gracias por tus palabras. Un beso norteño.

Sir John More dijo...

Pasión y enfermedad... ¿Enfermedad mental, locura? Tema interesante, Alexandrós, aunque por lo pronto diría que se puede vivir actuando y padeciendo, es decir, viviendo; o no actuando y no padeciendo, es decir, muriendo. Necesitamos recogernos en esa lenta muerte tan amable, pero también necesitamos vivir de vez en cuando. Abrazo correspondido.

E-catarsis, por supuesto que quedan islas, si no ¿cómo podríamos hablar tú y yo de pasiones? De oídas es imposible... Gracias a ti por tu visita.

Se te da la bienvenida, Lula. Tu norte nos encandila a muchos sureños, a pesar de la humedad e incluso por la humedad misma. Espero que vuelvas. En breve, y con más tiempo, haré alguna excursión a tu cuaderno. Un beso.

Anónimo dijo...

Qué entrada bella. ¿Y será que exista una extraña mixtura compuesta por ambas?

No pido nada ¿verdad?

Siempre he pensado que la pasión despierta al cariño, cuando ésta un poco se adormece, en teoría sería magnífico que estuviese todo el día con ojos bien abiertos, y digo en teoría porque la fiebre constante enferma. (Yo me resignaría gustosa a ese "mal") Bueno, ya, hablando en serio... No sé si suceda en cambio de manera semejante con el cariño... nunca me había cruzado ese pensamiento por la cabeza, igual me lo llevo de reflexión.

Qué lindo escribe Sir. luego se vuelve uno adicto.

Anónimo dijo...

Chispas, recién leo la retahíla de comentarios... Le sientan bien los domingos Sir.

Y es es martes...

Vendré de nuevo el domingo.

=)

Anónimo dijo...

(es = hoy)

Ok ok... es martes, ¡ya me voy!

Mi escritura no da una.

(Es que a alguien hay que culpar)

Prometo shhhh... ya no decir nada

shhhh

Sir John More dijo...

No, no, por favor, no se calle, resuena muy bien su voz en esta sala...

:-)