martes, 25 de octubre de 2016

Los ciudadanos de bien

Últimamente, con todo este rollo de la crisis, los ciudadanos de bien, los que cumplimos con nuestras obligaciones, los que con nuestro trabajo mantenemos al país, venimos sufriendo una campaña orquestada sólo para molestarnos, para culpabilizarnos, para implicarnos en asuntos que a nosotros ni nos van ni nos vienen. En resumen, una campaña para no dejarnos vivir tranquilos.

Uno trata de dedicarse a sus niños, a que saquen buenas notas, a que jueguen felices en el parque. Uno se dedica a ser amigo de sus amigos, intentando pasar buenos ratos con ellos en vez de andar incomodándolos con tristezas y calamidades. Uno trata de echar sus partiditos de fútbol, mientras la parienta se pone guapa con los pilates y las cremas antiedad. Uno comparte el orgullo de un escudo, la devoción por nuestra virgen, los findes luminosos de playa, con tu premio Planeta bajo la sombrilla y el pescaíto en los alegres chiringitos. Uno trata, en definitivas cuentas, de disfrutar de los cuatro días de vida que Dios nos ha dado, y de hacerlo, ¡joder!, con una actitud positiva. ¡Fuera tristezas!, ése es el eslogan que nos acompaña a los ciudadanos de bien.

whatsapp-emoticonesPero siempre hay gente metepatas, individuos irritantes que se fijan sólo en los problemas. Que si los refugiados, que si los pobres, que si el machismo, que si la sanidad y la educación, que si las mentiras de la política injusta… Ahí sí, ¿no ves? Si en algo les doy la razón a estos llorones fastidiosos es en eso: esto de la política es todo mentira, y por eso los ciudadanos de bien odiamos la política. El mundo siempre tuvo problemas, pero ¿qué tengo yo que ver con eso? ¿Qué tenemos que ver con todas esas historias los ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones, los que con nuestro trabajo levantamos cada día este gran país?

A todos esos revolucionarios escrupulosos les recomiendo una noche de compadres, cervecita y alegría, y luego en casa, con la parienta; una buena película de acción y mucha intimidad. Así tendrán el respeto de sus amigos y ya verán cómo todos los problemas desaparecen. Háganme caso, sean positivos y dejen de dar la barrila con sus penas.

5 comentarios:

trimbolera dijo...

Me parece de lo más positivo. Besetes.

capolanda dijo...

Desde luego, ¡mira que quejarse! ¿Es que no comen en sus casas, tanto quejarse! ¡A cavar zanjas! ;-)

Sir John More dijo...

Ay, qué pena de mundo, Angelines... Besos

Sir John More dijo...

¡Ahistá, Ozanu, bien dicho! Je, je...

trimbolera dijo...

Y he vuelto para compartirlo !!