viernes, 17 de septiembre de 2010

Diurnos (I)

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TIERRAS ALTAS. Para adorar la soledad, qué mayor delicia que sentarse en algún paraje sin nombre de las Tierras Altas, a ver pasar las tormentas y el manto dorado que al cabo cae sobre sus montañas imposibles. Nada mejor que dejar que las nubes oscuras y ese sol cálido y suave, que alumbra lágrimas sobre la hierba, nos empujen de un lado a otro, como suspiros por el aire limpio del delirio…

barra separadoraLA CASA AISLADA. Bajo las estrellas, en el mundo gigantesco de mares infinitos e infinitos desiertos, entre vastos bosques sin caminos, y entre ciudades y lugares, farmacias y fuentes, se distingue diminuta una casa, aislada, casi insólita, y en su interior la música danza iluminando el universo…

barra separadoraRAZONES Y COLORES. Nunca hubo razones más hermosas que las de una mirada silenciosa, ni colores más convincentes que los de unos ojos mojados por la tristeza y la ternura.

barra separadoraPERTURBACIÓN OTOÑAL. En el interior de su pecho de tupido jardín se revolvía un vendaval de emociones, contradictorias, impredecibles, presididas por ese amor de juguete que nos unía por encima de todas las prevenciones.

barra separadoraÍMPETU. Una voz, una mirada suya y se disolvió en el aire la lánguida derrota de mis manos, y la fuerza de mis deseos destrozó por un instante los diques de mi melancolía. Luchar, luchar por los que quieres...

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