martes, 27 de marzo de 2007

David el aventurero

(Juan, 11 años)
Érase un gnomo llamado David que era pobre. Lo único que tenía era una bola de queso y un trozo de pan. En aquella época, las cosas se pagaban con conchas de mar.

Las personas más ricas eran los pescadores y buzos, que estaban constantemente pescando conchas. El pequeño David decidió buscar un trabajo que le tuviese cerca del mar para pescar conchas y hacerse rico.

– Si no encuentro trabajo –pensó–, iré a buscarlas sin trabajo.

Dicho esto, se fue hacia la costa, donde vio a la gente con las caras alegres, no como en su barrio. Preguntó y preguntó hasta que, sin pensárselo dos veces, entró en una tienda, robó una escafandra y se tiró al agua.

Cuando tocó suelo, vio todo lleno de conchas y empezó a recogerlas una por una, hasta que no pudo coger más. Subió a la superficie, cogió las conchas que se le cayeron y se dirigió a su casa.

Cuando llegó, guardó las conchas y se fue de nuevo a la costa para coger más conchas.

Al cabo de tres horas, era más rico que el rey. Lo primero que hizo fué pagar la escafandra, luego fue a ver al rey para decirle que, al ser más rico que él, sería el nuevo rey. El rey dijo que sí, pero con una condición, que le dejara el puesto de Presidente del Gobierno.

David dijo que sí y también dijo que le repartieran 700 conchas a cada pobre.

Ya no hubo más pobres en el país de Gnomitas.
FIN

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