Dicen por ahí que la mujer tiene su propio modo de hacer las cosas; no esta o aquella mujer, sino la mujer, todas las mujeres. Según algunos, lo mismo ocurre con los homosexuales: también tienen su manera peculiar de expresarse y crear. Según estas teorías podríamos hablar de un arte femenino (o feminista) y un arte homosexual.
Partimos, pues, de una situación histórica en la que mujer y homosexual (masculino o femenino) exigen ser considerados personas, con todos los derechos y obligaciones de cualquier mortal; pero una vez conseguido este objetivo, al menos legalmente, las avanzadillas de estos movimientos reivindicativos se sienten calentitas en el seno de la organización y recrean estos grupos culturales: Mujeres y Homosexuales.
Cualquier grupo social, sea real o teórico, se forma por afinidad entre sus miembros, porque a todos ellos les une una serie de semejanzas frente a los que no pertenecen a ese grupo. Si el conjunto (teórico) de las mujeres se diferenciaba del de los hombres por sus características sexuales primarias y secundarias, ahora también las diferencia la forma de hacer arte. Por supuesto, en este esquema, el hombre (o sea yo mismo, Henry Kissinger o Henri de Toulouse-Lautrec) se queda con la forma secular (masculina, machista) de hacer arte, y la mujer (mi sobrina Paula, Marie Curie y Belén Esteban) inventa una nueva forma de ver el mundo y representarlo. Así son las cosas.
Con la irrupción de nuevos sectores sociales, de nuevas divisiones del electorado, las personas heterosexuales masculinas mayores de cuarenta años, con pelo en la cabeza y sin moto nos estamos quedando enfrente de todo dios, eso sí, con una responsabilidad monumental: somos los putos guardianes de la cultura caduca, machista, inmovilista, marginadora, peluda y desmotorizada que se ha venido haciendo en los últimos miles de años. Un poner, que diríamos por aquí: uno mira cualquier actividad alternativa y se da uno cuenta rapidísimo que uno no está ya currándose la vida como esos muchos fracasados escolares que, aburridos en las clases, se pusieron a dibujar, y ahora hacen unos fanzines dabuten, con unos primeros planos de tetas, culos, coños y poyas la mar de majos y transgresores.
Viene todo esto a que hace unos añitos vi una película titulada Manjar de amor, dirigida por Ventura Pons. La vi en la televisión, y creo que era la primera película medio interesante que veía sobre el tema homosexual. Verán ustedes, la película no era buena, ni siquiera el guión valía un pimiento. Si ese mismo guión hubiese tenido a un hombre y una mujer de protagonistas, la película hubiese sido calificada como bodrio infumable. No obstante, como digo, me sorprendió gratamente ver cómo los protagonistas vivían sus problemas de amor sin las exageraciones propias de algunos homosexuales, y la única que se salía del esquema normal era la madre de uno de ellos, que no acababa de aceptar la forma de ser de su hijo. En fin, que me quedé con ese nombre, Ventura Pons.
En estos días, tragándome las noticias trufadas del Telediario, asistí a la sección de publicidad cinematográfica (dicen que no tienen publicidad, pero las crónicas cinematográficas son a todas luces de pago), y anunciaron la última película de este buen hombre: Mil cretins. La película se anuncia así en la página del director (www.venturapons.com, transcribo literalmente tanto texto como puntuación):
ELS FILMS DE LA RAMBLA que MIL CRETINS (MIL CRETINOS), la nueva película de VENTURA PONS con guión del propio director, basada en relatos de QUIM MONZÓ se estrenará comercialmente el próximo mes de enero. Con MIL CRETINS (MIL CRETINOS), VENTURA PONS adapta por segunda vez textos de QUIM MONZÓ después del éxito internacional que obtuvo con EL PERQUÈ DE TOT PLEGAT (EL PORQUÉ DE LAS COSAS).
En MIL CRETINS (MIL CRETINOS) se explican quince historias, contemporáneas y algunas históricas, donde en clave de humor, sarcasmo y valentía se pasa cuentas con el dolor, la vejez, la muerte y el amor pero sobretodo con la estupidez humana, sin concesiones, mirando a la cara el díficil equilibrio entre vida y miseria humana.
Aparte del bonito y habilidosísimo texto introductorio, la película contiene escenas como estas:
Conozco a homosexuales que escriben muy, muy bien, y que cuando se trata de hablar de amor no esconden sus gustos (como hacen las personas corrientes y molientes), pero cuando se habla de otros temas no necesitan aclarar si son homosexuales, heterosexuales o hinchas del Manchester United; es decir, son como Henry Kissinger o como yo… bueno, como Henry Kissinger no… Quiero decir que no necesitan ir por la vida de locas ni de lesbianas hipohuracanadas, sino que con ir de personas, tan distintas como cualquier otra, les llega para hacer arte. Almodóvar y sus locuras de lacitos y eructos, con sus chistes chabacanos y su estética de terciopelo, abrió una vía anchísima donde casi todo cabe, y Don Ventura, se ponga como se ponga, hizo una película mala pero digna con aquella historia de amores homosexuales, y ahora parece haber hecho algo que al menos a los hombretones de pelo en pecho… (esperen, a ver… joder, pues no sé si yo…), con pelo en la cabeza y sin moto, y eso sí, con un cierto gusto por el cine y una pizquita de inteligencia, no nos va a gustar demasiado. Igual Ventura iba de persona homosexual y ahora se dejó llevar por la locura arrebatadora…
7 comentarios:
Por Ventura...
¿Te ha arañado el coche una moto?
por alusiones protesto energicamente... no pertenezco a una secta, solo quiero ir al trabajo sin meterme en una lata...
dicho sea con mucho respeto a todas las sardinas en escabeche...
lo del pelo es cuestion de tiempo, joven...
la peli era Dog Day Afternoon (1975), Al Pacino y John Cazale.
un abrazo Sir
Te he leido, me encanta como escribes, con esa pizca de cinismo y un montón de sinceridad, diciendo verdades como montañas.
Señor Motero de Pro, no me sea usted picajoso, hombre, que también hablé de los calvos y no tengo nada contra ellos. Sólo expuse categorías a las que no pertenezco. Si puedo, trato de ir a los sitios a patita, que es la forma más sana física y mentalmente. Cuando no me queda otra pillo la bici o el coche. En fin, que cada loco y cada loca con su tema, y que mientras que no sea usted uno de esa mayoría de moteros descerebrados, ni yo uno de esa mayoría de conductores o peatones descerebrados, siempre podremos saludarnos por la calle... :-). Por cierto, los Black Country suenan muy bien, y para mí que vi esta película, pero lo confirmaremos en la Academia Hogareña del Cine, que tengo el gusto de presidir. Besitos pa usted y pa las mujeres de su casa.
Ay, Angelines, creo que es el cabreo, o el asco, o yo qué sé lo que me da algunas veces las luces para largar de lo lindo. Es que vi el trailer de esta patochada desagradable, y de veras, no sé si fue por la gripe o qué, pero me salió de pronto un exabrupto medio fascista diciendo: a gente así les debían prohibir hacer cine. Pero si se piensa bien, con el cine también se educa a la gente, y con bodrios así sólo contribuimos a despistar más a los despistados. En fin, allá cada uno con su conciencia. Un beso.
La condición sexual no da patente de corso alguna y mucho menos patente estética o artística.
Salud
Francesc Cornadó
Muy bien, valiente.
¿Por qué ser siempre politicamente correcto?
Para eso estamos en nuestra casa, o nuestro blog, que es lo mismo.
una guitarra y una bateria...
http://www.youtube.com/watch?v=mBPGm4Fbo0Q
Abrazos a los tres...
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