miércoles, 16 de febrero de 2011

La isla de extraños nombres

Niño

Habría en el regreso mismo un otoño y sus ondas,

y en su sino

era la luz,

rodeado por eso de identidad, de la nieve y el orgullo,

de error en el lugar.

Amplio y mudo, los ojos resplandecientes:

el patíbulo, los estrechos recorridos, olvidado

tras los recuerdos e intacto, soportado por torres estuve,

y en las expediciones siquiera

tragado por el azar, las maletas, los balnearios

y la isla de extraños nombres.

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Qué enigmática y significativa tu poesía. La mente vuela por lugares acaso recorridos en sueños. Un abrazo.

Sir John More dijo...

Créeme, es sólo un juego del que sólo contemplas el resultado. Pero suena curioso, ¿verdad?