jueves, 10 de noviembre de 2011

Las ventanas del invierno

El silencio de las ventanas

¿De dónde vienen estas risas inoportunas que quiebran la sombría tersura del descalabro? No hay soledad más exánime que la de las ventanas del invierno, porque la indignación, el apetito, los estremecimientos ocurren allá fuera, y sólo dejan a este lado, en este mundo sin manos, su rumor difuso y amargo.

Los valles duermen vacíos, indiferentes, agitados por el tiempo puro, mientras el fragor de las mentiras anega la ciudad con sus palabras eléctricas. Frivolidad, estridencia, muros rotos, tapizados de promesas huecas y vanidosas, y también emociones de automóvil, menudencias miserables que como dardos se clavan sobre cualquier intento de sosiego.

¿Dónde está la luz del otoño, esa que, hermana de la brisa, alumbra las hojas cansadas de los álamos? Sobre las pinceladas de las colinas duerme la paz del corazón. Sobre su terciopelo templado descansan los jirones de la esperanza, los atisbos del amor, una tesis benévola sobre lo inexplicable. Por lo común, al otro lado de los cristales…

7 comentarios:

trimbolera dijo...

Me ha emocionado.

Sir John More dijo...

Emoción por emoción, Angelines, si vieras cuántas sensaciones al leer tus diarios... Un beso.

Andrés dijo...

That was beautiful :) ¿Alguna pista sobre la foto, Isla de la Cartuja quizás? Abrazo desde Barcelona, Andrés.

Sir John More dijo...

Efectivamente, Andrés, una Cartuja tiernamente decadente. Hace poco descubrí, un domingo de bicicleta y carril bici, que la Cartuja actual, incluso la que tiene actividad, es un lugar fantástico para pasear. No hay apenas nadie (en domingo, claro), y aunque algunos edificios andan cayéndose por la dejadez, el paisaje es bien lindo. Traté el otro día de hacer fotos para publicarlas, pero no me decido, porque no me salieron como deseaba... Pasearé también por ese blog tuyo, que tanto promete. Además, tengo una amiga arquitecta, unida a mi mejor amigo, y desde mi condición de usuario final y aficionado a la belleza, discuto mucho con ellos sobre arquitectura, así que me vendrá bien leerte y mirar esos dibujos, que al pronto, me parecen realmente hermosos. Un abrazo.

Andrés dijo...

Hola de nuevo Sir John More: pues yo creo que sí has transmitido algo de esa belleza decadente que explicas con esta pequeña fotografía, que parece algo así como una zona de Oslo con los estanques helados. Gracias por el comentario dejado en mi blog, y que ya está contestado in-situ. Y te animo a seguir discutiendo sobre arquitectura, porque es algo que los arquitectos, por pura arrogancia, le hemos robado a la gente: que pueda discutir y tener una opinión discrepante sobre ello. Al fin y al cabo, es a vosotros -como usuarios finales- y no a nosotros -que no somos más que meros transmisores- a quien pertenece. ¡Un abrazo! Andrés.

Sir John More dijo...

No sé, alguna que otra cosilla tendremos que aprender los consumidores de los arquitectos, aunque, hablando de viviendas, en un cara a cara entre la comodidad del habitante y la destreza arquitectónica, debería primar siempre la primera, y si ambas virtudes confluyen, entonces nos encontramos con la obra mejor. Eso discuto yo mucho con la buena de Laura y con Alfonso, aunque también discutimos sobre las setas de la Encarnación y sobre el peso de arte y técnica en arquitectura... Ganando al final, siempre, la cerveza... :-)

Andrés dijo...

Sí, desde luego; pero también los arquitectos tienen que aprender de los usuarios, o al menos entenderlos y escucharlos, es decir: hablar. Y la cerveza, efectivamente, puede ser un buen punto de encuentro para acercar posiciones, ¡claro que si! Abrazo, Andrés.

PS/ Ay, las setas de la encarnación: cada vez que veo una foto de "eso" no me lo creo.