miércoles, 29 de agosto de 2007

Noche y beso

Dad bailaba con cierta torpeza, pero el alcohol le concedía la confianza suficiente para removerse sin demasiada gracia al lado de Kissy, que, ella sí, ejecutaba movimientos sinuosos, y se detenía de pronto y lo besaba y se besaban, intercambiando caricias prohibidas. El cuerpo de Kissy suponía un regalo aún inesperado, que se arrimaba a él sin pudor, permitiéndole jugar en la oscuridad sin la molestia de tener que ganarla.

El local ocupaba varias plantas, y mientras la música retumbaba en las dos superiores, en la inferior todo transcurría con más suavidad, con grupos que charlaban y tomaban bebidas exóticas. Arriba, sin embargo, los combinados llegaban desde la barra sin importar demasiado los ingredientes. Dad resbalaba por el tobogán proscrito del placer: esa noche uno de sus muchos personajes interiores se había hecho con la plaza, había tomado sus sentidos y rotundo había decidido dejarse llevar por los atractivos de Kissy. Si la besaba, los labios de la muchacha adquirían los sabores más insospechados, y cuando Dad se separaba de ella y la dejaba allí, rodeada de gente, asombrando con sus serpenteantes movimientos, entonces, hiciese lo que hiciese, lo envolvía una excitante espera hasta el siguiente beso. Allí estaba él, en manos de Kissy, perteneciéndole durante una noche de paréntesis, con un lugar reservado justo a sus espaldas, desde donde muy pronto volvió a abrazarla y a aspirar su aroma trasgresor.


Pero una vez en el laberinto de penumbras de la noche, el único límite con el que Dad podía toparse era el amanecer. Y así fue cómo en uno de sus paseos a la barra coincidió con Keelan, que esa noche venía acompañada. Cruzó con ella una mirada que le sorprendió, pero en el fragor del instante creyó haber visto visiones. Un minuto después, luego de dar un beso de paso a Kissy, se apoyó sobre una columna para paladear concentrado su bourbon con cola, y en uno de esos sorbos, a unos metros, vio pasar a Keelan, que tomaba las escaleras para subir a la planta de arriba, probablemente en dirección al baño. Dad no lo pensó demasiado, confió su vaso a un amigo, y subió también las escaleras, aunque con el primer peldaño comprendió casi simultáneamente dos cosas: primero, que sin duda iba a buscar a Keelan, lo que lo sorprendió como si el acto de seguir a la muchacha hubiese sido puramente reflejo; y segundo, que jamás se cruzaría con ella si subía unos segundos después, porque ella estaría ahora dentro del baño, además de que arriba habría mucha gente, y a unos metros de aquel lugar andaba Bertrand, el acompañante de Keelan, y Kissy, y todos los amigos que se quedarían estupefactos si conocieran los motivos que movían a Dad escaleras arriba. Aun así, Dad siguió subiendo lentamente los dos tramos de escalera, y justo al llegar arriba, de las sombras de la planta, surgió Keelan. No supo cómo se encontró abrazado a ella, tratando de abarcarse mutuamente con manos que medían y comprobaban y esculpían…; estrechados en un beso salvaje, un beso que otro de sus personajes, éste de los más retorcidos, lo había impulsado a dar. O a recibir, porque jamás supo quién de los dos había iniciado ese beso. Un simple beso que se transformó en un viaje fugitivo e inolvidable a las tierras lejanas de donde surgen las noches…

13 comentarios:

Inma González dijo...

Al leerlo que ha recordado por un momento las novelas de amor que leía de jovencita (espero no ofenderle), de jovencita leía todo lo que caía en mis manos.
Me ha llevado a esos momentos en los que me pongo filosófica o sólo le doy vueltas a la cabeza y pienso

¿dónde leches dice, científicamente hablando, que el ser humano es monógamo? cuando tenemos pareja no podemos accedemos a personas que nos gustan (y menos si la tienen también) porque se considera poco menos que traición. ¿traición? no se ... ¿realidad oculta más de lo que pensamos? ...

Besos amigo

Inma

Sir John More dijo...

Uy, uy, uy, Inma, creo que has explicitado un tema que va a provocar cantidades ingentes de visitas a este lugar. Ya aquel tema de los celos removió a la gente de una forma curiosa, pues verás éste... Parecen temas que todo el mundo rumia y desea aclarar, pero que pocos nos atrevemos a afrontar de un modo sereno y razonable. Entretanto, la vida tantas veces se nos escurre entre los dedos...

Un beso.

Anónimo dijo...

Gracias, Sir John (yo nunca te apearé el tratamiento);) Estoy un poco dormida para entrar a saco en ese tema tan espinoso, digamos que prefiero la monogamia sucesiva. Besos cálidos y mañaneros.

Anónimo dijo...

Qué bien escogida la pintura.
Una curiosidad: qué vino antes ¿ésta o el texto?
Me ha encantado el ambientillo de discoteca que has recreado.
Yo creo que precisamente porque no somos monógamos cobra mayor valor (y belleza) el compromiso de fidelidad.
Un besote
(Me da noséqué llamarte Johnny. Me recuerda al Depp y se me ponen los pelos como escarpias)

Sir John More dijo...

Antes que nada, la fe de erratas. Cuando le contesto a Inma, digo: "Parecen temas que todo el mundo rumia y desea aclarar, pero que pocos nos atrevemos a afrontar de un modo sereno y razonable". En inicio escribí: “...pero que pocos se atreven a afrontar...”, mas por estas cosas de mi despiste y mi dislexia espiritual, pensé que andaba incluyéndome entre esos tipos serenos y razonables, y entonces, modesto entre los modestos, lo cambié, consiguiendo, ay, el efecto exactamente contrario, que parezca que me incluyo dentro de esa minoría que aborda este problema con lógica y tranquilidad. Pues no, es bien cierto que me interesa el tema, pero en muchos de sus aspectos ando tan perdido como cualquiera.

Una vez aclarada esta apariencia de vanidad, y al hilo de esa confusión que me adorna, contestaré a la misteriosa señora Fortune que tantas ventajas e inconvenientes debe tener esa opción de su “monogamia sucesiva” como la de la infidelidad respetuosa (también me da mucha pereza tener que largar una explicación psicosociológica de estos términos, así que me arriesgo a vuestra intuición...); tal vez la opción más antinatural es la de la monogamia de bostezos y desamparos, con diversos grados, claro, desde la perversión del personaje desgraciado cuya condena es la fidelidad, hasta la del personaje más o menos contento que, sin embargo, se ve azotado internamente por muchas curiosidades sobre la vida. En fin, resulta complejo, sobre todo porque las costumbres se encargan de cobrarnos bien cara cualquier desviación de la norma reproductora... Me alegran sus visitas tempranas...

Y a Leo: la pintura no es tal, es sólo una fotografía cualquiera, encontrada en no sé qué rincón de la red, y a la que apliqué algunos filtros jugando a crear algo más personal. Y bueno, estos programas de diseño son increíbles, ¿no te parece? Y no, la idea llegó antes que la foto. De hecho no busqué la imagen hasta después de escribir el texto. En cuanto a lo de la monogamia y la fidelidad, bueno, bueno, deberíamos saber de qué hablamos con la palabra fidelidad. Hay mucha gente radicalmente monógama cuya fidelidad está tan vacía que apenas puede llamársele así. Por el contrario, polígamos y gamos de otros pelajes pueden ser mucho más sinceros y fieles con los que les rodean porque lo mismo afrontan los problemas no con frases hechas y constructos prefabricados, sino con el corazón y con un cargamento de buena fe. Y eso sí, con muchas, muchas ganas de vivir. Siempre preferiré al lado a un infiel (en el sentido al uso del término) con ganas de comerse la vida, que a un fiel aburrido.

Oye, pues a mí el Depp me cae bien, hizo peliculitas simpáticas, y su papel en la primera de los piratas es fantástico, como la propia película (lástima el declive hasta la ridiculez de las otras dos). No es James Stewart, pero... Besos dedicados.

Anónimo dijo...

No, si a mí Depp me cae más que bien. Lo de los pelos como escarpias sólo venía a expresar, (con ambiguëdad, lo reconozco) un saludable deseo sexual hacia el susodicho.
Ays, la fidelidad. El caso es que para mí, que me doy cuenta de lo difícil que es la monogamia (de hecho, entre Bloom y Depp y otros tantos... ¿se oye rechinar mis dientes?), me parece un gran gesto un compromiso de fidelidad sincero. Y eso no significa que no se tenga alegría de vivir o que se sea un sies@. Y tampoco es un alegato contra los infieles/liberales. "Oyes", cada uno en su casa...
¡Vaya rollo he soltao! Lo siento.
Más besos.

Sir John More dijo...

Nada, salvo en lo de la atracción sexual por el Depp o por el antimosquitos, lo demás todo suscrito. Cienes de rollos como los tuyos me llegaran...

Besos.

uminuscula dijo...

Jo, Sir! Llevo días que intento escribirte y no se me abre el guestbook.. :(


¿Cómo estás? ¿Cuándo vienes? :D

Beso grande grande. Leerte es como deslizarse, da gusto tu prosa serena, ¿no te parece?

Inma González dijo...

Yo ya me he perdido, monogamia o no, fidelidad o no. Pero ¿a qué nos referimos exáctamente?
¿Podemos decir que hay fidelidad cuando, aunque hagamos un esfuerzo en la monogamia nuestra mente o nuesrtos deseos están en otro sitio?

De todas maneras ¿a lo mejor he hecho una lectura más profunda de lo debido?

Pido perdón por provocar desconcierto o lo que hay provocado.

Soy novata y aprovecho para saludar a todos, siempre con comentarios tan (no sé cómo definirlo pero desde luego de manera positiva) que me provocaba rubor entrar en el foro.
Saludos a todos

Sir John More dijo...

Ay, u, a mí me da mucho gusto escribir mi prosa... ¿serena? Pues lo mismo sale serena, pero no dudes de que es el fruto de unas tormentas interiores de aquí no te menees. Oye, y dale un sopapo a ese guestbook de mi parte...

Inma, tú tranquila, porque, que me corrijan los más veteranos si me equivoco, la gracia de estos lugares precisamente consiste en contar lo que uno desea contar, y no lo que los demás desean escuchar. No hay forma más eficaz de aprender y disfrutar del pensamiento de los demás. Unas pizquitas de elegancia, y puedes decir misa si te apetece... Y deberíamos crear unos cursos de verano en alguna universidad importante sobre la fidelidad, la monogamia y otros tipos de gamias, y sobre la felicidad cotidiana. Seguro que llenaríamos...

Besos de buen marido, mejor padre y gran modesto a ambas dos.

amart dijo...

Hola, Sir, siento el retraso, pero no ha podido ser. Ay, las gamias... Qué sé yo, el caso es que por lo general el ser humano no termina nunca de estar contento con lo que tiene. Digo yo si no será una reminiscencia de nuestro pasado predador: conseguir la pieza y asegurar, por tanto, el sustento, implica la pérdida de interés por ella. Sin embargo, una vez perdido, lo preciado se valora tanto más cuanto mayor es su irrecuperabilidad. Qué complicados somos, coño. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Nada de misterio: lulafortune.blogspot.com

Sir John More dijo...

Ay le diste, Amart, no somos más que un atajo de animalitos confundidos, extraviados de la evolución (lo nuestro debería llamarse simplemente volución), y con un descontento irremediable. Pero el tiempo nos empuja y, ¿qué hacer? Hay que optar cada segundo... Un abrazo y nunca es tarde si la dicha es buena.

Hija, Lula, es que tu firma aparece sin enlace a tu perfil. Investigué en mis Biblioteca Alzheimer (toda revuelta, con los recuerdos patas arriba o borrados por el polvo), y te medio situé. Y tampoco pasa nada por ser misteriosa, oye... Un beso y la promesa de transitar con un poquito de más serenidad tu blog.