jueves, 18 de abril de 2013

París soñado

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Anoche soñé. Lamentablemente, y como de costumbre, sólo quedaron en mi memoria trazas del sueño, entre ellas una mujer voluminosa que, por calles atestadas, siempre obstaculizaba mi paso. Mientras avanzan los minutos noto cómo con ellos se difuminan esos contados vestigios de la aventura nocturna, pero hay algo que me asombró en el sueño y que me sigue asombrando ya despierto. Vagábamos por París, paseando en coche por sus calles antiguas, y recuerdo que miraba hacia arriba con el asombro con el que miran los niños, reconociendo los laberintos de Cortázar, adivinando a Ribeyro en uno de sus paseos tristes, reviviendo a Pardo Bazán mientras investigaba el mundo por aquellas calles de cuento. Los edificios se alzaban tan hermosos, tan inesperadamente hermosos...

Nunca he estado en París, y aunque muchas veces vi, en fotos y películas, sus edificios más emblemáticos, ese tipo de calles debió forjarse en mi sueño con retales de otros lugares, tal vez con la propia sustancia de mi fantasía. De cualquier modo, esas calles, esas admirables fachadas tapizadas de detalles extraordinarios, ya fueran creadas por mis recuerdos o sólo por mi imaginación, demostraban que dentro de nuestra cabeza existe un núcleo fascinante de creación, una fuente insospechada de delirios y de arte, tal vez sometida por el ruido de nuestros apremios cotidianos, por el terror que, en el fondo, les tenemos a las verdades más sencillas.

8 comentarios:

María Rodríguez dijo...

Tenía que ser París...
París también está en mis sueños.

Sir John More dijo...

Quién sabe si en lo más profundo, corazón y mente andan estrechamente unidos... Un beso.

Francisco Sianes dijo...

En efecto, París -como todo lo que es hermoso- no se acaba nunca.

¿Cómo va la recepción del libro, Sir?

(A ver si echamos un café y me pones al día.)

Y hablando de libros: ya se acerca el verano -bueno, en Sevilla se nos ha echado encima- y es tiempo de lecturas reposadas. A ver si te animas a escribir un post con tus diez lecturas imprescindibles.

Muchos tomaremos nota. ;)

Abrazos.

Sir John More dijo...

Bueno, ahí van las ventas. Por lo que nos llega de amigos y familiares, lo buscan y no lo encuentran, porque la distribución material del libro se hace algo lenta y, esperamos, porque los ejemplares que llegan a las librerías se venden rápidamente. De todos modos, imagino que nuestras amigas de la Editorial Turner (a la que no hay flores suficientes en el mundo para echarles las que merecen) nos informarán pronto.

Y claro, ese café cuando tú me digas.

En cuanto a lo de las recomendaciones, envidio a tantos amigos lectores que me daría un poco de vergüenza, pero cualquier día me animo. Aunque igual los amigos blogueros de siempre ya conocéis todas esas lecturas imprescindibles mías... Un abrazo, buen señor, y venga, venga ese café...

RosaMaría dijo...

Un hermoso sueño! Tanto encierra París que seguramente algo de la memoria colectiva fue el destello en ese sueño. Saludos.

Sir John More dijo...

Pues mira, Rosa María, no había pensado yo en la memoria colectiva... No es mala idea... Besos.

Andrés dijo...

Mmmm, interesante soñar con un sitio en el que no se ha estado: ¿se parecía a lo que imaginas debe de ser? ¿a la realidad? Abrazos, AM.

Sir John More dijo...

Bueno, Andrés, yo soy inicialmente de ciencias, y un apasionado de la fisiología humana, así que tiendo a pensar que en el sueño mi mente construyó esas calles con recuerdos, con imágenes de otros lugares, con perspectivas extrañas, con cada uno de esos retales maravillosos que nos asombran en los edificios que vamos viendo. No era París, no creo que París sea así. Aún recuerdo hoy, de forma algo nebulosa, algunas imágenes del sueño, y lo que me sigue alucinando del tema es que si alguien pudiera recomponer con detalle mi sueño y construir esos edificios y esas calles, haría algo que no he visto en ningún sitio, que tal vez exista, no digo que no, pero que yo no he visto. Igual un pastiche sin valor artístico ni arquitectónico, pero algo que no he visto nunca. La misma neurofisiología nos dice que el cerebro funciona al ralentí, que sólo usa una porción mínima de su potencial, y creo que en los sueños se desboca... Un abrazo.