lunes, 8 de enero de 2007

Transducciones

Me senté ante el librito de Dostoievski y lo observé con curiosidad. Era un antiguo libro de mi mujer, pequeño, una rara edición de Aguilar de Humillados y ofendidos. A pesar de los frecuentes y jugosos comentarios de Cioran sobre el ruso, sólo había leído, y hacía muchos años, Los hermanos Karamázov, y sin aprovecharlo demasiado.

Durante las primeras páginas, como un extranjero en un país desconocido, fui de alguna forma justificando los problemas de ritmo y cierta incomprensibilidad del texto, pero no tardé mucho en salirme de la historia. Daba con una frase incomprensible o ridícula, y entonces volvía sobre mis pasos y la analizaba, y en algunos casos encontré joyas del disparate.

Quise conocer al traductor, y supe que era Rafael Cansinos Assens, un escritor sevillano que durante la primera mitad del siglo XX tradujo las obras completas de Dostoievski, el Corán, a Balzac..., y que fue amigo admirado nada menos que de Borges. Mi primera reacción ante su historia fue la de sentir una profunda envidia. Este buen hombre había traducido del árabe, del ruso, del francés, tal vez de otros idiomas, y había publicado varias obras originales. Había sabido granjearse los odios del franquismo, y eso dice mucho de una persona. Pero, tras los reconocimientos, había de admitir que aquella traducción de Humillados y ofendidos me parecía no humillante ni ofensiva, pero sí bastante pobre. Yo también me argumenté entonces que, sin conocer la obra original y sin idea de ruso, ¿cómo podía yo atreverme a juzgar una traducción? Bueno, la respuesta era sencilla: el proceso traductor posee varios aspectos básicos, y aunque uno de ellos es la fidelidad al original, que se consigue con el conocimiento profundo de la lengua origen y su correspondencia exacta con la lengua a la que se traduce, también es cierto que hay que saber expresarse correctamente en esta última, y que una traducción resulta fallida si cojea en alguno de estos dos aspectos.

La traducción de Cansinos hacía aguas en su castellano, y quise ver en muchos de sus pasajes las prisas con las que, con seguridad, se anduvo mi paisano para traducir toda la obra de Dostoievski en sólo ocho años. Pero aun así aquello no me cuadraba. ¿Cómo podía ser la misma persona a la que admiraba el mismísimo Borges, cuya virtud más destacada consistía precisamente en su puntillosa expresión? ¿Cómo podía haber escrito y traducido tanto este hombre si su castellano era tan pobre? Debía haber alguna explicación que me permitiera conservar la admiración por este artista bohemio.

Descubrí en Internet una
Fundación que un hijo de Cansinos Assens, Rafael M. Cansinos, había dedicado a la obra y la vida de su padre. Bocazas entre los bocazas, se me ocurrió escribirle, de manera cortés y respetuosa, comentándole el tema. La sorpresa fue desagradable: el señor Cansinos hijo me respondió secamente, espetándome que todo aquello sólo era una opinión mía, de la que no le había dado ninguna prueba, y que si era tan amable que le enviase la edición que yo tenía sobre el libro de Dostoievski, así como las notas que había tomado. Debo reconocer que me molestó un poco el tono nada conciliador de este hombre, y, bocazas entre bocazas, e incapaz de no responder al más mínimo desafío, le envié a este señor un largo escrito donde le citaba párrafos del libro traducido por su padre, con una nota aclaratoria mía y una versión realizada por otro traductor (José Baeza, para la editorial Juventud), traducción ésta última que ya avisaba yo que parecía haber sido realizada de alguna versión intermedia (probablemente del inglés), pero que estaba escrita en un castellano bastante más legible que el de Cansinos padre. Por supuesto, no obtuve respuesta alguna a mi escrito, pero a partir de entonces, y a pesar de que en muchas y buenas librerías te recomiendan a Dostoievski en la excelente traducción de Cansinos, siempre busco otras traducciones. Hace unos días traté de comenzar Memorias del subsuelo, en Cátedra, y me resultó imposible pasar de la primera página. Hay tantos, tantos escritores que no atendieron cuando les explicaron en el colegio el uso de las comas y de la puntuación en general... Afortunadamente, también adquirí Crimen y castigo, asimismo editada en Cátedra, y con una traducción (al menos en lo que se refiere al uso del castellano) bastante digna y cómoda de Isabel Vicente.

Pero a lo que iba es al martirio que para nosotros, los lectores que no sabemos varios idiomas, termina siendo el nivel bastante triste que alcanzan tantas y tantas traducciones. Te venden un libro precioso, con una planta y un diseño impecables, y con un transductor sustituyendo al traductor. Iré poniendo aquí algunas citas gloriosas, pero de momento quedémonos con algunas de Cansinos, al que, de todas formas, y aunque no sea por su traducción de Dostoievski, expreso mi reconocimiento por ser una persona que pareció sentir lo que hacía, lo que no es poco.


“— Ése es demasiado idealismo —le respondí—, y, por consiguiente, cruel” (Segunda parte, capítulo X).

“Entramos a ver a Natascha. En su habitación no se advertía ninguna suerte de preparativos. Por lo demás, ella siempre lo tenía todo limpio y simpático, sin que hubiera que arreglar nada” (Tercera parte, capítulo I).

“— (…) Por lo demás, Natascha Nikoláyevna, veo que está usted muy enfadada con él, y eso es incomprensible. Usted está para eso en todo su derecho (…)” (Tercera parte, capítulo I).

“Preguntaba con ordinariez y enfado; saltaba a la vista que estaba fuera de sí y enojada con Natascha. En realidad era que todos aquellos días, desde el martes, había estado tan entusiasmada con aquello de que su señorita (a la que profesaba gran afecto) iba a casarse, que se había dado prisa a divulgar la noticia por toda la casa y sus alrededores, en la tienda y en la portería. Estaba muy hueca, y refería con solemnidad que el príncipe, todo un personaje, general y horriblemente rico, había ido él mismo, en persona, a pedir la mano de su señorita y que ella, Mavra, había podido oírlo con sus propios oídos; (…)”
(Tercera parte, capítulo IV).

“(…) A mi agravio se unía aún otro: aquel grosero modo mundano con que, sin responder a mi pregunta, y cual no reparando en ella, me atajó con otra, dándome de seguro a entender así que yo me distraía y me familiarizaba demasiado al propasarme a hacerle a él tales preguntas (…)” (Tercera parte, capítulo VIII).

“(…) a ambos los unía, además de sus pasadas relaciones, alguna otra circunstancia, en parte secreta, algo así por el estilo de un compromiso recíproco, basado en algún cálculo… En una palabra: algo por ese orden (…)” (Tercera parte, capítulo IX).

“— (…) Ivan Petrovich, tengo que decirle a usted dos palabras.
Nos apartamos dos pasos.
— Yo me he conducido hoy como un fresco… Me he portado de un modo ruin y he incurrido en culpa con todo el mundo, pero sobre todo para con vosotros dos. Hoy mi padre, después de comer, me presentó a Alexandrine… (una franchuta), una mujer deslumbradora (…)” (Tercera parte, capítulo IX).

“— (…) Usted es malo, nimiamente malo (…)” (Tercera parte, capítulo X).

“— (…) Serénese usted, mon ami, viva y comprenderá; pero ahora…, ahora necesita usted especies” (Tercera parte, capítulo X).

“— (…) Anda muy preocupado no sé con qué; no me habla apenas, está muy mustio, debe de revolver en el pensamiento algo muy principal (…)” (Cuarta parte, capítulo III).

“— (…) Luego me dijo que me volviese y mirase a la ventana hasta que él me dijese que tornase a mirarle (…)” (Cuarta parte, capítulo VIII).

“— (…) Mámenka apenas podía andar, y a cada paso se sentaba en el arroyo, y yo la iba sosteniendo. Todo se le volvía decir que iba a ir a ver al abuelito, y que la llevara yo allí, y ya hacía rato que cerrara la noche” (Cuarta parte, capítulo VIII).

Fedor M. Dostoyevski: Humillados y ofendidos, Madrid, Aguilar, 1989 (trad. Rafael Cansinos Assens).

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo. He intentado leer Los hermanos Karamazov traducida por Rafael Cansinos Assens (o los hermanos Karamásovi como él lo titula) y es un suplicio. Hay frases que chirrían de tan extrañas y pasajes que uno ha de leer una y otra vez para intentar comprenderlos.
En definitiva hay que huir de las traducciones de Cansinos Assens como alma que lleva el diablo.

Sir John More dijo...

Diego Muñoz... Creí conocer un día a alguien que se llamaba (se llama) así... Bienvenido, Diego, y me alegro de que pienses como yo, porque a veces uno llega a pensar que tanta gente no puede estar equivocada. Cansinos Assens está tan reputado que dan ganas de remirar el libro, pero, como dices, no hay por donde cogerlo. Te recomiendo que investigues un poco en el personaje, porque sus escritos no tienen desperdicio, por lo abstracto, claro. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estoy elaborando mi tesina en la Universidad Nacional Autónoma de México sobre traducciones iberoamericanas de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski y me encuentro con estos comentarios despectivos sobre uno de los grandes traductores del ruso, el español Rafael Cansinos-Assens, por quien en México sentimos gran admiración. Con todo respeto le tengo que decir que basa usted sus comentarios en una percepción erronea: supone que la grandeza de un escritor está en la corrección sintactico-gramatical de sus escritos. Estoy convencida de que no siempre es así y Dostoyevski es un conocido ejemplo. Le recomiendo la lectura del siguiente artículo de Francisco Ayala publicado en el periódico español EL PAÍS, que mucho mejor que yo, que sólo soy una estudiante intentando aprender, le puede dar la información completa sobre la forma de escribir de Dostoyevski y la validez de las traducciones de Cansinos-Assens.

http://elpais.com/diario/1997/04/01/opinion/859845608_850215.html

Agradezco mucho su atención y espero que mi comentario merezca su aprobación para ser publicado.

Salomé Heredia

Sir John More dijo...

Estimada Salomé: por supuesto que considero tu comentario digno de aparecer en mi humilde blog. Estoy completamente abierto a la falibilidad de mis palabras, aunque luego de leer el artículo de Ayala y de valorar las tuyas sigo pensando que lo que digo sobre Cansinos no va muy desencaminado.

No sé ruso, ya lo digo en el artículo, y por lo tanto no puedo discutir sobre la calidad gramatical de los escritos de Dostoievski. No obstante, y de esto puede que sepas bastante más que yo, resulta realmente curioso que, habiendo sido traducido a casi todas las lenguas del mundo, por todo un ejército de traductores, esta falta de cuidado en los escritos del genio ruso, de la que habla Ayala (y que podría ser calificada de horrenda si se corresponde con la traducción de Cansinos), no sea más pública y notoria.

Reconocerás que hay diferentes grados en el descuido de un texto. Dicen que los manuscritos de García Márquez iban llenos de faltas de ortografía, pero nadie podrá dudar que estas faltas, de existir, fueron compensadas por un estilo literario impecable, un vocabulario asombroso y una sabiduría vital a prueba de faltas de ortografía. Poco más o menos imagino de Dostoievski, y lo imagino precisamente porque son muchas las traducciones del ruso, y entre todas ellas emerge el autor bastante definido. Si quieres podemos imaginar, acompañando a su genio, algunos errores gramaticales, pero no tantos ni tan absurdos como los que comete vuestro admirado Cansinos. Incluso aunque así fuera, sería bastante complicado pensar que Cansinos haya traducido los errores gramaticales del escritor ruso con errores correspondientes en nuestro idioma. Más que un buen traductor se convertiría en el mejor traductor de la historia. Por supuesto, leyendo textos originales de Cansinos, siento decirte que no lo imagino tan genial, sino más bien productor él mismo de esos errores que Ayala parece achacar al propio Dostoievski.

Por lo demás, en el caso de que todo ocurriera como tú y Ayala afirmáis, la genialidad de Dostoievski desaparecería casi por completo, porque convendrás conmigo en que la literatura es tanto contenido como continente. Si la traducción fiel del ruso es la que ejecuta Cansinos, creo que no habría pasado de la página décima de cualquier libro de Dostoievski. La traducción de Cansinos resulta insoportable, por los errores de bulto, por las frases incomprensibles, por la elección frecuentemente ridícula del vocabulario. Si todo esto no fuera obra de Cansinos, sino de Dostoievski, entonces el ruso me parecería un mal escritor, y el resto de sus traductores una panda de mentirosos que han remendado la obra del ruso para hacerlo parecer un gran escritor. Por supuesto, creo que esta teoría es tremendamente descabellada.

De cualquier forma, respetando mucho tu comentario, bastante más enjundioso y educado que el que la Fundación Cansinos Assens tuvo a bien enviarme tras mis opiniones, sigo considerando que hay que explicar los enormes errores, impropios de un buen escritor, que aparecen en el texto que comentamos, y que apunto sólo en una ínfima parte en mi blog, errores que o bien pertenecen al ruso o bien a mi paisano. Ya sabes que me decanto por la responsabilidad del segundo, claro.

Permíteme por último animarte a seguir aprendiendo, algo que todos necesitamos, yo el primero, y algo que sólo puede hacerse con una actitud crítica que derribe falsas leyendas y remodele y afine constantemente nuestras admiraciones. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Amigo, está usted confundido y obsesionado como un personaje del propio Dostoievski. Lo que dicen los libreros es verdad. Cansinos Assens es un excelente traductor de Dostoievski. Sobre el estilo descuidado y difícil de Dostoievski, que Cansinos lleva a sus traducciones, puede encontrar infinidad de comentarios de especialistas, como ya le han comentado antes. Le copio abajo un ejemplo de la introducción de Paul Viejo al Diario de un escritor publicado maravillosamente por Páginas de Espuma. Es mejor no hablar de lo que no se conoce.
Paul Viejo:
“Sólo queda por advertir una cosa más, la única que debe tener en cuenta el lector al que los problemas filológicos no le interesen: a lo largo de estas páginas se encontrará con numerosas repeticiones, digresiones, frases oscuras, anacolutos y la sensación de estar leyendo un texto descuidado. Al característico estoy de Dostoievski (donde la sintaxis se retuerce en formas insospechadas y las frases se encabalgan en proporciones a veces preocupantes para todo el mundo salvo para el autor), presente incluso en sus novelas más conocidas…”

Sir John More dijo...

Estimado Anónimo: posiblemente, muy posiblemente esté confundido en este tema, como en otros muchos, pero si se aplica el consejo que me da de no hablar de lo que no se conoce tal vez debería reconsiderar esa opinión suya de que estoy obsesionado con este tema. Me divirtió entonces, y me sigue divirtiendo todo lo relacionado con los ultraístas y su gran gurú, mi paisano Cansinos.

En cuanto a mi confusión y a lo que cuenta del estilo de Dostoievski, si analiza con serenidad mis argumentos verá que los pongo siempre a la sombra de mi absoluto desconocimiento del ruso. Simplemente deduzco y pongo mis deducciones en manos del propio hijo de Cansinos y toda su fundación, para que él, si lo tiene a bien, y si puede, aclare mis dudas. La respuesta que recibí corrobora en mucho mis deducciones, aunque nos las verifica ni las convierte en certeza.

En cuanto al estilo de Dostoievski, le prometo indagar más en todo lo que dice, y en lo que cuentan todos esos expertos filólogos a los que alude sin dar muchos datos. No obstante, siempre he considerado que jugar con el lenguaje, trastocarlo sin mucho respeto, es un juego que produce a veces verdaderas obras maestras, y hace avanzar como ninguna otra cosa al propio lenguaje. Supongo (y digo supongo) que Dostoievski podría ser muy descuidado con el lenguaje, o tal vez irrespetuoso, pero no lo imagino escribiendo en ruso tan mal como Cansinos lo traduce al español. Si fuera el caso, extraño y tal vez único en la historia de la literatura, Cansinos sería un verdadero genio, y su hijo no habría tenido el más mínimo problema para sacarme de mi error tan amablemente como yo se lo expuse. Por lo demás, aparte de las traducciones, don Rafael tiene muchos textos propios, en los que se le puede juzgar como escritor, y también como traductor, al menos en el trabajo de construir un texto en castellano a partir de otro en lengua extranjera. Y desde ya le digo que esos textos no me empujan precisamente a dejar de creer que es un traductor prolífico pero bastante pobre.

En fin, le agradezco su contribución al tema y le doy la bienvenida a mi humilde cuaderno, que entre sus objetivos tiene precisamente el de disminuir mi vasta ignorancia... nada obsesiva, por otra parte.

Sebastian Zampatti dijo...

Permiso. Desde hace unas semanas estoy metiendo el hocico en estos temas ya que he decidido leer a Dostoyevskii (para haberse informado tanto respecto a su traductor más clásico parece haberlo leído poco) y siempre, a la hora de enfrentarse uno a un autor extranjero, el tema de la traducción se vuelve un asunto vital.
Con respecto a este tema creo que quizás pueda aclarar un poco algo.
Hace algunos años que el oficio del traductor se profesionalizó casi al mismo extremo insoportable que todo el resto de las profesiones del mundo. Quiero decir: los traductores han llegado a creerse más importante que los propios autores y hasta se dan el lujo de "corregir" las obras que traducen en nombre de sabe Dios qué poder extrasensorial fantástico que les permite saber mejor que el propio autor qué es lo que quisieron decir.
Es una pena. Deberían darse cuenta que solo son intemediarios y que su mejor papel es el de no notarse siquiera en la lectura.
Con respecto a Cansinos, creo que su mayor virtud es, justamente, lo que usted considera un error: traducir al autor tal como el autor escribió (mal si mal o bine si bien).
Me extraña mucho su comentario. Es decir, reconoce no saber nada de ruso y, aún así, cree que puede cotejar una traducción con su original revisando otras traducciones.
Hace unos días tuve que cotejar varias traducciones de Humillados y ofendidos (en inglés, francés, italiano y portugués). ¿Sabe usted que ninguna se parece ni de cerca a la escritura original del ruso?
Peor ojo, no solo con este autor ocurre esto: con Tolstoi, por poner oto ejemplo, y su Historia de un caballo" no existe en la actualidad ninguna traducción que se acerque siquiera al contenido (ni hablar de gramática o sintaxis o lo que quiera) del original ruso. Lo invito a revisar el texto original y a continuación a leer las versiones españolas, inglesas o del idioma que quiera, de esa obra. La primer frase del ruso no existe en ninguna traducción. ¿Por qué? Seguramente porque muchos piensan como usted que el traductor es un ser humano cuanod en realidad solod ebería ser una maquinita que copie una obra tal como fue escrita. ¿O en nombre de qué derecho divino corrigen al autor?
Seamos honestos...¿usted conoce a algún traductor que sea más genial que Dostoyevskii o Tolstoi o cualquier gran autor de la literatura universal? Y no. Espero le sirvan estas palabras (de un escritor) para poder replantearse estos aspectos desde un punto de vista nuevo y diferente: nadie quiere "versiones corregidas". Si quisiera leer al traductor buscaría sus propias novelas, no las de otro autor. La traducción, cuanto más fiel, incluso si el original es horrible, mejor.
Espero no tome a mal mis comentarios (noto en los demás comentarios que no es adepto a recibir puntos de vista diferentes al suyo) y disculpe mi intromisión. Quizás solo esté enojado por no saber lo suficiente de ruso como para leer a mis autores preferidos en su lengua original.

Sir John More dijo...

Estimado Señor Zampatti: le reconozco que este tema empieza a resultarme algo cansino (nunca más apropiado el término). Y no tanto porque crea que está zanjado, que en absoluto lo está, sino porque, aparte de avisarme de que es usted un escritor, de que lee usted con extrema soltura el ruso y de que andamos por aquí maltratando nada menos que a sus autores preferidos, su comentario no me dice nada nuevo. Mucho me temo que deberé insistir en varios de los argumentos que expongo tanto en el texto de la entrada como en mis comentarios, pero le aseguro que lo haré sin el más mínimo enojo y con todo el respeto del que soy capaz, tal y como he contestado a los comentarios que varias personas tuvieron a bien realizar. Quizá confunda usted la vehemencia con el enojo, o crea usted que disentir es una acción violenta en sí misma; o tal vez considere que respetar estos comentarios me obliga a aceptarlos con una sonrisa. Por mi parte, creo que el respeto supone agradecimiento, consideración e interés, y eso creo que hice en mis respuestas a los comentarios recibidos: agradecerlos, considerarlos e interesarme en ellos para responderlos como mejor supe. Por supuesto (y lo digo varias veces en esta entrada) mi falibilidad es absoluta, como imagino que será la suya, a pesar de ser escritor, de dominar el ruso y de tener a Dostoievski y a Tolstoi entre sus autores preferidos.

Si se fija, su comentario aporta algunas afirmaciones interesantes, pero las acompaña de pocos argumentos. Además, creo que leyó usted mis humildes palabras sin demasiada atención. Si las relee con más cuidado comprobará que mi entrada pedía ayuda y consejo, precisamente porque no sé una palabra de ruso, porque la traducción de Cansinos (como texto castellano, no como traducción) me pareció execrable, y porque no imaginaba (ni imagino) que Dostoievski sea un escritor capaz de vomitar un texto en ruso tan terrible como el de la traducción castellana de mi paisano.

Echo de menos en sus algo altivas afirmaciones la explicación de cómo el señor Cansinos pudo conseguir ser absolutamente fiel a los presuntos errores incontables de Dostoievski, si lo hizo acudiendo a la literalidad o si tenía un archivo de expresiones incorrectas en ambos idiomas y de su exacta correspondencia. En buena ley, para afirmar lo que usted afirma en su comentario, debería además haber explicado cómo surgen las frases que transcribo en la entrada, frases traducidas por Cansinos. Debería haber explicado, por ejemplo, cómo la frase: “Luego me dijo que me volviese y mirase a la ventana hasta que él me dijese que tornase a mirarle”, cómo esta frase surge de una frase paralela en el texto de Dostoievski. Porque no querrá usted decirme que la cacofonía palmaria de esa horrísona frase se correspondía con la cacofonía de la frase de Dostoievski. Ya digo, si Cansinos hizo esto con la corrección que usted le asigna hay dos conclusiones inevitables: Dostoievski es un escritor penoso y Cansinos, más que una maquinita, es el ser más genial de la historia de la humanidad.

(...)

Sir John More dijo...

(...)

Me sorprende cómo resume usted toda la teoría de la Traducción en unas frases: el traductor debe ser un intermediario que no se note, que no corrija nada del texto original. Y créame, así grosso modo estoy de acuerdo con usted. No sabe usted cuánto me joroba leer en otros idiomas (de los que tengo algún conocimiento) y ver que el traductor al español toma una expresión que existe idéntica en las dos lenguas, y significa lo mismo, y suena lo mismo, y la cambia por otra distinta. Pero de ahí a pensar que el traductor tiene que ser una maquinita… Lo dice usted como si fuese la cosa más fácil del mundo, y me da que es una de las tareas más complicadas del mundo, y que banaliza usted muy mucho todo lo que, con más o menos acierto, se ha escrito sobre traducción. Además, ¿no cree usted que un autor que escribiera tan mal como la traducción perfecta de Cansinos parece demostrar, no debería ser siquiera traducido? Creo que un escritor debe ser perfecto en la expresión, y su mayor o menor calidad debe depender de su estilo, de su imaginación, de su uso sorprendente del vocabulario, de su cintura expresiva... Pero si no sabe poner las comas, si no tiene vocabulario, si no es capaz de evitar una cacofonía tan clara, entonces es un escritor no digno de traducción.

Pero pasando a Dostoievski, que usted sepa ruso y que lo tenga como uno de sus preferidos (supongo que otros podremos tenerlo también como preferido, aunque no lo hayamos leído tanto como usted), y que además afirme con tanta seguridad que era un escritor bastante descuidado, le reconozco que aumenta mi duda sobre la destreza expresiva del ruso, por supuesto. Pero aunque escribiendo no me considero escritor (así con el eco que tiene en su pluma la palabra), y aunque tampoco me considere un sabio ni nada que se le acerque, tengo que decirle que no empecé a leer anteayer, y repito que si Cansinos hizo una traducción fidelísima de Dostoievski, eso quiere decir que Dostoievski es un escritor horrendo, malo, malísimo, hasta le diría que ridículo. Además, este hecho habría trascendido, no con esa afirmación insustancial de que era un escritor descuidado (Roberto Arlt fue un escritor descuidado, y sin embargo es más que legible, es genial), sino con el consenso de que don Fiódor era un mal escritor. Que todos los traductores de Dostoievski y Tolstoi estén equivocados, todos, salvo nuestro amigo Cansinos y usted, significaría precisamente eso, que Dostoievski, por mucho que usted lo admire, es un escritor mediocre, ni siquiera del montón.

De todos modos, noto en sus palabras el mismo tono con el que me respondieron desde la Fundación Cansinos Assens cuando les comenté el problema. Reconozco que no consigo entender por qué el tema Cansinos provoca tanta agresividad, y a la vez tan pocos argumentos. La agresividad ha sido tanta que por estos comentarios ignorantes que hago he sido atacado personalmente en varios lugares de la red. Aun así, señor Zampatti, ni siquiera en estos casos me enojo, y mucho menos voy hacerlo por no saber suficiente ruso para leer a los autores preferidos de usted en versión original, claro.

Agradecido de cualquier forma por su comentario, reciba un atento saludo y sea bienvenido a este moribundo cuaderno.

Josefina Martos Peregrín dijo...

Ya sé que llego tarde, pero cuando un traductor no sabe expresarse en su idioma materno, es un mal traductor.

Sir John More dijo...

Nunca es tarde si la dicha es buena, Josefina. Bienvenida y totalmente de acuerdo con tus palabras. Un saludo.

Sir John More dijo...

He echado un vistazo a tu blog (espero que no te moleste el tuteo; los comentarios anteriores estaban tan serios...) y me parece muy interesante. Ahora es tarde, pero mañana espero leer alguna entrada con más detenimiento, incluida la que dedicas a Cansinos, que tiene una pinta increíble, no sólo tu texto, sino las citas del propio Cansinos. Igual me reconcilias con él... Gracias y otro saludo.

LH dijo...

Hola, recién me di cuenta de este tema de las traducciones de Dostoievski, estoy leyendo Crimen y castigo en una edición de 2016 de Editorial Porrúa (soy de México) que no dice quién es el traductor. Está algo rara la traducción. Al inicio compara el cuarto de Raskolnikov con un retretre, cuando hay otras traducciones que lo comparan con una alacena. También hay al inicio del segundo capítulo dice “Pero de pronto sintiose atraído hacia los hombres”, dejando cierta idea al lector de que Raskolnikov es homosexual. Claro que con “hombres” se refiere a las personas, a la gente, y hay versiones que así lo traducen, pero esta no. Vi que es una reimpresión de una edición de 1968, también utiliza un lenguaje arcaico por ejemplo “encaminose” en lugar de “se encaminó”, etc. Voy empezando el libro y no sé si continuar, me gustaría leer alguna versión que utilice vocabulario moderno y que fluya mejor, ¿existe alguna que me recomiende?, ¿qué traductor vale la pena?

Saludos.

Sir John More dijo...

Estimado amigo o amiga, antes de nada gracias por pasar por el blog. También advertirle que no soy experto ni en las traducciones de Dostoievski ni en la traducción en general, por lo que sólo puedo darle mis impresiones de lector sobre el tema. Hay una blog de la Unión de Correctores en el que analizan, desde el punto de vista del castellano usado, varias traducciones de Crimen y castigo. Leyendo este artículo (https://uniondecorrectores.wordpress.com/2017/04/10/informe-traducciones-de-crimen-y-castigo-de-dostoievski/) podrá hacerse una idea de las traducciones más recientes. Yo he leído a Augusto Vidal y a Isabel Vicente, a esta última precisamente en la traducción de esta obra, y le diría que no encontré en la lectura ni la centésima parte de los obstáculos que encontré leyendo alguna traducción de Cansinos. No obstante, con ese artículo y estos otros enlaces igual puede hacerse una idea. Un saludo.

http://castigo20.rssing.com/chan-14611500/all_p2.html
http://foro.elaleph.com/viewtopic.php?t=42681

Anónimo dijo...

A mí me parece, Sir John More, que el español de Cansinos le supera, que tiene Ud. un conocimiento de la lengua literaria tan limitado y es Ud. tan osado (ya se sabe que la ignorancia es audaz) que al verse incapaz de entender (no digamos degustar) el castellano de Cansinos se atreve a despreciarlo... Una pena

Sir John More dijo...

Si vuelve a ser usted, el de siempre, es usted el tipo más pesado y mentiroso con el que me he topado en estos cincuenta y cinco años de vida, además del más ridículo e inútil. Si no es el de siempre, si es un nuevo Anónimo, le recomendaría que para emitir juicios como el que emite se dignara primero identificarse. No obstante, identificado o no, puede pensar y decir lo que le plazca. En mi opinión, la suya dice mucho de usted, pero ante comentarios como éste prefiero guardarme de responder. Así que bienvenido, quien quiera que sea, y no se demore mucho por estos pagos, para que pueda disfrutar más tiempo del castellano sublime de su admirado Cansinos.

Anónimo dijo...

Sir John More: totalmente de acuerdo con tus comentarios. Conozco perfectamente el idioma ruso y la obra de Dostoievski, y es cierto que este autor ruso tiene un estilo descuidado, a veces torpe, con repeticiones, etc. Pero lo que reproducen las traducciones de Cansinos Assens no es en absoluto este "estilo descuidado e imperfecto" de Dostoievski: simplemente son mediocres. Muchas veces se ve claramente que el traductor no ha entendido el original y que le falta pulir muchísimos detalles. A veces dudo de que realmente supiera ruso. Estas traducciones tuvieron una función muy importante en su tiempo, pero actualmente existen otras muchísimo más fieles y cercanas al original y de mucha mayor calidad. Esa es mi modesta opinión.

Saludos.

Sir John More dijo...

Estimado amigo, lo que dice concuerda bastante con lo que intuí al leer las traducciones de Cansinos, y me alegra saber que, entendiendo el ruso, opine cómo lo hace. De hecho, en estos años que han pasado desde la publicación de esta entrada en mi blog, he comprobado las diferencias tremendas entre distintos traductores de Dostoievski, y cómo algunas traducciones terminan expulsándote del libro, y otras, sin embargo, te permiten sumergirte en él y acabar captando la fuerza sentimental del amigo ruso. Gracias por la visita y por su opinión.

Agamenón dijo...

Sir John More, no está solo en esto. NABOKOV consideraba al autor de "Crimen y castigo" como un mediocre escritor. razones? su pésimo manejo de la lengua rusa. Saludo.

Sir John More dijo...

Bueno, Agamenón, el hecho de que Nabókov pensara que Dostoievski manejaba muy mal la lengua rusa y que, por tanto, era un escritor mediocre, me parece respetable. Tal vez algunas traducciones que leí de la obra de don Fiodor mejoraron mucho y aumentaron artificialmente su calidad literaria, pero como no sé ruso y sólo he podido leer a Fiódor y Valdímir traducidos, sigo pensando que, descuidado o no, Dostoievski me sigue pareciendo un genio de la literatura, sin que Nabókov me parezca en absoluto un mal escritor. Un saludo afectuoso.