miércoles, 15 de abril de 2009

¡Larga vida a los bonobos!

bonobo2 Los chimpancés son los parientes vivos más cercanos al ser humano, y de ellos se conservan dos especies, el chimpancé común y el chimpancé bonobo. Este último suele ocupar regiones en la orilla opuesta de las que ocupan sus vulgares primos. Basta conocer un poco el comportamiento general de estos bonobos para comprender por qué reniegan de esas otras criaturitas aparentemente tan monas que tanto asistieron a Tarzán y a la NASA.

El bonobo es un chimpancé más pequeño, ligero y delicado que el chimpancé común. Tiene orejas pequeñas, labios rosados, cuello delgado y las hembras pechos ligeramente prominentes, más prominentes que el resto de los chimpancés, aunque no tanto como las hembras humanas (a las que aprovecho para saludar efusivamente). Entre ellos se da una diferenciación facial mucho más acusada que la que se produce entre los chimpancés comunes, es decir, con sólo mirarse a la cara se reconocen como individuos distintos. Anda erguido una cuarta parte del tiempo, y desarrolla una cultura matriarcal y bastante igualitaria (términos no obligatoriamente excluyentes, como tampoco lo son obligatoriamente el patriarcado y la igualdad de género), con algunas jerarquías poco acusadas y nada determinantes. Pero la diferencia fundamental con su primo reside en la importancia mayúscula que la actividad sexual cumple en su vida, tanto en su vida personal (o chimpancial) como en sus relaciones sociales.

Lo realmente alucinante es que uno de los más relevantes primatólogos del mundo afirme que estos animalitos son capaces de manifestar altruismo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad, todas ellas virtudes bien raras entre los primates… entre todos los primates.

bonobo Mientras que los chimpancés comunes se muestran extremadamente violentos con los extraños, incluso organizando batidas para pillar desprevenidos a machos solitarios que anden por la zona, los bonobos prefieren claramente el sexo. De ahí que busquen orillas contrarias a sus belicosos parientes, con un río de agua mojada e insalvable de por medio. Obvia decir que los chimpancés bonobos son considerados animales mucho más inteligentes que los comunes.

Estudiosos del tema han concluido que los bonobos utilizan el sexo con variados objetivos: para saludarse, para resolver disputas, para hacer las paces tras ellas y, atento todo el mundo, para pagar comida con favores más o menos encendidos. Y esto importando poco el género del favorecido…

A estos asombrosos animales (va resultando casi insultante la palabra, ¿verdad?) se les ha observado realizando verdaderas piruetas sexuales: practican el sexo genital cara a cara (sobre todo entre señoras, pero también entre hombre y mujer y entre dos señores), se dan besos con lengua, e incluso practican el sexo oral. El sexo se ejercita con familiares, amigos e incluso extraños, y en él participan las crías, los ejemplares adultos e incluso los ancianitos. En estos menesteres discriminan poco o nada en razón de edad o de género, y tan sólo una relación les resulta tabú: la de las madres con sus hijos adultos.

Resulta bien curioso que cuando los bonobos hallan una nueva fuente de comida o una zona especialmente pródiga en alimentos, lo primero que hacen es montar una soberana orgía, que alivia tensiones y hace innecesarias y molestas las disputas, para luego dedicarse a comer todos la mar de tranquilos… Porque no fuman, claro.

Los bonobos pasan la prueba del espejo, un experimento en el que se investiga la conciencia que el animal pueda tener de sí mismo, e incluso una pareja de bonobos ha llegado a dominar casi 400 palabras que pueden escribir con un teclado especial adaptado, pudiendo responder a preguntas que se les formula verbalmente. Tan listos son estos chimpancés que algún sesudo estudioso ha hablado de su derecho a la supervivencia y a la vida, derecho hasta ahora sólo reconocido a las personas.

bonobo20mom20and20child Pero, ¡ay!, los bonobos están en peligro de extinción. A los pobres míos la extinción los pillará en el lío, engolfados y felices, sin guerras y sin morales que los aflijan, pero eso sí, compasivos, sensibles, altruistas, pacientes y amables. Algunos achacan esta progresiva extinción a los cazadores furtivos que buscan un alimento cada vez más escaso en el Congo; o también a la reducción de las tierras donde los bonobos pueden vivir, porque cada vez surgen más primos sapiens que huyen de sus propias tierras, y que se oponen a la creación de Parques Naturales cuando ellos no tienen dónde caerse muertos. Pero yo estoy convencido de que el Vaticano tiene algo que ver en esto. Seguro que la Santa Sede tiene allí desplazados a varios cardenales, de estos con pinta de mafiosos sin escrúpulos, y que, trabajando a la sombra, intrigan a favor de la extinción de estos sanos y paradigmáticos animalitos. Y de paso predican a favor de los chimpancés vulgares y los homo sapiens, y de las guerras, y de la castidad, y de la mala leche en general…

(Datos tomados principalmente de Wikipedia)

8 comentarios:

Lula Fortune dijo...

En eso se diferencian de muchos seres humanos que no son compasivos, sensibles, altruistas, pacientes ni amables.
Y viendo lo peludos y feos que son algunos tios...qué quieres que te diga :)

Ruth dijo...

Interesantísimo. Nunca había oído hablar de los bonobos. Yo llego a la conclusión de que son más listos que los humanos y tienen más derechos que nosotros, porque ellos nunca han hecho mal a nadie.
Me ha encantado tu saludo a las hembras humanas. ¡Ja, ja, ja!

sean o'no sean dijo...

Prueba irrefutable de que la especie "humana" es un "fallo" evolutivo. Saludos, Sir.

Sir John More dijo...

Bueno, Lula, los tíos peludos y esas mujeres que, en cuanto cumplen unos añitos y tienen a su prole, empiezan a parecerse más a orangutanes camioneros que a propias hembras de la especie. Aunque hay gustos para todo, vaya, porque sé de algunas a los que los peludos les encantan. Peludos y calvos, y con la testosterona por las nubes... Yo no aguanto el pelo largo por tener que dedicarle cada mañana un ratito, figúrate si tuviera que peinarme también la espalda... :-)

Sí, Ruth, deberían ser un ejemplo para todos nosotros, ¿verdad?, y no sólo por su inocencia, sino también por lo bien que se lo pasan...

No me cabe ninguna duda, Sean, un fallo absoluto de la evolución; eso sí, con sus cuatro o cinco detalles excepcionales que, a decir verdad, mirando a estos monitos, no compensan. Si me pusieran en un lado de la balanza el Quijote y en el otro este cachondeo monil, casi que me quedaría con lo segundo...

Abrazos y besos.

Anónimo dijo...

Vaya marcha que llevan los colegas...

leo dijo...

Qué monos... (si no lo digo reviento).
¿Cuántos genes dices que compartimos con estos?
Besossss

Sir John More dijo...

No sé, Leo, cuántos genes compartiremos con ellos, seguramente muchos, pero nosotros estamos tan perdidos que ni genes ni leches... Con esta marcha que tienen, como dice Ana, dan ganas de irse allí de vacaciones una temporada... ;-)

Luna dijo...

Pues tambiém me apuntaría a unas largas y gratificantes vacaciones con los monitos.
¡¡ faltaba más!!

Voy a ver tu viajecito del anterior. Me ha racordado tantas cosas...